El entusiasmo de Luisana Lopilato (33) se percibe a la distancia. Es que hace apenas unas horas, la actriz que estrenó “La Corazonada”, el primer filme argentino original de Netflix que la tiene como protagonista, terminó de celebrar un cumpleaños atípico.
“Acá se festeja en caravana, no sé si en Argentina será igual. Te saludan desde los autos decorados, pasando por la puerta de tu casa y te tocan bocina. Pasaron amigos del gimnasio, mamás del colegio, primos, familiares y vecinos. Hoy a la mañana hicimos lo mismo con un amigo de la familia. La verdad es muy emocionante, no sé si será por el momento particular que estamos pasando pero todo el mundo me recordó lo mucho que me quiere”, se emociona Lopilato y advierte que, como cada mediodía desde que se decretó la cuarentena en Vancouver, “tendría que estar haciendo homeschool con mis hijos” pero mientras dure la nota con CARAS lo hará su marido Michael Bublé (44).
“Ahora le toca a él pero siempre lo hacemos en conjunto. A mí me encanta hacer tarea con mis hijos, escucharlos, ver lo que hacen y cómo lo hacen. A veces uno como padre pierde la paciencia y ahí hacemos el cambio, para eso nos tenemos (Se ríe)”. Con una agenda alterada por la pandemia, que la llevó a postergar su ansiado viaje a la Argentina y posterior debut teatral con “Casados con Hijos”, Luisana conserva el optimismo. “Estamos todos en la misma porque esto es mundial. Como siempre digo tengo mucha fe y trato de transmitir eso también en mi casa y a mis hijos. Que vamos a salir y se va a terminar en algún momento”, señala la intérprete que compone a Manuela “Pipa” Pelari, una joven agente novata de la policía, en la precuela de “Perdida”.
“¡Amo a Pipa! Soy fan de ella. Después que termino de ver las dos películas siento que soy “Pipa” otra vez. Todavía me cuesta salir de ella y molesto a mi familia todo el tiempo con eso”, asume orgullosa de formar parte de la “familia de Netflix” en el nuevo thriller de acción dirigido por Alejandro Montiel, basado en la novela “La Virgen en tus Ojos” de Florencia Etcheves.
—¿Le costó volver a familiarizarse con el manejo de armas en un set de filmación?
—No, porque en general cuando haces una película siempre tenes gente de efectos especiales y te ayudan. Te dicen cómo agarrarla, si lo estás haciendo bien o mal. Te acomodan los dedos en el medio de la escena. Pero en esta ocasión “Pipa”, mi personaje, no tiene tanto manejo de armas. Lo que sí tiene es textos más específicos por ejemplo sobre la medicina forense. Es la típica policía novata que se recibe y se sabe todo al pie de la letra. A diferencia de “Perdida” esta vez pude tener un coach, que se llama Lucas Bianchini, con el que pude darle más tiempo a lo que es el libro, al trabajo de escenas, pude pasar mucho más la letra.
—¿Es la primera vez que trabaja con un coach?
—Sí y me sirvió para llegar segura al set sin tanto nervio. Al tener tanto tiempo en el motor home repasábamos cómo me iba a parar, cómo me iba a mover con el cuerpo y eso ayudó mucho. Para mí lo más importante como actriz es tener bien la letra, una vez que tenes eso después todo lo demás fluye. Además de que tengo de compañeros a grandes actores como Joaquín Furriel, Rafael Ferro, Maite Lanata, Abel Ayala, Sebastián Mogordoy, Juan Guilera, Delfina Chaves, Marita Ballesteros. Y trabajar con Netflix, más ahora que todo pasa por ahí, es un desafío y me da orgullo. Aunque también es triste porque a esta altura yo tendría que estar en Argentina. Íbamos a estrenar en teatro “Casados con Hijos”, también juntarnos con los actores y productores de “La Corazonada” para hacer un mini pre estreno. Pero todo el mundo está así y no tengo más que palabras de apoyo a todos los que la están pasando mal. Este es el nuevo estilo de vida, digamos.
—¿Fue complejo sentar a sus hijos y contarles lo que está pasando en el mundo?
—Mirá, acá en el colegio los chicos saben perfectamente todo lo que pasa. De hecho, antes que suceda esto de la cuarentena ya se venía hablando que iba a pasar y los chicos ya estaban muy informados. Hay una parte del homeschool que te entregan como un libro de actividades todas relacionadas al virus. Ellos saben perfectamente por qué estamos así, lo tienen muy claro. Acá en mi casa no se les oculta nada y se les habla con las palabras que se necesitan usar para chicos pero contándoles la historia de lo que pasa. Y nosotros como adultos también tratamos de no poner miedos sobre ellos. No quiero que mis hijos tengan miedo, que estén pensando en este virus todo el tiempo que demasiado lo estamos viviendo.
