Hay un segundo sol en esta elegantísima casona del barrio de Vicente López. Alrededor suyo giran benteveos repartiendo cantos y colibríes alardeando belleza. Ella corre de un lado para otro en un inmenso parque, entre los árboles, la piscina y amplias galerías. Es una niña feliz: innegable. Sobre todo porque entre travesuras y ocurrencias dirige una miradita sutil para chequear que ellos la estén mirando y celebren cada una de sus “monerías”. Cuando gira la cabeza, ahí esta mamá, papá… Y Luis. “Su” Luis. Inaugurando con su inocencia una nueva “anti-definición” que demuestra que el amor no está limitado por roles tradicionales. Al Luis que nos referimos es Luis Novaresio (56). El papá es Braulio Bauab (54), pareja del periodista desde hace un año y medio. La mamá es Virginia Laino (45)… Y el sol que ilumina esta historia es Vera (3).
“Lo conocí a Braulio ya teniendo una hija y a mí me pareció fascinante. Vera tenía un año y medio, por lo cual no tuve nada que aceptar o no aceptar. Es una bendición. El resto se fue construyendo, las relaciones no se cristalizan, se van construyendo. Y la verdad es que siempre fue para más, para sumar. Yo lo que sumé a esta familia es una criatura más para criar (Risas)—afirma el conductor de “Novaresio en la Red” y columnista de Infobae, que al momento de la entrevista acababa de anunciar que en 2021 ya no estará al frente de“Animales Sueltos” (Tendrá un programa diario por A24 y volverá los fines de semana con "Debo Decir")—. Yo no sé qué le aporto a esta familia, pero sé que a mí me recontra aporta: el amor por Braulio, el amor por Vera, y además conocí a una persona como Virginia que es excepcional. Vera tiene la ‘bendición laica’ de tener a Virginia como una mamá fuera de serie, lo que yo siempre imaginé que debería ser una madre. Y Braulio como papá es fantástico, además de ser la persona que yo quiero. Así que yo no se muy bien qué aporto, pero te aseguro que me divierto mucho. Mi cabeza se amplió un montón. Yo no tenía en mi agenda pasar toda una tarde jugando con un niño, y ahora forma parte de mis prioridades. Mi cambio de trabajo también tiene mucho que ver con esto, saber que hay ‘un alguien más’ que es Vera. Terminar de trabajar a la una de la mañana en el invierno era muy duro. No renegaba porque es mi trabajo y para mí es un privilegio, pero pudiendo elegir me parece que está rebueno tener una estructura más ordenada”, agrega Luis Novaresio.
En la casona “tipo quinta” que alquilaron para pasar el verano y no tener que exponerse al contagio del Covid-19 (el año pasado habían veraneado los tres en Punta del Este), la maravillosa historia familiar se va desentrañando, por primera vez para un medio, como lo fue en aquella tapa que Luis Novaresio y Braulio hicieron para CARAS, en exclusiva, en donde compartieron su compromiso y oficializaron públicamente su vínculo.
“Acá tengo un espacio que me dan como mamá de Vera y como amiga. Y este espacio verde nos permite organizar una Colonia Rodante, para Vera y sus amigos, que va a estar un par de días a la semana acá, y otros en casas de otros chicos. Es ante la falta de instituciones educativas y porque los niños necesitan socializar”, comenta Virginia Laino, Funcionaria del Gobierno Nacional (Directora de Bomberos Voluntarios del Ministerio de Seguridad); y Coordinadora del Instituto Argentino para Reducción de Riesgo de Desastre. Laino además trabajó en la Cruz Roja Internacional en Misiones Humanitarias (en la Selva Amazónica, en Gaza y Sierra Leona). Virginia cuenta cómo empezó esta aventura de tener un hijo con Braulio, sin ser su pareja.
