Belén de Iruñe, fundadora de la marca homónima, encontró la inspiración para crear su línea de ropa a partir de una necesidad personal: encontrar prendas que le gustaran y se ajustaran a su cuerpo. Al no hallar marcas que ofrecieran variedad de talles con estilo y personalidad, decidió confeccionar sus propias creaciones.
Guiada por las enseñanzas de su abuela en la costura, Belén transformó su necesidad en vocación. Hoy, Iruñe se destaca por ofrecer prendas confeccionadas a pedido, adaptadas a las necesidades únicas de cada cliente. La marca se ha consolidado como un referente en moda inclusiva, trabajando con todos los talles y priorizando la comodidad y seguridad de cada cuerpo.
Cada prenda de Iruñe es elaborada manualmente, lo que representa un desafío en términos de tiempo y dedicación. Belén se esfuerza por mantener plazos de entrega cortos sin comprometer la calidad y el amor que cada pieza merece. El proceso de ajuste de talles es meticuloso, asegurando que cada prenda se adapte perfectamente a las medidas y necesidades de sus clientas.
Escuchar a las clientas es prioritario para Iruñe. Sus opiniones y necesidades influyen directamente en el diseño y producción de nuevas colecciones, permitiendo a la marca crecer y ofrecer un servicio alineado con su esencia: prendas atemporales creadas para la comodidad y seguridad de cada cuerpo.