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La espiritualidad es la manera en como las personas entienden y viven su vida y la necesidad de encontrar respuestas satisfactorias acerca de la existencia y la muerte. Viktor Frankl afirmaba que el componente espiritual es un complemento necesario al enfoque tradicional de la psicoterapia porque toda persona, sea consciente o no de ello, constituye un “algo” espiritual.
Diferentes estudios han explorado los beneficios que promueve la dimensión espiritual en las personas y se ha llegado a demostrar que esta dimensión puede incidir en la recuperación de la salud, debido a que ofrece un sentido de propósito, esperanza y apoyo emocional así como un marco moral que aumenta la capacidad de perdonar, disminuye la actividad antisocial en niños y adolescentes, promueve un mayor bienestar físico y psicológico, disminuye la ansiedad y motiva los comportamientos pro-sociales, además de incrementar el control, el sentimiento de seguridad y la confianza en uno mismo.
Se ha visto también como este enfoque no solo previene el abuso de sustancias sino que promueve un mejor pronóstico en los pacientes que ya presentan adicciones y están en tratamiento. Promueve una mejor recuperación y pronóstico en trastornos afectivos, de ansiedad, psicóticos, así como una reducción en la tasa de suicidios.
Benson, quien dirige el Instituto Mind-Body en la Universidad de Harvard, ha venido estudiando desde hace 30 años el poder de la oración y se ha focalizado específicamente en los efectos que tienen sobre el cuerpo la meditación, la forma budista de rezar. Reporta, que todas las formas de oración producen una respuesta de relajación que combate el estrés, calma el cuerpo y promueve la sanación.
Los efectos beneficiosos que tiene para la salud la oración quedaron demostrados en una investigación que duró 10 meses y reveló una mejoría mayor en un grupo de pacientes que recibía oración exterior además del tratamiento convencional. El grupo de personas que no sabía que estaban orando por ellos, presentó menos fallas congestivas, menos paros cardíacos y una mortalidad significativamente menor. Este estudio nos lleva a pensar que hay otros factores, además de la fe, que intervienen en un proceso de sanación.
La dimensión espiritual puede convertirse en una poderosa fuente de fortaleza, debido a que capacita al individuo a hacer cambios positivos en su estilo de vida y a tomar conciencia de cómo las creencias, actitudes y comportamientos pueden afectar positiva o negativamente su salud.
Si estás buscando acompañamiento espiritual, un grupo de reflexión, obtener más información, y compartir experiencias que han sido emocionalmente intensas o significativas, contáctame.
Aldana Casal - Lic. en Piscología
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