Carlos y Camila Parker (Caras)
Carlos y Camila Parker Foto: Caras
Carlos y Camila Parker Foto: Caras
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Realeza

Todos los detalles de las fiestas virtuales del Príncipe Carlos y Camila Parker

El príncipe inglés y su esposa se divierten en cuarentena

El obligado confinamiento por la pandemia mundial, que en Inglaterra ya le costó la vida a más de 8 mil personas, agudizó también el ingenio del príncipe Carlos (71) y de su esposa Camila de Cornuales (72). La pareja está cumpliendo con el total aislamiento en su residencia de Birkhall, en donde los médicos les autorizaron a instalarse una vez que el hijo mayor de la reina Isabel II (que el 21 de abril celebró en soledad sus 94 años) superó el Covid-19. Así fue que abandonaron su residencia de Londres, Clarence House, y partieron hasta allá con un mínimo plantel de asistentes. Birkahll, su tercer castillo –y donde pasó su luna de miel con Camilla en 2005-, es una mansión que fue construída en 1715 y forma parte del complejo de tierras del castillo de Balmoral, en Escocia. Allí Carlos puede desarrollar toda su pasión por la jardinería, el cuidado de las plantas y flores y hasta la pequeña granja que tiene, y sí distraer sus rutinarios días.

    “Es un lugar muy especial para mí, particularmente porque lo hizo mi abuelaEs el jardín de mi infancia, lo único que yo he hecho es resaltar un poco su belleza”, aseguró el príncipe.

   Sin embargo, cuentan los íntimos allegados a la pareja que el aburrimiento de no poder salir y vivir con muy pocos asistentes, los iba sumiendo en una paulatina depresión. Por eso la pareja fue más allá y decidió avanzar con sus conocimientos tecnológicos, tomar pequeñas clases online, y aprender a manejar más herramientas con sus computadoras.

    “Hemos aprendido el mejor uso de la tecnología, que permite a la gente seguir trabajando, pero también mantenerse en contacto gracias a fiestas virtuales, juegos, canciones. ¡Y hasta algunos de los vídeos más divertidos que hemos visto en mucho tiempo!”, confesó Carlos en su primera entrevista virtual, muy contento con sus avances y sonriendo por los diarios descubrimientos que hace con sus manos sobre el teclado. “Nuestra forma de ver el mundo ha cambiado para siempre con esta crisis… Porque ¿cuándo fue la última vez que alguien le dio valor a una botella de leche, a una barra de pan o a unas verduras frescas por un segundo? De pronto, todas estas cosas son apreciadas y valoradas. Y así es como debería ser siempre. Con Camila hemos visto un notable y conmovedor florecimiento de la amabilidad y la preocupación de la gente por los más necesitados, pero también por saber qué hace el otro en su casa y de qué manera distraerse, aseguró con una verborragia poco habitual en él y, quizás, una clara muestra de sus días de aburrimiento. Lo cierto es que sus nuevos conocimientos tecnológicos los llevaron a engancharse con los videos y bromas virales y hasta se atrevieron a comenzar a participar en algunas de ellas. Obviamente, muy lejos de la rígida y estricta mirada de Isabel II, que de enterarse de las flamantes costumbres de su hijo mayor no dudaría un minuto en reprimirlo o censurarlo. Comentaron en el íntimo círculo online, en el que por ahora se manejan, que ellos mismos serán los que organizarán las próximas fiestas. Y ya pusieron en práctica su nueva costumbre virtual saludando a su pequeño nieto Louis, que cumplió dos años, disfrazados y con divertidas canciones. Cuentan que Camila es la encargada de buscar prendas entre los guardarropas de la pareja y armar coloridos outfits. Mientras Carlos sería el responsable de ensayar canciones y hasta inventar letras para cantar.

   Y esta actividad, investigando en las redes, también llevó a la duquesa de Cornualles a tener un vuelo místico. Ya que según contó se reencontró con el espíritu de su hermano, Mark Shand, fallecido en 2014 a los 62 años al caerse en un hotel de Nueva York. “El recuerdo de mi hermano, que era un viajero empedernido y un gran defensor de animales, me embargó. Me reencontré con su libro 'Travels on muy elephant', donde cuenta su historia de amor con Tara, una elefanta asiática de cuando él vivió en la India. ¡Y eso me hizo llorar muchísimo!”, contó la propia Camila.   

   Lo cierto es que, computadoras en mano, Carlos y Camilla están atravesando una cuarentena plena de conocimientos, investigaciones, costumbres nuevas y fiestas virtuales impensandas hasta hace un par de semanas atrás.

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