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La separación de pareja suele darse generalmente bajo constantes conflictos, y estos se producen principalmente porque la falta de comunicación, que existía dentro de la pareja, se profundiza cuando ésta se disuelve. Además de la falta de asertividad, de empatía, de respeto y, sobre todo, de amabilidad.
Ahora bien, existen algunos factores que pueden complejizar aún más la separación, como lo son las adicciones a las sustancias psicoactivas, padecer de un cuadro clínico (depresión, ansiedad o un trastorno de personalidad -narcisista, paranoide y/o borderline-), antecedentes judiciales, violencia de género/familiar, dependencia (emocional, económica, funcional), infidelidad, el haber tenido innumerables separaciones anteriores, con reconciliaciones.
Cuando el vínculo se va fusionando, la pareja va proyectando ampliar la familia, y con ella aparecen los hijos, el responsabilizarse de cuidar a las mascotas y la adquisición de propiedades, etc. Por este motivo, es necesario llevar a cabo una separación de pareja sana y funcional para que no dañe la salud mental y emocional de todos los implicados.
Existen habilidades cognitivas, emocionales y conductuales que se pueden implementar para hacer de este proceso una instancia fácil de transitar. Entre ellas están:
- Tomar la decisión con seguridad, y mantenerse firme. Muchas veces nos quedamos en un vínculo sin querer estar en él, y el dolor que sentimos luego se comparte y nadie termina siendo feliz.
- Tener un plan, organizando las prioridades a resolver.
Ser ordenado con las prioridades nos permitirá ser prolijos, eficientes y prácticos. De esta manera seremos resolutivos, reduciendo la tendencia al conflicto con el “ex”.
- Intentar mantener la rutina y los hábitos lo mejor que se pueda, incluyendo sostener una distancia física y virtual con el “ex”.
- Aceptar el malestar emocional. Poder tolerar la desilusión, la tristeza y la ansiedad ayudará a poder controlar estas emociones que, con el paso del tiempo y al ir transitando la separación, irán disminuyendo. Sin embargo, si la separación es conflictiva, este malestar no solo perdurará, sino que se hará aún más grave.
- Tener en claro que el vínculo de pareja es el que se disuelve; si tienen hijos, deberán reconocerse como “padres”, que estarán de alguna manera implicados hasta que los mismos sean mayores de edad. Esto se da porque necesitarán coordinar el régimen de visita, la cuota alimentaria, compartir actos escolares, comunicarse detalles con respecto a la salud, etc.
- Autocuidarse y cuidar al otro: además de mantener la calma y conservar la paz, es fundamental tener hábitos saludables (descanso, alimentación, relajación, deporte, hacer terapia), generar espacios de sociabilización y, sobre todo, establecer vínculos donde podamos sentirnos contenidos afectivamente. Luego, cuidar al otro con actitudes amables, siendo empáticos y asertivos con sus necesidades e interés, sin descuidar los nuestros.
- Generar un proyecto alentador que te inspire a crecer en todas las áreas de tu vida, sea profesional, salud, social, familiar, y quizás hasta sentimental. Esta estrategia es importante porque estimula emociones positivas, que te ayudarán a desenfocar tu atención en el desamor (es decir, en la tristeza, la desilusión, etc.)
- Generar acuerdos que sean beneficios para ambos, un “ganar-ganar”. De esta manera, si bien cada uno irá resolviendo el duelo según su propia personalidad, se le irá facilitando dicho proceso que, por su propia naturaleza, ya es de por sí doloroso.
- Hacer terapia, ayuda a que puedan transitar este proceso reflexionado sobre algunas creencias, que muchas veces al ser irracionales contribuyen a generar malos entendidos, haciendo que el malestar emocional sea aún más profundo.
- Recibir asesoramiento legal, ayuda a tener en claro los aspectos que son los que muchas veces generan los temas de conflicto y discusión, como lo es la división de bienes, la tenencia de los hijos, etc.
Lic. Silvana Etchepare
M.P.:1707
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