La rivalidad entre Grace Kelly y María Callas en el pequeño principado de Mónaco fue un tema de interés y especulación durante décadas. Ambas mujeres, divas en su propio derecho y con trayectorias admiradas a nivel mundial, se enfrentaron en un duelo de poder, atención y glamour que marcó una época.
La verdadera historia se encuentra en una mezcla de ambición, celos y un conflicto inevitable entre sus personalidades y aspiraciones.
Por qué María Callas era la gran enemiga de Grace Kelly
Para entender esta enemistad, es esencial conocer el contexto de cada una. En 1956, Grace Kelly dejó Hollywood para convertirse en la princesa de Mónaco al casarse con el príncipe Rainiero III. La oscarizada actriz pasó de ser una estrella de cine a enfrentar el reto de consolidarse como una figura respetada de la realeza europea, algo que le exigió romper con su pasado en la industria cinematográfica. Sin embargo, su vida de cuento de hadas se complicó cuando María Callas, la famosa soprano griega, comenzó un romance con Aristóteles Onassis, el multimillonario naviero que ejercía gran influencia en Mónaco.

La relación de Callas y Onassis —una de las más comentadas de la época— acaparaba la atención mediática por su intensidad y por los escándalos que generaba.
En ese entonces, Onassis poseía parte del casino de Montecarlo y varias propiedades en Mónaco, lo cual le daba una influencia considerable en el principado. Este poder y su ostentosa presencia junto a Callas eclipsaban la imagen de Grace, quien aspiraba a ser vista como la figura central de Mónaco.
Para Grace, María Callas encarnaba todo lo que ella quería evitar: los escándalos, la polémica y el foco mediático negativo.
Mientras Callas paseaba junto a Onassis en el yate "Christina", protagonizaba arrumacos públicos y rechazaba a la prensa sin filtros, la princesa intentaba imponer una imagen de respeto y dignidad para la realeza monegasca. Esta diferencia en su comportamiento y en la percepción pública generó un choque inevitable entre ambas mujeres.

La tensión llegó a tal punto que Grace Kelly decidió excluir a Callas de la Gala de la Cruz Roja, el evento más importante del principado, en una humillante desinvitación que se conoció como "la pequeña guerra".
Por otro lado, a pesar de las reservas, la alta sociedad que rechazaba a la princesa en ocasiones parecía acoger con entusiasmo a María Callas, lo cual acentuaba la rivalidad. Un evento especialmente simbólico fue el baile “Ballo dei Re” en el Palazzo Serra di Cassano en Nápoles, al cual Grace Kelly no fue invitada, pero la soprano sí, acompañada de Onassis. La reina Federica de Grecia, madre de la reina Sofía de España, organizó esta gala y dejó fuera a la estadounidense, pese a que ella se encontraba en la ciudad, una situación que se interpretó como una humillación pública.
Con el tiempo, María Callas y Grace Kelly encontraron un punto en común en su antipatía hacia Jacqueline Kennedy, quien se convirtió en su enemiga compartida tras el asesinato de John F. Kennedy. Durante su visita a Estados Unidos en esos días, los príncipes de Mónaco decidieron no cancelar una fiesta, lo que desagradó a la norteamericana. Luego, cuando la princesa intentó ofrecerle sus condolencias, fue rechazada fríamente, generando una enemistad entre ambas mujeres. Más adelante, Aristóteles Onassis abandonaría a la soprano para casarse con la ex primera dama de Estados Unidos, lo que provocó en la cantante un dolor profundo y la unión inesperada entre ella y la royal de Mónaco.
AM
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