Destronó a Kate Moss, una leyenda británica de las pasarelas. Con sus más de 40 millones de seguidores, Cara Delevingne (27) trascendió el modelaje para convertirse en una modelo a tiempo completo. Según el último ranking de Forbes, sólo en 2018 facturó 26 millones de dólares, aventajando a sus compatriotas Moss y Rosie Huntington-Whiteley, quienes rondaron los 10 millones.
Pero no fue sobre la pasarela que Delevigne cosechó su fortuna. Además de trabajar como actriz (acaba de estrenar “Carnival Row”, junto a Orlando Bloom), tiene su propia compañía, Cara & Co; pero no es esta su única faceta como empresaria: también ejerce como directora para Harvey White Properties Ltd, una importante firma de Real Estate que pertenece a su padre.
Su identidad transgresora y rebelde sobre la pasarela —asistió a la Gala del Met de 2017 con la cabeza rapada y teñida de plateado— conforman esa identidad que se transformó en éxito. Aunque hoy sea un ejemplo, admitió que sufrió depresión infantil debido a la situación familiar que la forzó a abandonar la escuela —su madre era adicta a la heroína—. Además es un ícono del llamado género fluido, un término con el que se refieren a las personas que se siente atraídas sexualmente por personas independientemente de su sexo. Actualmente es un referente para el colectivo LGTBI.
Delevingne habló en una reciente entrevista de la relación entre el dinero y la felicidad. “Claro que he tenido una infancia privilegiada, en el sentido de que pude viajar y crecer en Londres, que fue increíble para mí. Tengo una familia maravillosa y mi padre, que no creció teniendo dinero, es muy ambicioso y se propuso cuidar de su familia y de todos nosotros”.
Aún así, a pesar de haberlo tenido todo desde su infancia, entendió que lo material no sustituye ciertas emociones. “Me di cuenta de que el dinero no lo es todo. Hay un momento en el que pensás: ‘Bien, he hecho mucho dinero, pero me siento muy infeliz y súper sola’”, confesó Delevingne, mostrando que no todo lo que brilla es oro.