Tamara Kovalchuk suena, en principio, a una exótica referente del arte en Europa del Este. Sin embargo, se trata del nombre de una eximia artista argentina, nacida en la bella provincia de Misiones, orgullosamente albiceleste y con sólidos principios populares, como la yerba mate que crece de la tierra roja que tanto la identifica. Dueña de interminables experiencias en escenarios globales, y habiendo recibido infinidad de aplausos en más de treinta países, muy pocos conocen el variopinto, difícil y enorme camino que surcó desde su Posadas natal, y hacia el mundo.
El Strip Love Tour de Karol G, que la tuvo como una de las bailarinas más destacadas, la concentró en treinta y dos shows, en más de veinte ciudades de los Estados Unidos, incluyendo titánicas presentaciones en el Madison Square Garden de New York, el FTX Arena de Miami, y el renombrado Crypto.com en Los Angeles, California. Más de medio millón de personas la vieron y la ovacionaron codo a codo con la solista colombiana; un merecido reconocimiento, para una artista completa cuya meta es, simplemente, seguir cumpliendo sus sueños.
Con su participación en la magnífica experiencia de los Latin Grammy 2022 en Las Vegas, el pasado 17 de noviembre, Tamara demostró ser una de las bailarinas más prolíficas de Argentina de los últimos tiempos, tan talentosa como de bajo perfil, tan humana como comprometida con el arte que la circunda; siempre lista, valiente y emprendedora, optando por la búsqueda de la excelencia, en tiempos donde termina prevaleciendo lo inmediato sobre lo que se gana con esfuerzo. “Bailé desde muy chica, todo lo transité con mucho esfuerzo”, afirma.
A los 17 años, obtuvo la beca para la escuela de Julio Bocca, que la reivindicó como una enorme promesa nacional. Trabajó junto a Diego Torres en la coreografía de la presentación, realizada en el Obelisco, del tema oficial de la Copa América del 2011, “Creo en América”. Tamara recuerda, con mucha emoción, su trabajo con el ídolo mexicano, Juan Gabriel. “En 2014 tuve el privilegio de abrir su show en el Luna Park. A partir de esa participación, formé parte del tour oficial de ´JuanGa´ en México. Puedo decir que compartí escenario con él en sus últimos shows. Un privilegio inolvidable”.
México fue un país que presentó muchas oportunidades para Tamara. Compartió escenario con Itatí Cantoral (la recordada Soraya en María la Del Barrio) y participó en The Hole, el musical. Marco Antonio Solís, la popular estrella mexicana Belinda, y Guns n ́ Roses también la alistaron en sus multitudinarios escenarios de gira. NFL Network la legitimó, en octubre de 2016, como una referente mediática por su herencia hispana. El formato real life, tan en boga en nuestros días, la abrazó. Univisión, la popular cadena del hemisferio norte, la presentó en el reality “Yo también quiero ser una Cheerleader”. “Fui cheerleader
de los Miami Dolphins por tres años. Me convertí en una Hostess de noticias de los Dolphins en español– recuerda -, y finalmente en Capitana. Eso no solamente fue inolvidable, sino que me abrió las puertas a los Estados Unidos”
Pero fue el 24 de diciembre de 2019 una fecha que marcó un antes y un después, tanto en su carrera creciente como en su vida cotidiana. “Me llamó la producción de Karol G y me dijeron la frase que sigue resonando aún en mi corazón: Welcome to the Family”. Con ese “Bienvenida a la familia”, la hicieron partícipe de una gira mundial por innumerables y recónditos países, en donde su talento cobra nuevos aplausos en cada espacio insoslayable. A estos logros actualmente, y además de brillar como bailarina, se suma su enorme demanda como actriz; día a día, su condición de intérprete dramática se visualiza cada vez más, participando exitosamente en producciones de alto vuelo.
Frente a la pregunta respecto de qué le diría a aquella chica que soñaba con salir de Misiones y recorrer el mundo, Tamara responde con vehemencia y convicción. “Primero que todo, que sea valiente. Que siga trabajando con disciplina, fe y mucho amor. Que no se rinda a pesar de todas las veces que va a recibir un ‘No’, que todo sacrificio va a valer la pena y que vino a éste mundo no solo a cumplir sus sueños, si no también a inspirar a otros a que luchen por los suyos. Que no importa que tan lejos vaya, que siempre tenga presente a su gente, a su familia y la tierra de donde viene. Que nunca olvide mantener la humildad y sus valores, porque un artista sólo puede considerarse como tal si primero es una buena persona que actúa con respeto y empatía. Que confíe mucho en su capacidad y en su talento pero, sobre todo, que siempre confíe en su corazón, que aunque a veces parezca lo contrario, nunca se equivoca. Y que no pase un solo día sin sentirse agradecida por la maravillosa bendición de hacer lo que más ama.”