Príncipe Andrés (X)
REALEZA

Cómo es Royal Lodge, la lujosa mansión en la que vive el príncipe Andrés, Duque de York

Actualmente esta residencia sufre problemas estructurales.

Royal Lodge, ubicada en Windsor, se ha convertido en el centro de atención debido a los problemas financieros del príncipe Andrés. Desde 2004, el duque de York habita esta imponente propiedad junto a su exesposa Sarah Ferguson, tras firmar un contrato de arrendamiento por 75 años. Esta residencia exige que el inquilino mantenga la propiedad en óptimas condiciones, algo que actualmente está en duda.

Cómo es Royal Lodge, la lujosa mansión en la que vive el príncipe Andrés, Duque de York

La construcción de esta mansión se remonta al siglo XVII. En 1812, el rey Jorge IV impulsó su remodelación, transformando lo que era Cumberland Lodge en "The Royal Lodge". Más adelante, la residencia albergó a la reina Madre hasta 2002, consolidando su lugar en la historia de la familia real.

Royal Lodge cuenta con 30 habitaciones, incluidas 7 dormitorios, un salón principal y una capilla privada. Además, posee dos cabañas principales y tres más pequeñas en sus alrededores, junto con una casa de campo en miniatura. Esta propiedad refleja la grandeza que caracteriza a las residencias reales británicas.

En los últimos años, Royal Lodge ha presentado problemas estructurales. Las grietas en los ladrillos, la pintura descascarada y la humedad son algunos de los desperfectos señalados. Estos inconvenientes surgieron tras el incumplimiento de los pagos anuales de mantenimiento, que ascienden a 503,000 dólares.

El escándalo de Jeffrey Epstein afectó directamente la situación económica del príncipe Andrés. Desde entonces, perdió su asignación anual de 314.000 dólares, lo que complicó el cumplimiento de sus obligaciones financieras.

Ante los problemas económicos y de mantenimiento, el rey Carlos III estaría evaluando trasladar al príncipe Andrés a Frogmore Cottage, una residencia más modesta. Esta decisión generaría tensiones dentro de la familia, ya que el duque de York percibe este cambio como una degradación.

AM 

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