Isabella y Connor, los hijos que Tom Cruise y Nicole Kidman adoptaron durante su matrimonio muy comprometidos en la Cienciología, la misma religión que sigue su padre y de la que es un miembro destacado. De hecho, según informan medios estadounidenses, la comunidad artística no supera un vídeo protagonizado por padre e hijos en el que apoyan fervientemente las creencias de Ron Hubbard, el fundador de esta devoción.
Hace escasos días se conocido que Bella Cruise, que vive en Londres, se animó aún más a ser parte de la religión y, tras un proceso de aprendizaje, se ha convertido en una predicadora. Un camino que, según ha declarado ella misma, le ha servido para "encontrar la pieza que faltaba en su vida" cuando se estaba "ahogando en problemas".
Para redondear esta fotografía de la entrega de la familia Cruise a la Cienciología se han sumado las declaraciones de la actriz Leah Remini, antigua seguidora de esta doctrina, que ha afirmado que Tom Cruise ha entrado a la categoría de "deidad" para los adeptos de esta creencia, y que por encima de él solo está su líder actual, David Miscavige, a quienes sus fieles consideran "el salvador del mundo".
El diario New York Post confirmaba ayer otra de las afirmaciones que ha realizado Remini: los miembros de la cienciología de menor rango deben ver tantas veces como sea posible las nuevas películas de Cruise para contribuir a su éxito de taquilla.
Pero todo explotó con la boda de Connor Cruise, de 24 años, con una italiana que también profesa su religión. Y, según informa Radar Online,Connor ha prohibido a su madre que asista a la ceremonia por expresa indicación de Tom Cruise porque Kidman está considerada como una suppressive person, un término propio que emplean para definir a los enemigos de su causa y a aquellos que con sus acciones intentan socavar e impedir el progreso de su doctrina. También porque el actor no quiere ver en la iglesia de la fe que profesa a su exesposa. Según la misma publicación, Connor besa el suelo que pisa su padre y nunca se le ocurriría desobedecerle, por lo que ha bastado una llamada de Cruise indicándole sus deseos, para que su hijo haya entendido y seguido el mensaje.