Eduardo Costantini y Elina Fernández: Todos los detalles de una boda secreta (CARAS)
Eduardo Costantini y Elina Fernández: Todos los detalles de una boda secreta Foto: CARAS
Eduardo Costantini y Elina Fernández: Todos los detalles de una boda secreta Foto: CARAS
Eduardo Costantini y Elina Fernández: Todos los detalles de una boda secreta Foto: CARAS
Eduardo Costantini y Elina Fernández: Todos los detalles de una boda secreta Foto: CARAS
Eduardo Costantini y Elina Fernández: Todos los detalles de una boda secreta Foto: CARAS
Eduardo Costantini y Elina Fernández: Todos los detalles de una boda secreta Foto: CARAS
Eduardo Costantini y Elina Fernández: Todos los detalles de una boda secreta Foto: CARAS
Eduardo Costantini y Elina Fernández: Todos los detalles de una boda secreta Foto: CARAS
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SOÑADA

Eduardo Costantini y Elina Fernández: Todos los detalles de una boda secreta

En exclusiva, Caras fue testigo de esta unión, en donde el amor fue la premisa principal en la terraza de Hotel Alvear. ¡Toda la intimidad acá!

El avión procedente de París anunció el inminente aterrizaje en el Aeropuerto de Ezeiza cuando Eduardo Costantini (73) le reiteró a Elina Fernández (29): “¿Entonces te querés casar conmigo?”. La pregunta ya había recibido una respuesta afirmativa la primera vez que el Fundador y Presidente del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) le propuso casamiento a la Top Model, el último 8 de diciembre (Día de la Virgen). Pero tras un romántico viaje a Francia e Inglaterra, e instantes previos a tocar suelo argentino, quiso una confirmación definitiva. La joven nacida y criada en Santa Rosa, un pueblo a 80 kilómetros de Mendoza capital, que se instaló hace diez años en Buenos Aires; que estudió Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires y hace 12 años se sumergió en el mundo de la moda convirtiéndose en la modelo fetiche del recordado Jorge Ibáñez, y de Claudio Cosano y Gabriel Lage, entre otros Top Designers; la misma que desfiló por las pasarelas de todo el mundo y hasta estuvo radicada en China gracias a un exclusivo contrato; ella se tomó unos segundos, observó las nubes que se dibujaban en el cielo a través de la ventanilla del avión, volvió la mirada hacia su gran amor y le dijo: “Obviamente que quiero casarme con vos, Eduardo. Te amo con toda mi alma”.  Al hombre que se encuentra entre las 50 personas más ricas del país, padre de siete hijos y con 20 nietos y dos bisnietos, esa respuesta le fue suficiente. Cuando bajaron del avión, Eduardo le pidió a su chofer que los lleve directamente el Registro Civil. Allí ambos iniciaron los trámites para pedir una fecha de casamiento. Ella no entendía nada, sobre todo cuando vio que la empleada le pedía un montón de documentación y fotocopias, entre ellas la Partida de Divorcio, papeles que el empresario ya tenía preparados en una carpeta. Fue un gesto que la conmovió muchísimo. 

Sábado 22 de febrero, 18:30 horas. Los primeros de los cincuenta exclusivos invitados empezaban a llegar al Alvear Palace Hotel de la Recoleta. La invitación enviada por WhatsApp decía: “Te invitamos a compartir nuestro casamiento. Dress Code: Cocktail Elegante. Tu presencia es el mejor regalo”. La cita era en el imponente Lounge Luxury del décimo piso. A las 19:00 la jueza estaría lista para empezar la ceremonia que casaría por civil a estas dos Almas Gemelas que se reconocieron hace nueve meses. “Yo estaba en el Paseo Alcorta, y al salir llovía muchísimo. No había ido en el auto, así que pedí un Uber que nunca llegó, después busqué un taxi, pero fue imposible encontrar uno. No veía la hora de volver a mi departamento de Puerto Madero. No me quedó otra que cruzarme hasta el Malba y hacer tiempo en la confitería del museo. Me senté y a los cinco minutos se sentó Eduardo a un par de metros. ¡Desde ese momento, no pudimos dejar de mirarnos! —contó Elina a CARAS cuando salió a la luz el denominado Romance del Año—. Pasaron más o menos treinta minutos, paró de llover, pedí la cuenta, y él entendió que me iba. Entonces se levantó y vino a mi mesa. Y así nos conocimos”, concluyó. A su lado, Costantini agregó: “Yo no sabía quién era, y si dejaba que se fuera, perdía la oportunidad de mi vida. La perdía para siempre, porque cuándo la iba a encontrar de nuevo, dónde y porqué. Me di cuenta de que ella me había mirado tan intensamente, y por la expresión de su cara, que entre nosotros había onda. Así que me acerqué, le pregunté si me podía sentar, si no le molestaba. También le pregunté cómo se llamaba y le pedí el número de su celular. Al otro día la invité a almorzar, era un 3 de mayo, y no nos separamos más. Fue una atracción tan fuerte la que sentimos, que lo primero que le dije cuando estábamos almorzando fue que consideraba que lo que estaba sucediendo era un milagro”, confesó el empresario que lleva adelante el desarrollo de Catalinas Plaza y Alem Plaza, torres que construyó a mediados de los ‘90, donde va a instalar “las oficinas más grandes del país”. También desea duplicar los habitantes de Nordelta (quiere llegar a 90 mil personas) y por eso está enfocado en la construcción de un segundo centro urbano, con departamentos y oficinas para 20 mil personas; y además está trabajando en el proyecto Puertos, en Escobar.              

