Cuenta la leyenda que Tame Impala versionaron Last Nite de The Strokes por primera y única vez en su carrera, que Megan Thee Stallion firmó en el libro de visitas de Razzmatazz como si quisiera dejar constancia para los escépticos de que realmente estuvo allí, que King Gizzard & The Lizard Wizard actuaron cinco veces sin repetir ni una sola canción, que Kenny Beats rompió literalmente la pista de baile con su sesión, que Damon Albarn fue poseído por el ritmo de la fiesta Nyege Nyege, que Charli XCX fue la gogó en la pinchada de A.G. Cook, que Nick Cave confesó que a él y sus Bad Seeds nunca les había salido tan bien Red Right Hand, que Mos Def hizo un doble cameo en los conciertos de Gorillaz y Khruangbin, que M.I.A. montó un coro en 48 horas lleno de talento local, que Rosalía y Rauw Alejandro perrearon con DJ Playero, que Shabaka Hutchings adaptó el crowdsurfing al jazz en la gira de despedida de Sons of Kemet, que Dua Lipa invitó al escenario a Angèle para su dueto en Fever, que de un garaje emergieron cantos en latín que conducían hasta Tarta Relena, que Kacey Musgraves ofició un karaoke con Dreams de Fleetwood Mac, que Evian Christ organizó una rave en el Auditori, que Thomas Mars caminó sobre el público en la vuelta de Phoenix. Que, antes de cantar o decir cualquier otra cosa, Julian Casablancas gritó “we made it!” para resumir doce días de festival. ¿Faltó algo más? Primavera Sound Barcelona - Sant Adrià 2022 fue una verdadera fiesta. Y aunque aún no ha terminado (hoy es el último día) podemos empezar a imaginar cómo moldearán en el futuro el recuerdo de una edición absolutamente histórica en todos los sentidos.
El pasado 1 de junio arrancaba el relato de este vigésimo aniversario que todavía se reserva un capítulo para la jornada de hoy, a la espera de la fiesta Brunch -On the Beach con Nina Kraviz, Peggy Gou y Amelie Lens y el bonus track en Razzmatazz y Sala Apolo de mañana, se cierra así una edición como ninguna otra en la trayectoria de Primavera Sound. La edición doble, la de los dos fines de semana, la de la inédita explosión musical de Primavera a la Ciutat, la de Primavera Pro convirtiendo el CCCB en punto de encuentro de la industria cultural durante cuatro días con conciertos y debate, a través de la voz y el punto de vista de personalidades como John Waters, Dominique Jackson o Jen Malone, supervisora musical de la serie Euphoria. La de los retos mayúsculos a superar, a la altura de la ilusión de afrontar un festival tres años después. La que deja un impacto económico en Barcelona de 349 millones de euros tras congregar alrededor de medio millón de asistentes: 220.500 en el Weekend 1 (66.000 + 74.000 + 80.500), 40.200 en Primavera a la Ciutat y 240.000 en el Weekend 2 (79.000 + 81.000 + 80.000).
También la que ha vuelto a levantarse sobre un cartel paritario que suena de infinitas maneras, del pop más universal a los rincones más escondidos de la electrónica de baile pasando por el soul, el punk, el rap o el reguetón. Porque, dos décadas después, el afán de encapsular la banda sonora del ahora es algo innegociable en Primavera Sound. Una labor en presente continuo que nunca se detiene. Por eso, incluso antes de recibir el último amanecer en el Parc del Fòrum con la icónica sesión de DJ Coco, ya miramos hacia el futuro.
Hacia el estreno de Primavera Sound en Los Angeles, São Paulo, Santiago de Chile y Buenos Aires, las cuatro ciudades que conformarán una ruta transatlántica de festivales entre septiembre y noviembre, pero también hacia 2023. La próxima edición de Primavera Sound Barcelona se celebrará del 1 al 3 de junio para pasar el testigo a Madrid el fin de semana siguiente: del 8 al 10 de junio, la Ciudad del Rock de Arganda del Rey acogerá la primera edición madrileña de Primavera Sound.
Aquí, allá o a 10.000 kilómetros de Barcelona, todo se resume en que este festival es una verdadera fiesta y nadie debería perderselo.