Josephine de Bélgica tiene 21 años y representa una nueva generación dentro de las casas reales europeas. Durante años su existencia fue prácticamente invisible para la monarquía, hasta que en 2020 los tribunales reconocieron oficialmente a su madre, Delphine Boël, como hija del rey Alberto II. Desde entonces, Josephine tiene derecho al apellido Sajonia-Coburgo y el título de princesa de Bélgica, casi una historia de película.
La joven vivió gran parte de su vida en la sombra, sin obligaciones reales ni apariciones en actos oficiales. Criada en Uccle, Bruselas, junto a su madre, su padre Jim O’Hare y su hermano menor Oscar (hoy de 16 años), asistió al colegio Notre Dame des Champs, donde cursó sus estudios en francés. En casa, sin embargo, el idioma dominante fue siempre el inglés, ya que su madre vivió en Londres y su padre es irlandés-estadounidense.

Josephine de Bélgica: la princesa que quiere alejarse del protocolo
Tras el reconocimiento legal de su linaje, Josephine comenzó a vivir un cambio significativo. Aunque no asumió un rol protagónico en la familia real, sí participó en algunas actividades institucionales, como las celebraciones de la Fiesta Nacional. Sin embargo, dejó claro que su interés no está en las cámaras ni en el protocolo.
En 2022 se mudó a los Países Bajos para iniciar sus estudios universitarios en Artes Liberales y Ciencias en una institución que promueve el pensamiento crítico y la formación interdisciplinaria. Desde entonces, continúa su carrera con un enfoque en los Derechos Humanos, motivada por la intensa batalla judicial que enfrentó su madre para ser reconocida como hija legítima del rey Alberto. Según contó la propia Delphine, la “nueva” princesa quiere ser abogada.

Mientras otras figuras de la realeza europea, como la princesa Leonor de España o Elisabeth de Bélgica, se preparan para futuros roles institucionales, Josephine traza su propio camino desde la autonomía. Su alejamiento de la vida protocolaria no es casual: se ha criado lejos de las reglas palaciegas y en un entorno marcado por la resiliencia familiar.
Discreta, decidida y comprometida con causas sociales, Josephine de Bélgica se perfila como una figura distinta dentro de la realeza: es que, más que representar la corona, busca construir una identidad basada en sus valores personales, su historia familiar y su vocación.
F.A

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