Elina venía de una separación traumática de una relación que duró más de seis años, y estuvo sola cerca de dos años. Reconoció que estaba desilusionada del amor. Costantini tampoco esperaba enamorarse así después de tres separaciones. El empresario es padre de María Teresa (52), Soledad (51), Mariana (50), Eduardo (43), Tomás (35), fruto de su primer matrimonio con Teresa Correa Avila; y de Gonzalo (19) y Malena (16), que tuvo con su segunda mujer, Gloria Fiorito. Cuando conoció a Elina, hacía cinco meses que se había separado de la Licenciada en Administración de Empresas Estefanía Daneri (33). Antes había estado en pareja con la brasileña Clarice Tavares y con Lucía Radeljak. “Mis hijos me ven feliz y tienen la mejor onda con Elina”, le confesó a CARAS el propio Costantini. Por su parte, ella agregó: “Su familia me integró desde el primer momento. Un día Eduardo organizó un almuerzo en su casa de Nordelta, para presentarme a todos. Lo único que desean es ver bien a su padre, y como lo ven tan feliz, creo que es por eso que me aceptaron”.

Pasaron los meses, y el empresario y la modelo afianzaron de tal manera la relación que ni los comentarios sobre los 44 años que se llevan, ni los rumores de que Elina estaba embarazada, ni la versión que había una “interna” entre los hijos de Costantini que se oponían a la relación, pudieron socavar el gran amor que siente el uno por el otro. “Hay gente que nos critica en las Redes, sin saber qué puro es nuestro sentimiento. Además, yo tengo alma vieja y él, alma joven (Risas). De los dos, Eduardo es el que más energía tiene y me cuesta seguirle el tren”, aseguró la modelo fetiche de los Top Designers que integra el staff de Talentos de Multitalent. Por su parte, Costantini admitió: “Ella vivió tan intensamente, es otra temporalidad. Porque existe el tiempo físico, el psicológico, el emocional, el profesional. Ella en la moda logró todo, vivió en China, en Japón, trabajó en Europa, en Nueva York, en México. Es ‘La Modelo de Alta Costura de la Argentina’ desde hace años. Ella tuvo grandes vivencias”.

