L a unión familiar como combustible es para el empresario textil Nicolás Cuño la semilla de todo. La raíz como fuente máxima de amor y refugio de paz absoluta. El motor más genuino desde donde construir y poner en acción, cada proyecto y sueño por delante. Y desde la calma de su refugio elegido, el sereno barrio privado “Laguna Escondida”, que se encuentra pasando José Ignacio, el director creativo y dueño de la firma “Key Biscayne” lo confirma.
Junto a su esposa, la ex Leona Giselle Kañevsky y sus tres hijos, Gael (7), Juan (4) y Mila (1), el instructor de “El Arte de Vivir” no concibe otro plan que no sea el de unión y desconexión con los suyos. Es por eso que el yoga, la meditación y el contacto diario con la naturaleza son hábitos base del clan, que suele elegir las mañanas para dar comienzo a este orgánico ritual. El mismo que su hijo mayor, Gael, porta naturalmente en los genes y manifiesta de manera individual para conectar con su ser desde los 6 años, cuando tomó el primer curso de meditación. Pero esta práctica no solo se reduce al círculo familiar sino que se expande.
Tal es así que la pareja recibe en su hogar uruguayo a más de un interesado en detox espiritual. Cultores de este lifestyle, también trasladan sus conocimientos y granito de arena al deporte de alto rendimiento. En ese sentido, la ex Leona y coach ontológica, fiel conocedora en materia deportiva, trabaja junto al Comité Olímpico en Tokio, en una plataforma éxito centrada en la parte emocional, que incluye la meditación y el manejo de emociones de los deportistas atletas olímpicos.
El compromiso de Cuño y Giselle no solo llegó a Tokio sino que también respira aires mundialistas. Todo inició cuando el célebre empresario textil comenzó a vestir a la Selección Sub-20, cuatro años atrás, durante la era de Scaloni. Bajo el sello de su icónica firma, Nicolás tuvo el honor de lookear a Lionel Messi, a Paulo Dybala y Ángel Di María, entre muchas otras figuras históricas del seleccionado. Y esa unión, un verdadero regalo de la profesión para Cuño, no solo coronó con la exclusiva vestimenta de etiqueta. La meditación también fue parte de una puerta que se abrió (desde que Cuño le dio clases al “Checho” Batista) y todavía da sus frutos.
Agradecido con la AFA y su presidente, “Nico” se asume un privilegiado al plantar “otra semilla”, que se alinea con la meditación en los jugadores, entre los que han participado Julián Álvarez y Alex Mac Allister. Práctica que más adelante se expandió al cuerpo técnico de Scaloni, Aimar, Ayala y Samuel, y mucho antes al del “Chapa” Retegui, el técnico más exitoso de la historia de las Leonas. Frente a un año de grandes motivaciones, el empresario –que se instaló en Uruguay con su familia todo el mes de enero– ya trabaja en la nueva colección de “Key Biscayne”.
Una campaña que tendrá como gran concepto el bullying, de la mano de Unicef, aliado en su última campaña del Día del Niño destinada a los chicos de Ucrania. Como ni eso no bastara, Cuño continúa con su sello en asesorías personalizadas y este año suma a Gastón Pauls, imagen visible de un programa de televisión que visibiliza las adicciones en primera persona. El empresario no descansa. Y más allá de los logros profesionales alcanzados, Cuño abraza tres conceptos clave, que traslada a la cotidianidad de su vida: ayudar a otros a sanar, contagiar luz y buena energía.
Producción: Sol Miranda
Fotos: Federico De Bartolo