Tradicionalmente, muchas estufas a leña se diseñaron de forma empírica, sin medir cuánto calor entraba realmente al hogar y cuánto se perdía. Pero en los últimos años, Masa Térmica, junto con otros equipos profesionales dedicados a la construcción de estufas de inercia, se dieron a la tarea de utilizar instrumental avanzado para evaluar el rendimiento real de los dispositivos que construyen. Para tal fin se emplea un analizador de gases, que permite medir la temperatura de la chimenea, los niveles de oxígeno y otros gases emitidos, y calcular con precisión la eficiencia de la combustión.
Una combustión eficiente significa que más del 90 % de la energía contenida en la leña se transforma en calor útil. Es decir: de cada 100 pesos de leña, 90 se quedan adentro del hogar en forma de calor, y solo 10 se pierden. Esto se logra cuando la cámara de combustión alcanza temperaturas superiores a los 1000 °C, lo que permite quemar también los gases residuales como el monóxido de carbono.
Pero esta eficiencia no alcanza si ese calor no se almacena bien. Por eso es clave el diseño de la batería térmica, una masa de aproximadamente mil ladrillos que absorbe el calor durante la combustión y luego lo libera de forma gradual, incluso hasta 24 horas después de apagado el fuego. Esta estrategia permite que la casa se mantenga cálida sin tener que alimentar continuamente la estufa.
Además de su impacto ambiental positivo, esta tecnología reduce notablemente la logística asociada a la leña: menos hachado, menos fraccionamiento, menos transporte. Para tener una idea clara: con solo un cajón de verdulería lleno de leña blanda —unos 12 kilos— una estufa de inercia térmica bien construida puede calefaccionar una vivienda de 100 m² durante 12 horas continuas, sin necesidad de agregar más leña.
A diferencia de otras tecnologías —que pueden tener buena combustión pero sin masa que retenga calor—, las estufas de inercia térmica como la Estufa Patagónica o la Gymse logran un doble objetivo: combustión limpia y entrega prolongada de calor. Además, permiten usar leñas blandas como álamo o sauce, de fácil regeneración y bajo costo.
Medir es mejorar. Y mejorar, en este contexto, es construir estufas que cuidan los bosques, los bolsillos y la calidad del aire. Un diseño inteligente no solo calienta mejor: transforma la relación entre fuego y vivienda en una alianza eficiente y sustentable.
Contacto:
Carlos Ponticelli – Masa Térmica
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