“Nos hizo el enlace una vecina de él y una amiga mía. Yo estaba en pareja. Permanecí muchos años trabajando en el mundo humanitario y la maternidad estaba postergada. En un momento volví a la Argentina, mi pareja no compartía ni acompañó el proyecto, entonces decidí tener un hijo sola con un donante anónimo. Estuve varios años haciendo un tratamiento, y un día una amiga me llamó y me dijo que me quería presentar a un chico que deseaba ser papá... ¡Pero su intención era que hubiera una madre presente, porque consideraba que era importante que una mujer ocupara el rol de mamá! Entonces le dieron mi teléfono. empezó a escribirme, me mandó videos de la coparentalidad y pidió conocerme. Yo que creía que tenía resuelto cómo iba a ser mamá, me encontré a ‘un otro’ con el mismo deseo de ser papá. Me conmovió. Entre un donante anónimo y uno conocido como Braulio, con esta facha, era una garantía que mi hijo o hija iba a salir lindo o linda (Risas)”, afirma Virginia. La mujer explica que cuando el semen es donado siempre es anónimo, pero que cuando la persona física entrega ese material genético, es el padre. “No existe la donación de un conocido. Fuimos con Braulio a ver a mi médico, el doctor Fabio Sobral, quien le dio la bienvenida al equipo. Hicimos Inseminación Artificial y quedé embarazada de Vera… ¡En el primer intento!”, agrega.
A su lado, el gran amor de Novaresio, el empresario inmobiliario Braulio Bauab, interviene: “Yo tenía muchas ganas de ser papá. Hasta los 30 era heterosexual, y a partir de esa edad empecé la vida gay. Y deseaba que mi ‘hijo’, ‘hija’ o ‘hije’ tenga una mamá. Vengo de una familia de madre judía, muy presente. Mi papá falleció cuando yo era chico. Tengo dos hermanas con tres hijos cada una, que son muy buenas madres. Me preguntaba porqué dos personas que quieren ser mamá y papá no podían tener un hijo sin ser pareja. Empecé a averiguar sobre esta palabra que es ‘coparentalidad’. Refriere a una configuración familiar en la que un papá y una mamá pueden tener un hijo sin tener un vínculo de pareja. No es ni ‘Copaternidad’ (dos papás) ni ‘Comaternidad’ (dos mamás), sino ‘Coparentalidad’ (una mamá y un papá). En otros países es bastante frecuente, como en Francia y en Inglaterra”, explica Braulio.
Mientras papá y mamá hablan con el periodista, Novaresio juega con Vera. Y cuando se le pregunta al periodista si no pensó también en la posibilidad de convertirse él mismo en papá junto a Braulio, responde: “Durante muchísimo tiempo dije que jamás iba a hacer pública mi elección sexual, y como verás he faltado a la palabra (Risas). Por lo cual, por cuestiones muy personales ya no afirmo ni niego nada. Me parece que está bueno que la vida te deje ir para el lado que corresponda. El problema con las categorías es que tienden a simplificar las cosas para que uno pueda entender. Los amigos de Braulio preguntaban qué era yo: si era el tío, si era el padrastro… Es como si fuera tal cosa pero también tal otra... ¿Virginia y Braulio son como si fueran una pareja de divorciados? A Virginia la ponían en el rol de ex. Pero Vera un día lo resolvió de la mejor manera posible. Dibujó a su familia, a tres personas.
Y dijo: ‘Esta es mi mamá, este es mi papá y este es mi Luis’. ¡Y ya está! No dio más vueltas. Con ‘Luis’ se refería al novio de su papá y al amigo de su mamá”, dice Novaresio. A su lado, Virginia asiente y agrega: “Coincido con la frase que siempre usa Luis: ‘El deseo es el arquitecto de la vida’. Desear es un motor que te impulsa. Yo ahora no estoy en pareja. Armamos esta familia alternativa pero seguramente estaré en pareja en algún momento. No creo que sea necesario que tenga que venir primero la pareja y después el hijo. O que el hijo tenga que ser el fruto de una pareja. Estoy abierta a un nuevo amor, pero también tengo un amor muy profundo por Braulio, el papá de Vera. Y un amor enorme por Luis, la pareja de Braulio. Creo que lo interesante de este camino que emprendimos es que la familia basada en el amor no necesariamente se tiene que referir al amor sexual o romántico”, agrega Laino.
