Maxi Ghione en CARASTV (CARAS )
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Maxi Ghione, sin vueltas: “Hice 44 novelas y no tengo una casa”

En una charla íntima con Héctor Maugeri para +CARAS, el actor reflexionó sobre los altibajos de su carrera, la inestabilidad del medio y la autocrítica que lo llevó a revisar su manera de vivir y de invertir.

Durante su paso por +CARAS, Máximo Ghione se sinceró con Héctor Maugeri sobre los vaivenes de una carrera que lo llevó del reconocimiento absoluto a la introspección más profunda. “Soy un bicho de tele. Estoy entrenado para hacer veinte escenas por día, eso es lo que sé hacer”, afirmó con una mezcla de orgullo y nostalgia.

MAXI GHIONE

A lo largo de más de tres décadas en la televisión argentina, Ghione construyó una sólida trayectoria. Participó en ficciones como Montecristo, Botineras, Graduados, Dulce Amor, Los Roldán, Para vestir santos y Maradona: Sueño Bendito, en las que se destacó por su intensidad y su capacidad para habitar personajes complejos. También demostró una versatilidad poco común al incursionar en el cine, la dirección teatral y la escritura.

Maxi Ghione: “Con 44 novelas no tengo casa”

En la charla, Maugeri le recordó una frase muy popular en el mundo artístico: “Un día comés faisán y al otro día comés plumas. Un día sos un rey y al otro te sacaron la corona y no sos nadie”. Ghione asintió y, lejos de la autocompasión, respondió con crudeza: “Eso siempre lo supe”.

El actor, acostumbrado al ritmo intenso de la ficción diaria, confesó que el paso del tiempo lo llevó a revisar muchas decisiones. “¿Sabés qué me moviliza? Que con cuarenta y cuatro novelas no tengo casa. Hice todo mal”, admitió.

MAXI GHIONE Y HÉCTOR MAUGERI EN +CARAS

Maugeri le preguntó si el problema fue la falta de inversiones. “No supe invertir. Me administré muy mal, muy mal. Casi todo lo hice mal, pero lo poco que hice bien es mucho”, explicó. Y enseguida mencionó aquello que considera su verdadero patrimonio: “Mi hijo, mi trabajo, mis amigos, mis relaciones”.

Maxi Ghione y la decisión de empezar de cero

Con esa misma honestidad, contó que eligió alejarse de la ciudad para reencontrarse con la calma y priorizar su salud. Instalado en un pequeño pueblo de Santa Fe, reparte su tiempo entre la escritura, la cocina y los caballos. “Necesitaba ir a un lugar para no perderme, para cuidarme y para sanar. Tenía que empezar de cero”, expresó. “Lo poco que hice bien es mucho. Y eso, a esta altura, me alcanza”, concluyó.

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