Valentina Ferrer y el lujoso departamento que comparte con J Balvin

Valentina Ferrer encontró en Nueva York mucho más que una ciudad vibrante: junto a J Balvin y su hijo Río, vive en un exclusivo departamento en Manhattan que combina diseño minimalista, estética oriental y una vista panorámica inigualable. Lejos del ruido mediático, la modelo argentina y el cantante colombiano han construido allí un refugio que es, a la vez, sofisticado y sereno.

Aunque todas las propiedades de J Balvin tienen un sello propio, esta residencia destaca por su elegancia en altura. Para su diseño, el artista convocó al estudio colombiano “5 elementos”, integrado por Daniel Correa, Elisa Ortega y María José Fernández, quienes ya habían trabajado en sus casas de Medellín y otras zonas de Colombia. El objetivo era claro: crear un espacio que reflejara equilibrio, armonía y conexión con lo esencial.

El lujoso departamento de Valentina Ferrer y J Balvin en Manhattan

En el interior del departamento predominan los blancos, los muebles de líneas puras y los detalles metálicos. Cada ambiente está bañado por la luz natural que entra a través de los grandes ventanales, y desde allí se puede contemplar una imponente postal de Manhattan. El estilo minimalista se combina con influencias orientales, presentes en elementos decorativos, materiales nobles y una disposición que invita al descanso mental.

Esta elección estética no es caprichosa: el reguetonero ha contado en varias entrevistas su lucha con la ansiedad y la depresión, y cómo el diseño de sus hogares cumple un rol terapéutico. Por eso, tanto en Nueva York como en Colombia, el artista ha buscado espacios que lo reconecten con la calma. En una de sus viviendas incluso recurrió a la técnica japonesa del “shou sugi ban”, que consiste en quemar madera para mejorar su durabilidad y, a la vez, otorgarle una dimensión ritual.

Así es que Valentina Ferrer y J Balvin han creado un hogar que refleja su presente personal y familiar. Allí viven con su hijo Río y disfrutan de una vida más íntima, alejada del frenesí de la industria. El departamento no solo es una obra arquitectónica, sino también una declaración de principios: un entorno cuidado, silencioso y conectado con el bienestar emocional.

F.A