Tenía solo 8 años cuando Alejandro Roemmers (64) escribió sus primeros versos durante unas vacaciones de invierno en Santa Rosa de Calamuchita, Córdoba.
“Durante mi niñez y mi adolescencia la poesía fue un refugio frente a la soledad, la incomprensión y el desarraigo que se produjo al tener que abandonar Argentina para exiliarnos junto a mi familia en España. Luego comenzó a ser un disfrute y un placer, por el hecho de poder compartir esa poesía en distintos ámbitos”, confiesa el escritor, filántropo y empresario argentino a quien en ocasiones, dice, también le gusta definirse como poeta y activista del amor.
“Alguien que ama la belleza tanto en el ambiente natural, como en el arte y sobre todo en el interior de las personas”, agrega el autor de “El Regreso del Joven Príncipe”, éxito y continuación de “El Principito”, de Antoine de Saint-Exupéry, que lo catapultó en el mundo literario, vendió 3 millones de ejemplares y fue traducido a más de 30 idiomas.
“¨El Regreso del Joven Príncipe¨ es, efectivamente, mi forma de entender la vida, la realidad. Pero también es el camino que he seguido para alcanzar esta alegría de vivir y esta felicidad que me acompaña desde hace muchas décadas y que me anima a seguir escribiendo, amando y siendo útil al prójimo. Es un libro que ha salido de mi interior; lo he escrito en 9 días, sin pensar… Es absolutamente fiel a mi ser, a lo que siento y a cómo vivo cada día”, asegura Alejandro.
Perteneciente a una de las tres familias más ricas de la Argentina, según la revista “Forbes”, dueña del emporio industrial farmacéutico del mismo nombre, y con una vida marcada por un profundo compromiso social, Rommers sorprende con la cantidad de iniciativas solidarias y de mecenazgo que lo involucran, ya sea con la “Fundación Argentina para la Poesía” (que preside) o con emprendimientos en el Amazonas peruano, Mozambique, Uganda, en suelo jujeño y junto a Unicef y Médicos Sin Fronteras.
“Soy una persona que procura dar felicidad y ayudar. Como mecenas procuro tratar de dar una oportunidad a aquellos que tienen talento, que logren seguir con su vocación, ver hasta dónde pueden llegar; que tengan esa satisfacción de ser reconocidos y que alguien les dé la oportunidad de expresarse y poder vivir de su arte”, afirma sobre su necesidad de ayudar a otros el escritor de “Vivir se Escribe en Presente”, su primera novela.
Roemmers viene, además, de presentar en la Feria del Libro “Morir lo Necesario”, su nueva obra, acompañado por su amigo y ganador del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Una novela de estilo policial y, tal cual describe, “un libro alejado de la poesía, cuya historia parte de hechos reales al inicio de la pandemia”, cuando Roemmers pasó cuatro meses en las Sierras de Córdoba. Las regalías de su nuevo libro serán donadas a Unicef Argentina.
“Por un lado me sorprende estar escribiendo novelas, pero por otro siempre me ha gustado contar historias y a la gente oírlas. Una reconocida poeta siempre me decía que yo debía escribir novelas y yo siempre argumentaba que no, que eso no ocurriría. Soy una persona que ha probado muchas cosas diferentes y la verdad que el éxito de “El Joven Príncipe” fue en parte lo que me abrió las puertas y el espacio con los editores para probar otros tipos de géneros. Obvio que también la aceptación me anima a continuar.”, explica Alejandro, también amigo del Papa Francisco y quien en algún momento de su juventud pensó en ordenarse como sacerdote.
“Creo que el lector va a encontrar otra serie de reflexiones o circunstancias que lo pueden hacer pensar y que echan una mirada crítica a algunas de las situaciones de nuestra Argentina contemporánea. La motivación fue más bien plantear algunas situaciones como los efectos de la corrupción en la sociedad, y cómo estos hechos afectan indirectamente a las personas. Me encuentro en un momento de plenitud y mucha felicidad, en parte por todo lo logrado en estos últimos años, pero también por todos los proyectos que están en camino, en distintos ámbitos. El 2022 es un año que vino con todo”, admite Roemmers, cuyas otras pasiones incluyen el golf y los muscle cars.
