Mientras Ernesto de Hannover lucha contra serios problemas de salud que lo llevaron a un segundo ingreso hospitalario en pocas semanas, su aún esposa, Carolina de Mónaco, y su hija Alexandra parecen haber dado vuelta la página por completo. Madre e hija no sólo se mantienen ausentes en estos momentos críticos, sino que además decidieron volcarse de lleno a sus compromisos oficiales que las llevaron a Cuba.
La actitud de las royals no pasó desapercibida y fue interpretada por muchos como un desplante definitivo hacia el duque alemán, cuya imagen ha estado asociada durante años al escándalo, los excesos y una tensa relación con los Grimaldi. El matrimonio entre Carolina y Ernesto fue, durante un tiempo, una unión soñada que simbolizaba el renacer amoroso de la princesa tras la trágica muerte de Stefano Casiraghi. Sin embargo, los conflictos no tardaron en aparecer, y aunque la pareja se separó hace más de una década, nunca llegó a firmar el divorcio. Hoy, esa decisión vuelve a colocarlos a ambos en un incómodo primer plano.
Una hospitalización grave y la ausencia de Carolina de Mónaco y su hija
Ernesto de Hannover fue ingresado por segunda vez en la Clínica Ruber Internacional de Madrid. Esta vez, la alarma fue mayor: según trascendidos, el aristócrata sufre de problemas cardíacos severos que estarían comprometiendo también la función renal. Los médicos habrían optado por implantarle un stent, en un intento por estabilizar su delicado estado de salud.
La imagen que circuló de Ernesto, visiblemente desmejorado y en silla de ruedas, acompañado únicamente por su pareja actual, Claudia Stilianopoulos, su asistente y un chofer, reflejaba una realidad silenciosa pero elocuente: ni Carolina ni Alexandra se hicieron presentes en este nuevo trance. Para la prensa europea, no se trató de una omisión involuntaria, sino de una decisión consciente.
Mientras Ernesto ingresaba nuevamente al hospital, Carolina de Mónaco y Alexandra viajaban a Cuba junto a Ben Sylvester Strautmann, el novio de la joven princesa. Allí, fueron recibidas con honores por el presidente Miguel Díaz-Canel, en el marco de una visita oficial relacionada con el Ballet de Montecarlo, institución que preside la hermana del príncipe Alberto.
En sus redes sociales, Alexandra compartió imágenes de coloridas calles habaneras, cenas románticas y actos protocolares. En tanto, Carolina lucía sonriente y relajada durante las recepciones oficiales. Nada parecía indicar que un miembro cercano de su familia atravesaba un momento de extrema fragilidad. La distancia física se convirtió, una vez más, en símbolo de una ruptura emocional que parece definitiva.

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