Cuando se trata de mantener vivas las tradiciones familiares, Pierre Casiraghi no solo cumple con su rol como miembro de la familia Grimaldi, sino que lo hace con mucha pasión. Su reciente participación en la Admiral’s Cup, una de las competencias náuticas más emblemáticas del mundo, no es una casualidad, sino más bien una declaración de principios, una forma de honrar las raíces de su linaje y de proyectar hacia el futuro la historia marítima del Principado de Mónaco.
La pasión de Pierre por los deportes náuticos viene escrita en su historia familiar. Su padre, Stefano Casiraghi, fue una figura destacada en el mundo de las competencias de motonáutica de alta velocidad. Quienes lo conocieron aseguran que tenía un espíritu intrépido y un amor por el mar que compartía con su esposa, la princesa Carolina de Mónaco. Sin embargo, esa pasión tuvo un desenlace trágico: en 1990, Stefano perdió la vida en un accidente durante el campeonato mundial de alta mar, en las aguas de Montecarlo, cuando Pierre tenía apenas tres años.
Hoy, más de tres décadas después, Pierre Casiraghi sigue ese legado con una impronta propia. A diferencia de su padre, eligió por la vela, una disciplina que también forma parte de la identidad náutica del principado y que promueve valores como el trabajo en equipo, el compromiso ambiental y la excelencia deportiva.
El Yacht Club de Mónaco y una visión compartida
La participación de Pierre en la Admiral’s Cup no se entiende sin la conexión con el Yacht Club de Mónaco, una institución que preside su tío, el príncipe Alberto II. Fundado en 1953 por el príncipe Rainiero III (abuelo de Pierre y figura central en la modernización del Principado), el club es clave en la promoción de la navegación a vela, convirtiéndose en un emblema internacional del deporte marítimo de élite.
El evento del que Pierre fue parte no es solo un evento más en el calendario del club, sino una oportunidad histórica para volver a posicionar a Mónaco en la escena náutica global, luego de más de 20 años sin que se celebrara esta competencia.
Con una trayectoria propia como empresario y como regatista, el hijo de Carolina participó en numerosas competiciones internacionales, incluyendo la prestigiosa Copa del Rey en Mallorca y travesías transatlánticas a bordo del Malizia II, un velero de alto rendimiento comprometido también con la causa ambiental.
A los 37 años, Pierre Casiraghi representa una generación de royals que entiende su rol como una mezcla de herencia y acción. Al tomar el timón en la Admiral’s Cup, rinde homenaje a un padre que vivió con intensidad y a un abuelo que supo poner al principado en el mapa mundial.
VO
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