Espiritual y festivo, hasta las celebraciones de sus 60 años en Marruecos–que incluyeron un cóctel, dos fiestas, shows musicales y hasta una misa– estuvieron marcados por lo solidario: no hubo regalos, los artistas no cobraron, y los donativos de los invitados fueron destinados a causas benéficas. Innovador e inquieto, Alejandro también tiene en mente la publicación de un libro de poesía libre. “Es decir, una musicalidad intrínseca que no esté basada en la métrica, ni en la rima de los versos. Probablemente sea con la editorial Renacimiento, de España. También estoy trabajando en una nueva novela, de la cual ya tengo desarrollado el guión, el argumento, y la división en capítulos. Espero poder presentarla el año que viene; es bastante diferente a las anteriores porque se sitúa en un período de historia de varios siglos y parte de hechos reales novelados. Por otro lado, seguro también haya proyectos en el área teatral-musical; estamos trabajando en una obra sobre “El Regreso del Joven Príncipe” y probablemente surjan series enfocadas en mis dos últimas novelas”, detalla el escritor.
–¿Por qué la poesía es tan importante en su vida?
–Mis poemas son como mi bitácora porque van dejando registro de momentos importantes y de emociones vividas. A diferencia de una fotografía u otro tipo de recuerdos, para mí el poema es lo que guarda toda la vivencia de un momento, de un sentimiento y de una época; por eso son importantes. Siento que mi poesía transmite mi convicción, mi fe de que ésta vida tiene un sentido y que hay que encontrar nuestro propósito, nuestra misión, para realmente poder disfrutarla y vivirla cabalmente con conciencia. En ella busco dejar traslucir mis sentimientos, mi comprensión del mundo y mi forma de sentir la vida.
–¿Cómo surgió y cómo vive su relación con el Papa Francisco?
–La relación con el Papa es muy afectuosa, surgió mediante mi padre, cuando Bergoglio era Obispo. Yo la cultivo sobre todo a través de la poesía, enviándole mis poemas, algunos de ellos inéditos. Él se tomó el trabajo no solo de leerlos, sino también de escribirme comentando y ponderando distintos aspectos de mis obras, y le estoy muy agradecido por su aliento y su apoyo espiritual. Luego, como Papa, he intentado interpretar su mensaje y su pedido y poder colaborar en todo lo que sea posible con su misión. El acento que ha puesto en la fraternidad universal y en el cuidado del medio ambiente son temas que comparto con él, y siento el deseo de apoyarlo con la gran obra que está haciendo.
–Fue distinguido en el Vaticano por su labor social. ¿Cómo transitó ese momento de reconocimiento?
–Siempre todo reconocimiento es una satisfacción, pero sobre todo un incentivo para continuar con más fuerza y motivación en ese camino. Este reconocimiento me ha comprometido aún más con la causa social y de ayuda en diferentes ámbitos, tratando de estar disponible y ser útil a las distintas iniciativas que puedan ir surgiendo. Hacer el bien y poder ayudar a otros lleva en sí mismo la recompensa, la felicidad de hacerlo.
–¿Cuáles son los nuevos proyectos en filantropía y mecenazgo que lo involucran?
–Por el lado del mecenazgo trato de acompañar en cada momento que se presenta la oportunidad, ya sea ayudando a músicos, pintores, escritores o artistas, como en el caso de Pablo Atchugarry. A veces de forma más sistemática, como lo hacemos en la Fundación Argentina para la Poesía, mediante premios y reconocimientos; o con el proyecto “Reencuentro”, que buscó tender nuevos puentes de contacto entre los artistas y el público. En cuanto a la filantropía, también es así, pero entre los proyectos puedo mencionar la ayuda que brindamos al Hogar Nazaret, un refugio para chicos en situación de extrema pobreza en el Amazonas peruano; el proyecto de Agropecuaria San Francisco, para el desarrollo de una comunidad agrícola en Mozambique (bendecido por el Papa Francisco); la Fundación “Música para Salvar vidas”, en Uganda, que busca formar a la comunidad mediante la música y la danza; la iniciativa de “Economía Empoderativa”, en el pueblo jujeño de San Francisco, que busca generar una actividad económica y social respetuosa del medio ambiente; el patrocinio de talleres de lectura de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE); la organización de FestivalAr, el primer Festival de Videopoemas de Argentina; la reparación y mantenimiento de distintos santuarios afectados durante la pandemia de COVID en la Provincia de Buenos Aires, entre ellos el de la Vírgen de Lourdes, en Santos Lugares y también en Altagracia, Córdoba, y los distintos proyectos que impulsamos junto a Unicef y Médicos Sin Fronteras España.