Cuando realizaron el último viaje por Europa, deslizaron un mensaje críptico que hizo sospechar algo. Aprovechando que una de las obras de arte que contemplaron en uno de los museos que visitaron, decía “Compromise”, lo subieron a sus redes sociales y generaron muchas suspicacias sobre la posibilidad de que decidieran casarse. En la víspera del 22 de febrero, subieron fotos de ellas luciendo un impactante anillo de compromiso con un rubí y diamantes, con textos muy elocuentes: “¡Si quiero! Porque desde el momento cero que nos conocimos siempre supimos que queríamos unir nuestra vida y amor para siempre, porque nunca dudamos y nos reconocimos ‘Almas Gemelas’ y ‘Amor de nuestras vidas’ apenas nos vimos por primera vez”, expresó Elina.Y luego agregó:“Porque sos el amor de mi vida y también un hombre bueno, sano, que me cuida constantemente, compañero, tierno, dulce, romántico, pasional, siempre pendiente de mí en todo momento y me amás de manera incondicional ¡Tu amor me llena de vida y me hace fuerte! No me alcanzaría todo el Instagram para definir la gran persona que sos! ¡Sí mi amor, acepto!,  porque te amo para toda la vida acá, en el cielo y en todo el universe. ¡Muchas gracias por tu amor! ¡Te amo hasta la eternidad y más allá!”. Eduardo también dio rienda suelta a su sentimiento y expresó: “¡Sí quiero! Sos el gran amor de mi vida, un milagro repentino, llena de amor, alegría y honestidad, Caja de Pandora de ricas e invalorables experiencias. Bella, inquieta y divertida; sensible, inteligente, protagonista, justiciera y con carácter. Sos mi ángel. Por todo esto y porque te amo tanto, mi gran amor, te digo: ¡Sí, quiero!”. Y estaba todo dicho, aunque todavía no dejaban de ser enunciados en las redes sociales.

   El sábado 22, exactamente a las 19:00, el Lounge Luxury del décimo piso del Alvear Palace Hotel luce especialmente imponente. Sus amplios ventanales dejan ver en forma diáfana el Río de la Plata. Por su parte, el sol parece hacer tiempo antes de ocultarse sobre el horizonte urbano. Cientos de velas y arreglos florales con rosas blancas acentúan la atmósfera de refinamiento y exclusividad. Elina luce espléndida: tiene el vestido que la encandiló desde una vidriera de París. Al ver que tanto le había gustado, Eduardo fue solo al otro día y se lo compró. De color rosa pálido, no necesitó probárselo: le quedó perfecto hasta en el largo.Y también recibió otro regalo del empresario: los zapatos del diseñador italiano Sergio Rossi, que en su boda lució con el charme que la caracteriza. 

   Entre los asistentes estaban los padres de la novia: Claudia Fantacci y Alfredo Fernández. También, Rodolfo Costantini, hermano de Eduardo Costantini; Tomás Costantini, hijo del novio, y su mujer Micaela Dalla Libera (hija del ex futbolista Mariano Dalla Libera); Adolfo Cambiaso (padre) y su pareja Irene Baya Casal; Gonzalo Costantini (otro de los hijos del empresario); entre otros. Los testigos del casamiento fueron Leonardo Fernández (30), hermano de Elina; Julieta Colosía (41), amiga de la novia; Enrique Costantini (75), hermano del novio; y el artísta plástico Alejandro Moy (65). El equipo de CARAS que tantas notas realizó con Elina en la paradísiaca isla de Angra dos Reís (Brasil), y que descubrió y oficializó el denominado Romance del Año, cuando fue el único medio testigo de su flamante amor en Viena (Austria), Praga (República Checa) y Amsterdam (Holanda)… Ese mismo Team Periodístico estuvo entre los 50 exclusivos invitados al casamiento: Liliana Castaño (Directora de CARAS); Héctor Maugeri (Subdirector); Federico De Bártolo (Editor Jefe de Fotografía); Fabián Cataldo (Redactor Especial) y Sol Miranda (Productora), fueron los únicos representantes de un medio que accedieron al íntimo y exclusivo casamiento.

   A las 19:10, la jueza del Registro Civil, doctora Yanina Sorribes, da por comenzada la ceremonia, mientras bellas melodías de pianos y violines completan un marco idílico. “Elina y Eduardo, este es el momento más lindo de la celebración. El que todos estamos esperando. Les voy a pedir que así, tomados de las manos como están, se miren a los ojos, se pongan frente a frente, como en una escena de una película. Para mí y todos sus seres queridos aquí presentes, Eduardo, ¿aceptás a Elina por esposa?”, preguntó la letrada. Costantini tomó el micrófono y comenzó un emotivo discurso: “Frente a la familia de Elina, a sus padres Claudia y Alfredo, a mis padres a los que siento presentes, a mis hijos, a mis hermanos, a todos mis amigos, te digo Elina: ‘¡Sí, acepto!’, porque es un milagro haberte conocido. A pesar de haber nacido en generaciones muy diferentes, la vida nos dio la posibilidad de cruzarnos, y desde el primer momento nos dimos cuenta que lo nuestro vibraba en otra dimensión, en la misma sintonía. Desde ese momento nunca más nos separamos y en estos nueve meses que vivimos intensamente...” (Eduardo debe interrumpir su alocución. A punto de desmayarse, Elina siente que le bajó la presión. Está muy emocionada.  Enseguida le acercan una silla y un vaso con gaseosa). Lentamente la novia se va recuperando, mientras suena una música romántica de fondo y el sol del atardecer se reflejaba en su rostro. La hermosa vista del río suma un elemento imponente a la escena. “Es la emoción, todo vale en este momento. Y por todo eso digo: ‘¡Sí, quiero!’”, concluye Costantini, tras lo cual los invitados aplauden emocionados. Luego, la letrada del Registro Civil le pregunta a la novia: “Elina, ¿aceptás a Eduardo por esposo?”.

