La fama es un arma de doble filo, porque un día sos el mejor y el más amado de todos, pero de un momento a otro podés ser el villano de todos. Gastón Soffritti es una persona que desde muy chico convive con este fenómeno que crece y crece con el tiempo. En comunicación con Infobae, el actor habló sobre el precio de ser muy conocido.
"Después de hacer Graduados, que fue una locura y ya no tenía la contención tan cercana de mi familia porque me había ido a vivir solo ese año. Tuve ataques de pánico, un proceso ahí medio oscuro donde la pasé bastante mal y no terminaba de reconocerme a mí mismo", contó el novio de Cande Molfese.
"Empecé a hacer una terapia que se llama descodificación, que a mí me ayudó muchísimo. A otras personas les servirán otras cosas, a mí me ayudó mucho mi descodificador que me empezó a enseñar un poco quién era Gastón básicamente, no el Gastón que mis papás quizás querían que fuera o lo que la gente quería que fuera. Fue un proceso muy largo y tardé bastante en recomponerme. Me pasaba mucho que me perdía en tiempo y espacio", siguió con el relato el actor.
"Yo me perdía: a 20 cuadras de mi casa me perdía, no sabía dónde estaba. Era fuerte, sí. Y volver a mi casa y sentir ese vacío de soledad. En mi caso no era que me ahogaba ni creía que me iba a morir; creía que me había vuelto loco. A mí me había agarrado por ese lado", agregó Gastón.
"Como que sentía que no volvía de esa. Yo estaba muy pasado de rosca por la cantidad de horas de trabajo, de lo que vivía. De lunes a vienés grababa mil horas, me iba el fin de semana a laburar, hacía boliches en el Interior, viajaba, me iba de gira, dormía mal, comía mal. Hacía todo mal, básicamente", contó el actor.
"Tiene sus pros y sus contras. Hay una concepción de la fama vista desde él afuera que no es la misma que la que vemos los que estamos adentro y tenemos X cantidad de seguidores o somos reconocidos. La fama es una construcción del afuera, no es tuya", siguió contando el actor.
"Hay algo que se genera en la cabeza de la otra persona que te está viendo que a vos te hace creer también otra realidad. Y eso provoca un efecto en la cabeza que es bastante peligroso si no lo sabés manejar, que es este sube y baja constante en el que estás metido donde parece que un año sos Brad Pitt y al otro año, no sos nadie", sentenció.
"Tuve la suerte de laburar casi de manera ininterrumpida, sobre todo en una época en donde las tiras diarias, que se veían mucho más que lo que se ven hoy en día, duraban años completos. Y después tenías giras por el mundo. Nosotros llegamos a hacer con Patito Feo más funciones que AC/DC en el mismo estadio, por ejemplo", cerró Gastón Soffritti.
EF.