Corría 1987, y no era el mejor momento familiar para Lady Di. Ya había cumplido con las obligaciones exigidas por la Corona con el nacimiento de Guillermo y Harry. Desdela llegada del segundo heredero, el matrimonio con el Príncipe Carlos ya anunciaba su punto final. Diana vivía un infierno en competencia directa con la amante de su marido, Camilla Parker Bowles y el indisimulable desprecio total de la Reina Isabel II. Pero tras esas seguidillas de mala racha, Lady Di optó por convertirse en una princesa global y conquistar el corazón de todo el mundo, con su belleza, su elegancia y su inigualable carisma.
En la edición número 40 del Festival de Cannes, fue la gran atracción no sólo para los presentes sino para los que seguían la transmisión televisada. Admiraban sus looks y todo lo que usaba se convertía instantáneamente en tendencia. Ya había recobrado su libertad, después de enfrentar a la prensa y a la corona Británica. Cannes fue la mejor oportunidad para su exposición internacional.
¿Pero qué debía hacer Diana para consagrarse con este título? Además de enfrentar a la familia Windsor, tenía que superar la imagen real que había dejado en 1955 Grace Kelly, la actriz convertida en esposa del príncipe Rainiero de Mónaco, quien lució ea para esa ocasión un vestido de encaje y collar de perlas, fusionando Hollywood y realeza con su porte y naturalidad.
Al igual que Kelly, Spencer dio el salto a princesa de cuento y para eso buscó la ayuda de la diseñadora francesa establecida en Londres: Catherine Walker a la que Diana convirtió a en su predilecta y la orientó a acertar con looks que la mostraron, siempre perfecta. Tan entrañable fue la relación entre ellas que Walker fue la triste encargada de crear el vestido de Spencer para su funeral.
En 1987 la princesa de corazones, ocupó el lugar de Grace en Cannes con un radiante vestido drapeado en chifón azul cielo con foulard a juego para la alfombra roja. A partir de ese momento, Lady Di se convirtió en la princesa del pueblo, la mujer que todo el mundo soñaba con ser o tener en su vida. Ese vestido fue el primero de los triunfos de Diana: si no conseguía el cariño de la Corona, tendría el cariño de la gente. La madre de Guillermo y Harry dio el salto de Shy Di , luego a "Tímida Diana" y finalmente "Lady Di, la mujer más admirada del mundo".