En el marco de la segunda temporada de +CARAS, el periodista Héctor Maugeri entrevistó a Alejandra “Locomotora” Oliveras, una de las figuras más emblemáticas del deporte argentino. Con la fuerza y sinceridad que la caracterizan, la exboxeadora no solo repasó su imponente carrera, sino que abrió su corazón para hablar de su familia y del enorme desafío que significó criar sola a sus dos hijos, Alejandro y Alexis.
Oliveras es una leyenda del boxeo. Con más de 25 años dedicados a este deporte, fue campeona mundial en seis ocasiones, en cinco categorías distintas, y posee dos récords Guinness. Sin embargo, su historia va mucho más allá de los títulos: está marcada por la pobreza, la violencia de género y una lucha incansable contra la discriminación en un mundo tradicionalmente masculino.
La familia de Alejandra Locomotora Olivares
En este camino, también fue madre. Alejandro, de 31 años, es modelo; mientras que Alexis, su hijo menor, de 27 años, estudia para convertirse en chef. “Hice lo que pude. No hay universidad para mamá o papá. Los crié sola con mucho esfuerzo”, expresó con honestidad cuando el conductor de +CARAS le preguntó cómo es como madre.
Además, recordó con orgullo cómo, desde muy chicos, sus hijos aprendieron a arreglárselas: “A los cuatro años ya sabían cocinar. Se cuidaban y se cocinaban cuando yo tenía que pelear o concentrar”.
Locomotora también reconoció que muchas veces no pudo estar presente como hubiese querido. “Me perdí fiestas, cumpleaños y egresos, pero ellos sabían que todo era para comer y para soñar con un futuro mejor”, dijo. “Si no fuera por eso, estaríamos los tres en la miseria”.

La historia familiar de Oliveras también está atravesada por personajes fuertes y determinantes. En ese sentido, recordó con especial cariño a su madre, Lola. “Era la mujer más fuerte del universo”, dijo sin dudar. “Era la que cobraba las cuentas, y le pagaban. Tenía 80 kilos bien puestos y un carácter fuerte. Gracias a ella estamos vivos los siete hermanos. Nos cuidaba mucho”, agregó.
Sobre su padre, Luis, explicó que “era un soñador, un bohemio. Estudiaba medicina, pero un día decidió dejar la universidad y salir a recorrer el mundo con su mochila. Ahí conoció a mi mamá”.
Alejandra nunca olvidó sus orígenes. Contó que recién a los 16 años pudo comprarse su primer par de zapatillas, y que recién después de ser campeona mundial pudo tener sus propios guantes de boxeo. Hasta entonces, entrenaba con guantes prestados.

Su infancia, a pesar de las carencias, estuvo llena de sueños: “Era muy alegre. Cuando no teníamos para comer, soñaba con ser astronauta, cantante y karateka. Soñaba con algún día tener todo: comer un asado o tomar un helado. Me imaginaba como una reina”.
Por último, Alejandra “Locomotora” Oliveras dejó una reflexión: “Los sueños te llevan a luchar por lo que querés, el tener un proyecto de vida. Si no tenes dinero, se sale luchando. Nada es gratis en esta vida. Tenes que luchar y tomar decisiones para ser feliz”.

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