La pequeña Vera está por empezar Sala de Tres y anotada en el Liceo Francés. Obligados por la pandemia, Virginia y Braulio tuvieron que experimentar niveles de convivencia entre ellos. “Cuando Vera nació, yo me mudé a un lugar más grande donde tenía una habitación y un baño que Braulio uso mucho, porque siempre fue un papá muy presente. La nena era chiquita y él se instaló en ese lugar, fue un desafío de convivencia. Cuando Vera era más grande, Braulio en su casa también puso una cama para mí. Para la adaptación de Vera hicimos esa logística. Y cuando llegó Luis también me he quedado a dormir varias veces. No ser invasiva con la pareja de Luis y Braulio es un límite que una va probando. No siempre es sencillo, pero siempre todo está basado en la honestidad. Les pregunto si da para quedarme, y estoy lista para que me digan: ‘Hoy tenemos ganas de estar solos’. Y es válido. Hasta ahora en los medios siempre se habló de Luis y Braulio. De mí no porque había decidido no participar en lo público. Pero me dí cuenta de que es importante comunicar que además de mamá de Vera, soy otras cosas. Tengo una carrera, una vida… Somos tres profesionales, y yo no soy solo un vientre o una madre”, dice Virginia. Braulio comparte y agrega: “Lo nuestro es una configuración familiar colectiva, no convencional. Una familia alternativa, sin etiquetas, que se construye desde el amor sincero. Sin rótulos”.
Desde que Luis Novaresio y Braulio se comprometieron y lo anunciaron en CARAS, quedó pendiente un casamiento y una celebración judía que ya estaban visualizados, pero no podía concretarse por los protocolos de la pandemia. “Moldaski (Roberto) quiere ser el oficiante de nuestra boda judía (Risas), lo dijo él mismo. El proyecto está, pero la idea es hacer un festejo bien judío, con los rituales, los bailes típicos y todavía no se puede por razones de distanciamiento. Así que quedó provisoriamente suspendido”, dice Novaresio. “La fantasía es hacer una celebración formal para toda la familia y después una fiesta electrónica para amigos, con mucha alegría”, agrega Bauab.
—Viéndolo como “el Luis” de Vera, eludiendo cualquiera otra definición o rol, se observa un Novaresio paternal, amoroso, feliz con la relación que mantiene con la niña…
LUIS NOVARESIO:—Yo tenía una vida muy volcada a mi interés profesional, nunca me imaginé que me iba a encontrar con una niña con la que me divirtiese y empezara a tener otras preocupaciones. Tengo tendencia a ser muy dramático, por ejemplo a tener miedo de que se caiga a la pileta. Veía a mis amigos que tenían hijos y sufría. Y ahora me ocupo yo de cuidarla, es una experiencia muy divertida. Yo había clausurado mi deseo de paternidad, a lo mejor por el paso del tiempo. Creo que la paternidad es compartida y admiro al que se anima solo. Sé que es un acto de heroísmo para el que yo no estoy preparado. No tengo esa madera.
VIRGINIA LAINO:—Luis le aporta mucha amorosidad a la vida de Vera. Ella recurre a Luis para algunas cosas, para otras al papá y para otras cuestiones a mí. Es muy bueno porque tiene tres adultos que la aman. No me cabe ninguna duda del amor que le tiene Luis a Vera, siempre se pone a jugar con ella. Se banca a todos los amiguitos que vienen acá. Mientras intenta hacer ejercicios físicos, a veces tiene un público de niños de tres años preguntándole si pueden hacer abdominales con él. Tiene una templanza importante, y además es un gran contador de historias…
—¿Cómo es eso?