–¿Cuáles son los emprendimientos que apoya junto a estas instituciones?
–En el caso de Unicef, en el inicio de la pandemia acompañé el lanzamiento de un plan de alcance nacional para fortalecer a instituciones y hogares de niñas, niños y adolescentes. También, realizamos la donación de regalías por la venta del nuevo libro, para apoyar el programa “Las vacunas salvan vidas” e impulsar la campaña de vacunación a lo largo y ancho del país. Con Médicos Sin Fronteras España la modalidad fue la misma, con la donación de regalías del libro. Pero también, y en el marco de la crisis humanitaria que está atravesando Ucrania producto de la guerra con Rusia, acompañamos un programa de respuesta ante la emergencia por el conflicto, mediante actividades en aquel país y en los estados vecinos de Polonia, Moldavia y Eslovaquia.
–Dentro de las muchas iniciativas que impulsa, también están las del área audiovisual; ¿Qué proyectos de series y películas está hoy acompañando?
–Actualmente estoy trabajando con algunas productoras españolas en diversos proyectos, como productor ejecutivo. Estoy muy entusiasmado porque algunas de estas producciones tratan sobre la vida de figuras importantes, como Juan Manuel Fangio, Carlos Gardel y Federico García Lorca; y hechos históricos como la Batalla de Trafalgar o el boom de las criptomonedas. La elección de cada uno de estos proyectos fue, en parte, por la importancia de los valores que transmiten, a mi parecer, y por la importancia de las historias en algunos casos.
–¿Qué le atrajo de la industria audiovisual?
–Tras mi experiencia con la obra teatral musical “Franciscus” (como autor y alma mater) y el surgimiento de las plataformas de streaming, descubrí que en un teatro uno puede llegar a una cantidad mucho más limitada de personas. En cambio, con la realización audiovisual el alcance es mayor y el mensaje llega a más personas. Durante la pandemia, definitivamente, las producciones audiovisuales tuvieron un gran éxito y me di cuenta que son una buena forma de contar historias con más detalle. Como autor, hoy al escribir las novelas tengo en cuenta que puedan desarrollarse en capítulos de series. Me parece que hay bastante interconexión entre los videopoemas, por ejemplo, y el mundo de la imagen cada vez está más presente en nuestras vidas; por eso no pude resistir la tentación de poder expresarme a través de este mundo audiovisual.
–¿Qué siente al mirar atrás y ver el camino recorrido? ¿Tiene pendientes en esta vida; cuáles?
–Me siento bien al realizar un balance del camino recorrido, porque creo que he sido fiel a mi ser interior, a mi sentir, a ese poema que escribí a mis 14 años, que decía: “amar a cada uno, a todos, y a cualquiera, como la lluvia generosa y ciega que cae sobre los techos y los campos”. Así es como he vivido, tratando de vivir cada día con intensidad, con conciencia, como si fuera el único y tratando de hacer una diferencia. Cuando pienso qué me falta, habiendo cumplido y superado todos mis sueños, siempre encuentro nuevos desafíos, nuevos proyectos y en distintas cosas. Lógicamente, siento que todavía tengo cosas por hacer, que lo más grande aún no está hecho y me quedan cosas por vivir, que no estoy para cerrar el legado de mi vida en este momento, sino que quiero agregarle importantes realizaciones. Creo que lo mejor está por venir y quiero disfrutar de hacerlo con el corazón abierto y la sensibilidad a flor de piel.