Amante de los perros, la reina Isabel II siempre estuvo rodeada de varias mascotas y ese amor por los animales los transmitió a sus herederos. Hace unos días falleció Vulcano, uno de los dos perros que le quedaban en el castillo de Windsor y está desconsolada.
Este año, Isabel también perdió varias amigas, todas longevas y varias de sus mascotas. Sólo le quedaban Vulcano y Candy y ahora con la única compañía de Candy, decidió que ya no querrá más perros dado que, consciente de su edad, no quiere que éstos se queden solos cuando ella ya no esté en esta tierra.
Hace pocas semanas también fallecía la mascota de los duques de Cambridge, Lupo, otra pérdida que lamentó profundamente y que los dueños de la mascota, el príncipe Guillermo y Kate Middleton lloraron especialmente por ser tan amigable con sus hijos George, Charlotte y Louis.
La reina tuvo hasta 30 perros, todos descendientes de Susan, la mascota que le regalaron cuando cumplió 18 años. Los cuidaba personalmente y tenían una vida de lujo con habitación propia, camas elevadas para no sentir el frío del suelo, comida gourmet y hasta sus propios obsequios de navidad, todos personalizados y dentro de la bota emblemática con el nombre de cada uno de ellos.
La reina Isabel fue muchas veces criticada, dado que aseguraban que manifestaba más amor por sus perros que por sus propios hijos.

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