L.N.:—Lo que pasa es que Vera te pide por ejemplo un cuento donde los protagonistas sean vasos y gaseosas, y en esto de contarle historias voy a reconocer que soy bueno. Un niño al que le prestás atención y le dedicás tiempo de verdad, se queda muy feliz.
BRAULIO BAUAB:—Luis aporta mucho a la crianza de Vera. A mí me encanta verlo, me genera una gran amorosidad cuando veo de qué manera se conecta con ella. Y me da mucha alegría ver el vínculo que se creó entre Luis y “Vir” (Virginia): sólido, de gran amistad. Luis le aporta mucho a Vera desde lo intelectual, por su vocabulario y cultura. Es importante darle al niño una red de contención, por si en algún momento se siente débil. Y si esa red tiene una configuración familiar colectiva, me parece que está bueno, que le suma mucho a la niña.
—¿Pasaron las Fiestas todos juntos?
V.L.:—Cuando con Braulio nos pusimos de acuerdo en tener y criar a una persona, acordamos dos cosas: una es que vamos a decirnos siempre la verdad. Y hacia afuera también, porque no hay nada que ocultar de este modelo que elegimos. Y lo segundo es no criar a Vera en ninguna religión, más allá de que yo me eduqué en la religión católica y él en la judía. Pero la idea es respetar algunas tradiciones. Entonces Vera celebra las festividades judías junto a la familia de Braulio, y festejamos también Navidad, porque para mí es un espacio de encuentro familiar. De hecho, en estas Fiestas participaron mi familia, la de Braulio, Luis, o sea, los judíos, los católicos, los no creyentes. Todos juntos, en una única mesa.
—¿Qué dice Vera cuando ve a Luis en la tele?
V.L.:—Para Vera está naturalizado verlo. Y cuando vamos en el auto y Luis está en la radio, le escribo un mensajito para que le mande saludos. Luis lo hace al aire y Vera le contesta desde el auto. Las compañeritas de Vera, cuando lo ven a Novaresio en televisión, le dicen a sus mamás: “Mirá, está Luis de Vera en la tele”. Para Vera es “Su Luis”, y para sus amiguitas es “Luis de Vera”. Las compañeritas también preguntan si se puede tener “un Luis”, porque dicen que ellas solo tienen una mamá y un papá (Risas). Ahora todas quieren “un Luis” (Más Risas).
B.B.:—Cuando Vera conoció a Luis tenía un poco más de un año, y ya le dijimos que era el “Novio de Papá”.
—¿Qué aspectos de cada uno de ustedes observan que tiene Vera?
B.B.:—Cosas de Luis que tiene: las puteadas… Y de la mamá: la gestualidad.
L.N.:—Para mí, el cuelgue y el desorden los saca del padre (Risas).
V.L.:—Suscribo. Y cuando dice con la mano en la cintura que se le ocurrió una idea, eso es muy mío.
L.N.:—También es muy tenaz, y eso lo saca de Virginia.
V.L.:—De Luis también saca la paciencia. Vera y Luis se ponen a jugar con plastilina y alguna vez también amasaron fideos juntos. Y del padre saca el amor por el deporte, por la actividad física. Los dos corren, saltan, trepan árboles…
—Luis, además de lo que significa estar tan enamorado de Braulio, la conexión con esta niña le cambió la vida, ¿no?
L.N.:—Voy a caer en todos los lugares comunes, ahí voy: Vera es encantadora, tiene una madurez que es impresionante, es muy demandante, tiene un carácter fuertísimo, es muy graciosa, es creativa y divertida. Claro que está con muchos adultos y me impacta su capacidad de… Por ejemplo, estoy jugando con Braulio y ella nos dice: “¡No se peleen chicos! (Risas)”. O por ahí me mira y me dice: “Tengo tres ideas para jugar…”. Sí, me cambió la vida (Se emociona). Me parezco más a esta versión que ahora se hizo pública, que a la imagen que antes se tenía de mí.
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