—¿Como mamá ese miedo es inevitable?
—Hay momentos que estás bien o mal. Pero levantas el teléfono y a la persona que llames está pasando lo mismo que vos. Ojalá que pase pronto y quede en nuestra historia y nos podamos levantar de esto más fuertes.
—Siempre se defendió como ama de casa. ¿Eso exime a Michael de las tareas domésticas o siente que la cuarentena lo puede sacar bueno?
—Nosotros hace 13 años que estamos juntos asi que en la casa ya sabemos cuál es el lugar de cada uno, nos dividimos muy bien las actividades. Y si hay algo que uno no puede nos ayudamos. Como él hoy se ocupó de la tarea de los chicos. Somos muy organizados. Vivimos una vida de muchos viajes y así y todo a mí me gusta que mis hijos respeten una rutina. Me gusta que se levanten y acuesten temprano. En donde estemos, no importa donde, siempre hay una rutina marcada de desayuno, de almuerzo y cena en familia. Todos los nenes se van a dormir ya sabiendo qué va a pasar al día siguiente. Yo soy muy obsesiva compulsiva y me gusta tener todo muy correcto en el lugar que tiene que ir, cómo tiene que ir y a la hora en que se tenga que hacer. Llevo un poco más el control del movimiento de lo que es la casa y mis hijos porque me gusta y soy muy obsesiva ¡en el buen sentido! Me gusta que todos los juguetes estén en su lugar, sé lo que se va a comer, lo que se va a cocinar o quién cocina. A veces cocina Mike o yo. Todo se define en el día.
—-¿Y cuándo le toca a Bublé se defiende?
—Sí, como todo. Él hace sus menúes y todos sabemos lo que “papi” cocina. Él prepara lo que le sale muy bien y yo lo mismo. Digo “papi” porque mis hijos lo llaman así. Cocina todo lo que es barbacoa porque acá no tenemos parrilla, es parrilla con gas pero no es el mismo sabor en realidad. Comemos mucho barbacoa en estos días que están más lindos. Cocina muy bien carne, risotto, asados y sopas.
—Siendo tan protectora de su familia, ¿Cómo sobrellevó las acusaciones a su marido por violencia de género, a raíz de los vivos que compartían juntos en sus redes sociales?
—Si querían lastimarme, quizás lo lograron. Pero son acusaciones que hizo gente que no conocemos, que no nos conoce y por eso es un poco ridículo que le siga dando importancia.
—¿Fue un golpe duro para él siendo una estrella de prestigio internacional?
—Como te dije antes, son acusaciones de gente que no nos conoce y que no saben cómo somos puertas adentro.
—Pero las amenazas que recibieron, de mensajes anónimos con fotos con armas y navajas, no fueron menores…
—Sí, fue así de fuerte lo que conté. Así como recibí muchísimo amor de mucha gente también tuve miedo porque recibí amenazas, muchas amenazas.
—¿Dejó de recibirlas? ¿Sigue con miedo?
—Mirá, no. Por el momento paró todo lo que veníamos recibiendo. Pero bueno, que se yo, esas cosas son feas y a nadie le gusta ser amenazado de muerte. No es lindo. Pero para mí ya pasó y por mi lado no quiero hablar más de esto.
—Siempre habló de Bublé como un padre que se desvive por sus hijos. ¿Cómo compañero de vida y esposo es de la misma manera?
—De la misma manera. Impecable.
—A fines de marzo cumplió su noveno aniversario de bodas. ¿Se siguen sorprendiendo con regalos en fechas especiales?
—Sí, nosotros somos muy regaleros. ¿Así se dice? Siempre hay algo en lo que pensamos. A él pobre le tocan unos meses duros porque en marzo cumplimos años de casados, en mayo “Día de la Madre” canadiense y después mi cumpleaños. Y también festejo mi “Día de la Madre” argentino. Siempre unos meses antes hago que se acuerden todos para que lo sepan. (Risas) Mike es muy ingenioso, tiene muy buenas ideas en regalo. Y yo debo decir que vengo de unos años de bastante acierto en los míos, estamos 1 a 1. No importa qué. A veces no es lo material, a veces es lo ingenioso de sorprender o qué es lo que preparó. Nunca es lo material en realidad.
—Van a ser dos años desde la llegada de su primera hija mujer. ¿Pensar en otro embarazo está lejos de su realidad hoy?