   Ya repuesta, la modelo mendocina toma la palabra: “Sigo yo, ¡después del papelón que acabo de hacer! (Risas)... Fue por la emoción de haber conocido a un hombre como él, que me cuida, y por eso es que no puedo creer lo que estoy viviendo. Desde el primer momento en que nos vimos, por una hermosa causalidad, siempre dijimos que queríamos unir nuestra vida y amor para siempre. Porque te amo Eduardo, desde el minuto cero que te vi, y porque quiero seguir haciéndote cada día más, más y más feliz aún, por el resto de nuestras vidas. ¡Sí, acepto!”, concluye la novia. Los enamorados se miran a los ojos y exclaman al unísono la frase que los representa y crearon juntos, para que los una y fortalezca: “Por siempre y para siempre, vos y yo”. Los invitados, la mayoría lagrimeando por la emoción, ofrecen un aplauso infinito. La jueza retoma la palabra: “Eduardo y Elina, sabíamos que este momento nos iba a poner nerviosos, es un instante hermoso. Es el momento más indicado de la vida para sufrir los nervios. Porque están cambiando sus vidas y están eligiendo un sueño. Se encontraron, como ustedes dijeron, sin esperarse. El destino quiso que así fuera. Así que ahora sí, finalmente los declaro unidos en matrimonio. Se pueden dar un beso”, concluye. Elina y Eduardo ya son marido y mujer ante la ley. Acto seguido: Se dan un beso mágico. El sol se termina de poner en el horizonte.

   Luego se firma el acta, los testigos le dedican a los novios palabras muy emotivas, y la letrada del Registro Civil, afirma: “Vamos a dar por finalizado esta acto formal y de amor, principalmente, haciendo entrega de los instrumentos públicos que van a acreditar su nuevo estado civil. Elina, Eduardo, estos son su Acta de Matrimonio, instrumento público por excelencia, y la tan ansiada e icónica Libreta Roja, que como bien saben, para recibir el más fuerte aplauso, se la tienen que mostrar a todos los invitados”. En el salón se escucha un gran aplauso. Elina y Eduardo se besan y los invitados gritan: “¡Vivan los novios!”. 

   Luego, los presentes degustan un exquisito menú que ofrece langostinos y empanadas de cordero, entre otras delicias. Después viene la mesa de dulces y postres, y la torta, de varios pisos, que cortan los mismos novios, tras lo cual brindan con champán.  Para concluir la velada, toma la palabra Claudia, la madre de la novia:“Cuando Elina me dijo que se casaba, pensé que eran dos almas que se encontraron en el momento justo. Les deseo toda la felicidad del mundo. A Eduardo lo conocí anoche, y me parece que es un caballero, una gran persona. Tiene la humildad de los grandes”. Y Costantini agrega un nuevo discurso, para darle un cierre emotivo a la noche: “Voy a hablar de nuevo, sé que entre ustedes hay un clínico, un cardiólogo, y además ahora Elina está sentada, así que estoy más tranquilo porque no va a suceder lo mismo que antes (Refiriéndose al inicio de desmayo que sufrió Elina). ¡Este es el problema de casarte con esta diferencia de edad, en estos casos te baja la presión! (Risas y aplausos). Queremos compartir nuestra felicidad con ustedes… Este es un momento único, ¡ya somos marido y mujer!”. Por los ventanales se vislumbran estrellas y muy pocas nubes. El souvenir de despedida es una rosa y un bombón con forma de corazón, con una tarjeta que incluye una foto de Elina y Eduardo abrazados a un oso de peluche. El texto que acompaña la imagen dice: “¡Muchas gracias por acompañarnos a vivir este momento mágico, único y especial!”.

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