En el palacio de la Zarzuela, residencia privada de la familia real española, se ha desatado una profunda disputa. Letizia Ortiz, reina consorte, ha perdido su influencia sobre la corona, eclipsada por los Borbón. En los últimos meses, ellos han tomado protagonismo, derogando normas que impedían reuniones públicas y dejando a Letizia fuera del juego. Ahora, es Felipe VI quien lleva la voz cantante, mientras Letizia asume un papel secundario.
La infanta Elena ha vuelto a tener presencia en actos institucionales, como el concurso de pintura infantil y juvenil, y una corrida de toros benéfica. Felipe y Letizia prefieren mantenerse alejados de los toros debido a la oposición de una parte de la ciudadanía. Elena, gran aficionada a los toros, disfrutó del evento, ganando atención mediática y eclipsando a Letizia.
Además de Elena, la otra hermana del Rey de España, la infanta Cristina, también ha cobrado relevancia. Mientras Letizia estaba en Guatemala en un viaje de cooperación, Cristina asistió a un acto de la Fundación La Caixa en Barcelona, presidido por Felipe VI. Los medios han ignorado en gran medida el viaje de Letizia, dándole poca cobertura en comparación con la atención dedicada a Elena.
Cristina también ha sido vista recientemente, participando en actividades con Felipe VI y hablando sobre la visita de sus hijos, Miguel e Irene, a Zarzuela. La relación entre los hermanos Borbón parece haber mejorado, mientras Letizia se encuentra aislada. Los Borbón han ganado la batalla por la visibilidad en la corona española, reuniéndose y participando activamente, mientras Letizia pierde terreno.
A esta situación se suma la crisis matrimonial entre Letizia y Felipe VI. Las frecuentes ausencias de Letizia en eventos importantes y su aparente marginación por parte de la familia real no han hecho más que alimentar las especulaciones sobre un posible divorcio. Esta crisis personal podría estar contribuyendo aún más a su debilitada posición dentro de la familia real.