—Por el momento sí. Pero porque los tres son muy chiquitos todavía. Y tener tres hijos y más siendo una mamá como la que quiero ser, que me ocupo de todo, es difícil. A veces es la culpa de querer estar siempre con uno y darle tiempo al otro, y después con otro. ¡La culpa como madre me persigue! (Risas)
—Es una cuestión más de tiempos que de ganas…
—Mirá, no sé, siempre me gustó. Por el momento no tengo búsqueda porque también estoy con cosas de trabajo y quiero disfrutar a mis hijos. No sé, después veré, capaz que pasan los años y se me van las ganas o digo: “Uy, quiero tener otro bebé”.
—¿Ya sin pretensiones de que sea un varón o una mujer?
—¡Me encantaría tener otra nena si tuviera en el futuro! Para tener las dos parejitas. Los dos nenes y las dos nenas. Pero no sé, sí pasa que venga lo que venga.
—Con Vida experimentó una maternidad distinta a la que conocía.
—Sí, en realidad no sé si es diferente. Creo que todos tus hijos son diferentes y vienen todos del mismo lugar. Pero yo no soy igual a mi hermana ni mi hermano es igual a mí. Todos tenemos diferentes. Uno es más sensible, otro es un poco más travieso.
—¿Se dejó de ver “Star Wars” en su casa, el plan favorito de sus herederos varones?
—En casa vemos todo. Y lo que más me encanta son las noches en familia y poder ver una película. Están como en esa época de poder disfrutar y comer un pochoclo. Todos los viernes, sábados y domingo miramos películas y nos tiramos todos en la cama. Cada fin de semana le toca elegir a alguien. Pero Vida es la jefa de la familia. Tiene un año, va a cumplir 2 en julio y manda en todo, dice qué comen, qué no comen, qué quiere el hermano más grande, qué no quiere. Se para si le damos alguna galletita o candys y comparte con sus hermanos, los tiene como muy presentes. Dice “Uno es para Noah”, “Uno es para Elías”. La verdad es rapidísima. Yo creo que ser tercero te hace absorber todo de tus hermanos más grandes.
—¿Noah y Elías no se le revelan?
—No, no al contrario. Nosotros somos re unidos y así como me criaron a mí de chica y lo criaron a Mike de chico, estamos siempre juntos. Donde va Mike, voy yo y van los nenes y donde me invitan a mí van los nenes y viene Mike. Siempre estamos los cinco juntos para todos lados y creo que eso lo absorben porque les encanta estar juntos y siempre están preguntando: “¿Donde está Vida?” ¿Dónde está Noah y Elías?” y los llama. Son amigos.
—¿Vida ya aprendió a hablar español?
—Sí, yo a mis hijos les hablo español completo. Y no cualquier español, el español argentino. No me acuerdo qué palabra fue la primera porque la verdad aprendió a hablar muy rápido, las simples cosas que empiezan a decir como: “mamá”, “papá”, “¿qué pasa?”, “¿por qué?’. También “Spiderman”, que ella le dice: “Madman”. También dice “película”, “familia”, “te amo”. que lo dice re bien y en inglés. Y se mete en problemas todo el tiempo pero los hermanos la defienden.
—¿Por ejemplo?
—Va al baño, mete la mano en el inodoro. Se esconde, la llamo y no la puedo encontrar. Se me pone abajo de los sillones y se me queda calladita ahí por mucho tiempo. ¿Y me asusto, viste? Me agarra todos los maquillajes y me pinta toda la pared con el pinta labios. Agarra los marcadores y se pinta ella y pinta a los hermanos en todo el cuerpo.
—Ud. señaló que Noah (6) parece más grande, por cómo habla y cuenta lo que vivió con su enfermedad. ¿Piensa que eso lo hizo madurar más que cualquier chico de su edad?
—Gracias a Dios mis tres hijos están bárbaros y la verdad que lo que más feliz me hace es verlos crecer a los tres y como mamá es una satisfacción verlos correr y verlos reírse y verlos llorar y jugar. Creo que es el mejor regalo que me puede pasar como mamá. Ojalá que en algún futuro ellos también puedan ver y decírmelo quizás.
—Muchos artistas extrañan subirse a un escenario, otros hablan de valorar las pequeñas cosas. ¿Si se le concediera una excepción, a dónde iría hoy?
—Me encantaría poder abrazar a mi familia en Argentina que hace mucho que no los veo. Porque verlos los veo todos los días, ahora con la tecnología hablo 20 veces con mi familia, pero creo que el abrazo, el mirarte a los ojos, el tocarte, el agarrarte la mano. A mis papás que ya son grandes, a mis sobrinos. Ojalá que pronto esto quede en nuestras memorias y pase rápido.
—¿Cumplir años en este contexto le enseñó algo?
—En la vida tuve momentos lindos, momentos tristes y creo que me hice o trato todos los días de ser mejor madre, mejor esposa, mejor artista. En todos los aspectos de mi vida como mujer poder ser mejor. Trato de esforzarme para eso.