T iene una energía positiva que contagia y un estilo admirable. El 2023 comenzó lleno de proyectos para Lætitia d 'Arenberg quien en el marco de “La Semana del Caballo Arabe”, ejemplares de su prestigiosa Estancia “Las Rosas” fueron elegidos “LR Pipistar-Campeón”, “LR Golden Di vah-Campeona Potranca” y “LR Alu ma-Campeona Junior”.
Laetitia posó orgullosa con sus “amores” que parecían desplegar aún más su belleza ante la lente del fotógrafo. También, en una tarde inolvidable en la Bodega Oceáni ca José Ignacio, la Fundación que lleva su nombre, propició un encuentro que funciona como puente que conecta con un mundo mejor y promueve la conciencia colectiva para el bienestar. Si bien la Fundación continuará potenciando organizaciones con distintos ejes de trabajo en el cuidado animal, desarrollo social y medio ambiente, ajustarán la mirada hacia el “interior profundo”, acentuando el trabajo solidario con niños y adolescentes para que puedan ayudar a que desarrollen sus potenciales y puedan forjar un futuro mejor.
En eso cuenta con la voz de Juan Carlos López y Facundo Rodriguez, quien viajó desde Tacuarembó para estar en el encuentro. Lætitia siempre dio lo mejor de sí en Uruguay y lo sigue haciendo junto a su hijo Guntram von Habsburg-Lothringen y su mujer Deborah. Y fue él quien le aconsejó no abarcar tantas áreas con la fundación, y trabajar puntualmente en algunas aunque de manera intensa como siempre. Y ella sabe que tiene razón, por eso lo escucha y lo respeta.
La archiduquesa Lætitia, pertenece a una de las familias más aristocráticas de Europa (recibió el título de princesa y el tratamiento de Su Alteza Serenísima) y es archiduquesa ya que estuvo casada con el recordado Leopoldo de Hasburgo, archiduque de Austria, pero su amado Uruguay ocupó el lugar más importante de su corazón. Siempre tuvo muy desarrollado su sentido solidario. Sus padres le inculcaron esa solidaridad desde que tenía 15 años y la enviaban a colaborar tanto a ella como a su hermano, gratuitamente en hospitales o en distintos lugares para asistir a los necesitados y conocer el sacrificio y la realidad del prójimo.
El cuidado del medio ambiente y el bienestar de los animales siempre fueron parte de su vida ya que siempre fue una luchadora de los derechos a los animales. Amante de los perros que nunca falta ron en su vida: hoy la acompaña su in separable Begonia, que renueva el amor de su dueña con sólo mirarla. La perrita forma parte de sus planes, de sus días y de sus noches, cuando la empuja con sus patas para obtener una mejor ubicación sobre la almohada de su cama. Y Lætitia concede y disfruta.
Con respecto a la crianza de caballos, cuando muchos dicen que “es imposible ganarle a los árabes” en esa materia, ella sabe que es así, por eso su asombro y gratificación cuando hace un mes le vendió 10 yeguas y un potrillo de su cabaña “Las Rosas”,–ubicada en el departamento de Florida, a 135 km hacia el norte de Montevideo– a uno de los hijos y al hermano del Emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, quien la invitó a viajar a Qatar el 6 de febrero a una gran exposición donde participan sus propios caballos de Las Rosas.
“Aún hoy no lo puedo creer. Porque sigo pensando que ellos son los números uno a la hora de la cría de caballos e invierten mucho en lograr tener los mejores ejemplares. En 2003 empecé a criarlos en ‘Las Rosas’ pero mi pasión por los caballos árabes comenzó cuando yo tenía 15 años y viajé con mi institutriz a la casa de una compañera, Lala Nezha, que estaba pupila conmigo en un instituto de enseñanza en Londres. Recuerdo que fuimos a ver unos caballos y yo me dije: ‘Quiero tener mi haras’ y con el tiempo mi sueño se cumplió en Uruguay, el lugar que elegí como mi país. Fue un trabajo de hormiga, como dice mi hijo Guntran. Hay mucho sacrificio atrás. Primero encontrar el lugar, las condiciones y la gente apropiada. Yo cuento con la administración de Roberto Serventi y con Olivia Strauch quien dice que la cría de caballos de exposición es arte más que producción. Es muy pasional. Tiene tanta afinidad con ellos, los caballos son su vida, los ama y ellos lo saben. Por eso logra tanto. La genética es lo primero, es muy importante y he recorrido e invertido mucho para estar al tanto de lo que pasa en el mundo con la cría de caballos árabes. La raza creció mucho y hoy estamos muy orgullosos. Pero no es magia. Cuando eligieron a mis caballos estaba con gente querida como Gina Roëmmers, que ama mucho a estos animales. Yo soy una generadora constante de proyectos. Me gusta crear y concretar y no paro. Además, soy muy nocturna. Durante la noche soy más creativa, me duermo tarde. Siempre fue así. Y lo disfruto. En realidad disfruto mucho de la vida. Me levanto y siento que soy una privilegiada. Y soy feliz. Plenamente feliz. Genuinamente feliz” , concluye .
Producción: Sol Miranda
Agradecimientos: Bodega Oceánica Jose Ignacio.