El 2 de mayo de 2015, cuando en los pasillos del hospital St. Mary Londres retumbaba el fuerte llanto de la primera hija del matrimonio de Kate Middleton (38) y el príncipe William (38), muchos pudieron adivinar que no se trataría de una niña dócil. Y no se equivocaron. Charlotte Elizabeth Diana, cuyos nombres fueron elegidos en honor a su bisabuela la reina Isabel II (94), a su abuelo Carlos (71) y a su desaparecida abuela Lady Di, llegó al mundo para “sacudir” el por entonces tranquilo Buckingham. Los duques de Cambridge venían acostumbrados al tranquilo carácter de su primer hijo, George (7), que aún hoy se distingue por ser un niño dócil, educado y que acata todas las indicaciones de los mayores. “Lottie” o “Mignonette” (algo como linda o bonita en francés) como suele llamar su padre a la pequeña dejó muy en claro que ese no sería su caso. La segunda hija de la pareja se sumó a la larga lista de los cinco bisnietos de la reina y llegó para ocupar el cuarto lugar en la línea de sucesión al trono inglés. Charlotte tiene una fuerte personalidad que todos ya comparan con la de su bisabuela. Como ella, también es “mandona”, ama la comida picante (dicen las cocineras del palacio que suele pedirle a su madre que le prepare curry, algo no muy común entre los niños). También cuentan que heredó de Isabel II su aplomo y permanente confianza. Algunos llegaron a observar fotos de la infancia de la monarca y compararon los muy similares rasgos de ambas. También su color de cabello. Bisnieta y bisabuela comparten la pasión por la equitación y por los perros. Charlotte no se separa ni un minuto de su mascota llamada “Lupo”. Es simpática y espontáneas, detalles que William siempre destaca de su hija con una gran sonrisa. También ha llegado a comentar que en la intimidad de su hogar que la llama “The Boss”, “La Jefa” por cómo quiere mandar a todos. Aunque en contraposición asegura que es una niña muy sensible. “Charlotte es adorable como su madre… En realidad, tiene la cara de su mamá y la sonrisa de su papá”, expresó el príncipe.
Desde el mismo día en el que Kate y William la presentaron a los medios en la puerta del hospital, la página web de “G.H. Hurt & Sons”, la casa que había diseñado la manta que envolvía a la recién nacida, recibió 100.000 visitas de 183 países. Inmediatamente los ingleses comenzaron a llamar a esto ”El efecto Princesa Charlotte”, conscientes de que los beneficios económicos que generarían a partir de allí llevarían el nombre de Charlotte. Y ellos tampoco se equivocaron. La pequeña princesita es hoy la mayor influencer británica. Según lo aseguran Forbes, Telegraph y Reader´s Digest, “La niña es una máquina de ganar dinero”, advierten. Todo lo que ella luce se convierte inmediatamente en tendencia. Dicen que uno de cada cinco padres consideran a la princesa como un ícono de estilo y modelo a la hora de vestir a sus hijos. Aseguran que la figura de Charlotte aportó 4 millones trescientos mil euros a la economía británica; mientras su hermano George sólo alcanzó los 2 millones cuatrocientos mil euros. Y no sólo sus outifit han revolucionado la moda inglesa, sino que también la española. Ya que es común ver a la pequeña con modelos de prestigiosas casas madrileñas como M&H, Pepa & Co, Amaia Kids, Irulea o San Sebastián, entre otras. La niña elige cada uno de sus modelos y, aunque ama los pantalones, acepta los vestidos que le imponen por protocolo. Pero siempre tienen que ser en rosa o colores parecidos para que lo acompañe con una gran sonrisa. Ya que si algo no le gusta, no duda en demostrarlo. Verdadero ícono de la moda, de la misma manera en la que Hermès dedicó un bolso a Grace Kelly, Marc Jacobs Beauty bautizó un labial con su nombre, un rosa oscuro de la colección Le Marc Lip Crème, de venta exclusiva en Harrod´s. Y, como aún es muy pequeña para tener su propia cuenta de Instagram, los especialistas crearon una web que analiza cada uno de sus outfits e incorpora enlaces para la compra online de todo lo que ella luce.
Charlotte también es famosa por los “papelones” en actos oficiales. Como en 2017 cuando en una visita de sus padres a Alemania se tiró al piso y protagonizó un verdadero show de berrinches hasta que le dieron lo que pedía. Y aún se recuerda con gracia cuando, en agosto de 2019, rompió el protocolo una vez más y en repuesta a la orden de sus padres de saludar a los fotógrafos, los miró y les sacó la lengua. Estas picardías se convirtieron en videos virales en Inglaterra, donde la definen como la “Enfant Terrible” o “The Terrible Two” (como caprichos de los niños de 2 años, aunque ella lo viene haciendo desde hace tres).
Aunque para la especial celebración de sus 5 años parece haber aceptado algunas directivas de sus progenitores. Ya que como debió festejarlo su hermano pequeño, Louis (2), hace sólo una semana, este cumpleaños es muy diferente. Por el aislamiento impuesto por el COVID 19 –que en su colegio tuvo dos chicos contagiados- no hubo fiesta con amiguitos ni animaciones especiales. Sólo se trató de una celebración muy íntima con su familia y con una gran torta realizada por su propia madre. Claro que antes, tuvo que cumplir con una misión que hoy es propia de las grandes Casas Reales de Europa. Junto a Kate, a William y a su hermano mayor, llevó bolsas con fideos hasta un asilo de ancianos ubicado en las cercanías de su residencia de campo Anmer Hall.
Como una princesita dócil cumplió su tarea y tuvo su recompensa. Todos le cantaron “Happy Birthday” y “Feliz Cumpleaños”, ya que gracias a su “nannys” española María Teresa Turrión, Charlotte está aprendiendo muchas palabras en castellano como los números, los animales y los colores.