Facundo, ¿qué te motivó a dedicarte a la actuación?
Nada muy concreto me motivó a dedicarme a la actuación, siempre lo supe, cuando naces artista, en cualquier disciplina, o evadís o te metes en eso. De chico era comediante, dramático, participaba en cuanta obra se hacía en el colegio y siempre fiel a mis inquietudes, en cuanto pude pagarme una escuela de teatro, lo hice. En ese entonces tenía 22 años.
¿Cuál crees que es tu principal motivación interna para saber que este es tu camino?
Mi maestro interior es artista y es creativo. Hago cerámica también y tengo la capacidad de tomar un trozo de arcilla y moldearlo como se me antoje para lograr una pieza de arte. Con la actuación me pasa lo mismo: me dan el material a trabajar y lo moldeo hasta crear un personaje. En el mundo artístico hay un montón de cosas que a veces desmotivan: mucho “¡no!”, mucha frustración. Y hay una lucha interna, existe el crítico interior que te dice: "¡No servís! ¡Anda a estudiar programación!" Pero tu artista interior es el que en ese momento te rescata, se ríe y te empuja adelante.
¿Qué tipo de personajes te atraen más y por qué?
Me atraen más los personajes viscerales, políticamente incorrectos, que responden a impulsos naturales, imprevisibles, que se caen, que apuestan todo. Por lo general, en historias más convencionales, estos caracteres los abordan los villanos. Eso depende de la mirada del director, las herramientas que ofrece o la libertad que da a los intérpretes de enloquecer y de mostrar sus emociones. Voy más por ese camino. Esa estética, esos personajes me atraen como mosca.
Así es la vida de un actor comprometido con su arte. Su viaje es una búsqueda constante de personajes que desafíen las normas y le permitan explorar las profundidades de su creatividad. Un artista que, sigue adelante impulsado por su pasión y su amor por el arte.
A Facundo se lo puede ver todos los jueves 20:30hs en Despeinada, el musical en el Teatro Regina y lo encuentran también en Instagram como @soyfacuavila.