Luego de la entrevista mano a mano que tuvo Ángel de Brito con Martita Fort, una de las herederas de Ricardo Fort, el otro es Felipe, su hermano, en la que contó cómo extraña a su padre, en qué gasta su fortuna y rememoró recuerdos valiosos de él, el tema sobre la vida amorosa del recordado empresario se siguió debatiendo en "Los Ángeles a la Mañana" y quien fue su abogado César Carozza, habló de cómo era el vínculo de Fort con las mujeres que salieron con él.
Ángel De Brito preguntó su había contratos con las mujeres y qué había detrás de esas leyendas y el letrado explicó: "En un momento me dijo que él tenía dos hijos y que todavía no estaba preparado para que los hijos supieran públicamente, porque dentro de su casa siempre estaba la pareja varón", comenzó diciendo y agregó: "Él no quería que los nenes vayan al colegio y le digan 'tu papá es gay'. Era otra época".
Luego las angelitas comenzaron a decir que Ricardo Fort le pagaba a sus "novias" y De Brito agregó: "¿No había un billete?" y Carozza: fue determinante: "No, no. No tengo ningún problema en afirmarlo porque no sería un delito. No cobraban. Tenían una tarjeta de crédito, pero no había un contrato. Ahora, después, protagonizaban la obra de teatro del momento, cobraban un sueldo, el doble de lo que podía cobrar Susana Giménez por hacer Sugar", remarcó negando que haya habido amores por dinero.
Martita Fort reveló el motivo por el que su papá la hacía llorar
En su paso por LAM, Martita Fort recordó un particular motivo por el que su papá Ricardo Fort la hacía llorar. Y es que según ella misma relató, el empresario chocolatero estaba decidido a que su pequeña tuviera el pelo platinado y es por eso que la mandaba a la peluquería para que le hicieran reflejos, incluso contra la indicación de los expertos que le advertían que era muy chica para realizarse esos procedimientos.
Ricardo Fort llegó a mandar a su hija cinco veces seguidas a la pelu para hacerse los reflejos, por más que Martita volvía llorando. "No teníamos autonomía, él decidía. Quería que tuviera el pelo platinado, entero", comenzó Marta con su relato. "En la peluquería le decían que yo era muy chica para tener todo el pelo así. Y nada, me hicieron reflejos...me mandó como cinco veces. Yo llorando, porque no me gustaba"
Martita Fort recordó que “de chiquitos no teníamos autonomía. Nos vestíamos de la manera que él quería. Me quería lookear a su manera como todas las chicas. Nos resistíamos pero no teníamos mucho palabra. A mi hermano tampoco le gustaba tener el pelo parado, pero igual iba y se lo hacía. No le importaba”.