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La violencia es una palabra que desde todas las áreas y ámbitos en los que me desempeño, Salud y Educación me cuestiona. Se usa con fines políticos, de poder y para generar más separación social con una gran irresponsabilidad. Estos comportamientos, nos remite a pensar en la violencia, como algo que es ajeno a cada uno entonces somos todos jueces, ajenos a los hechos. Aquí es donde surge el interrogante sobre el compromiso que cada uno de nosotros tiene en su accionar social.
La violencia aparece en forma subterránea y anónima, todos somos testigos, cómplices y victimas. La sociedad se estructura promulgando conceptos como libertad, autenticidad, sentimientos y emociones, construyendo una realidad mirándonos a nosotros mismos, dando lugar a un sujeto que se construye solo mirándose así mismo, sin dar lugar a la imagen que me devuelve el otro con quien construir un mundo más ajustado a las vivencias que debemos enfrentarnos en lo cotidiano.
Realmente, ¿creemos que podemos construirnos sin un otro? Respondiendo a esta incógnita podríamos referirnos a varios ejemplos que se ven en la sociedad como: La violencia, donde se pierde hasta el dominio de sí mismo. Nos asustamos cuando se pierde el registro de la vida y aparece la muerte como evidencia, como también manifestaciones patológicas de estos tiempos como la ansiedad y la depresión etc,
La ciencia y la tecnología ponen a disposición del hombre una serie de recursos, y este los convierte en un exponente más del narcisismo actual. Las redes sociales, constituyen un espacio donde puedo hacer uso de las formas más crueles y primitiva formas de expresión que permiten operar desde el anonimato y así construir y destruir sin que nadie pueda poner límites.
Las reuniones sociales, las mesas familiares, los programas recreativos, muestran a un sujeto conectado a un dispositivo que no lo contradice en nada y lo mantiene alejado de las sensaciones y contradicciones del mundo de relación.
Finalmente, quiero a modo de conclusión expresar que la violencia nace en el lugar donde todo es posible. Quiero mencionar a un autor que define con claridad el padecer actual Byung-Chul an (2019). “Los tiempos en los que existía el otro han pasado. El otro como amigo , el otro como infierno, el otro como misterio, el otro como deseo van desapareciendo, dando paso a lo igual. La proliferación de lo igual es lo que, haciéndose pasar por crecimiento, constituye hoy esas alteraciones patológicas del cuerpo social. Lo que enferma a la sociedad no es la alienación, ni la sustracción, sino la hiper-comunicacion, el exceso de información, la sobreproducción y el híper-consumo….”
Mariana Gauto - Lic. en Psicología
