Fabián Cubero y Mica Viciconte presentaron oficialmente a su hijo: todas las fotos de Luca
Los flamantes papás hicieron una producción única con su bebé.
Pasaron dos horas desde que Micaela Viciconte ( 33) amamantó por última vez a Luca y lejos de volverse demandante —en el contexto de su primera sesión fotográfica profesional— el bebé de un mes que tuvo con Fabián Cubero (43) apenas se hace notar. “Estamos disfrutando, pero también aprendiendo porque para mí es todo nuevo. Desde cuándo le doy la teta, cuándo duerme, cuándo come, si está bien, si está mal, los miedos. Es una etapa linda y de aprendizaje”, comparte la influencer y mamá primeriza que aunque se lo proponga, no puede dejar de mirarlo.
“La veo cariñosa, responsable, y todo el tiempo pendiente si le falta algo. Todo lo que me imaginaba, porque siempre hablamos de tener un hijo y planeamos su llegada, lo estoy viviendo y me genera tranquilidad”, agrega el exfutbolista que ahora lo sostiene en brazos. “Le encanta estar a upa. ¡Cualquier brazo que le des, a él le encanta! Las primeras semanas no quise tener visitas para poder adaptarme, hay tres hermanas que también se tienen que adaptar, el padre, los perros… somos muchos. Quería estar tranquila y ver cómo nos sentíamos”, admite Viciconte que, conforme entra gente a su casa, pide que por favor se laven las manos.
“El invierno es un tema. Si alguien viene resfriado pido que se pongan barbijo porque uno trata de cuidarlo al máximo”. Y aunque soñar despiertos es una realidad con la que conviven desde la llegada del nuevo integrante, no esconden sus diferencias y admiten que las noches son un reto.
“Es todo un tema porque es donde más insegura me siento. Me da miedo quedarme dormida o no escucharlo. A veces duerme dos horas seguidas y lo muevo a ver si está bien. Me agarran esos miedos. Tengo la cuna pegada a mi cara básicamente y la primera noche creo que ni pestañé, no lo paré de mirar. Estaba estresada. Ahora estoy un poco más relajada, aunque hasta ahí. Porque es como una cajita de cristal”, explica la ex Combate.
—¿Hay noches mejores que otras?
—Micaela: Depende mucho del sueño. Hay veces que dormís muy bien y otras que no. Hay días que lloras y no sabes por qué. O días que te la agarras lamentablemente con tu pareja. Hemos tenido nuestras diferencias porque estoy sensible. Porque estás todo el día encerrada y ves que tu pareja se va a trabajar y te agarra como bronca. O se va a entrenar y pensas: yo también entrenaría una hora. Son un montón de cambios y me cuesta porque soy una persona muy activa. La actividad física es como mi psicólogo y momento de descarga. Pero todo tiene su tiempo. Tuve mis momentos de llanto, pero fueron pocos. Lo debe haber sentido más Fabián que yo.
—Fabián: No, yo tengo bastante paciencia. Aunque a veces capaz no entiendo la cantidad de temores que tiene. Porque le da cosa quedarse sola o bañarlo sola por miedo a resbalarse. A la noche por ahí lo tengo en el pecho y me duermo con el bebé y ella está inquieta porque me quedo dormido. Lo entiendo por ser madre primeriza y yo también estoy muy relajado porque tengo bastante experiencia en la paternidad.
—Con otra edad…
—F: Sí, los años pasan, estoy más grande y se disfrutan otras cosas. Cuando tuve a las nenas estaba en plena actividad y obviamente a las mañanas entrenaba. Hoy mi trabajo me permite armar mis reuniones y quedarme el tiempo que yo quiera en casa con el bebé. Los fines de semana también puedo estar en mi casa o planear un viaje con tiempo a ver a nuestra familia a Mar del Plata.
—M: Y aparte es un nene, que también es algo nuevo para los dos.
—En eso sí es primerizo Fabián.
—F: Sí, hay cosas que no viví. El tema del fútbol. Si bien dos de mis nenas son bastante futboleras, el varoncito va a querer ir a la cancha.
—M: O no. ¡No sabemos! Capaz que le gusta pintar.
—F: Bueno, hincha de Vélez ya es seguro. Apenas nació ya teníamos el carnet del club. Y me estuvo acompañando viendo en tele un par de partidos. Ya escucha y presta atención a los ruidos, las voces. Vamos a ver dónde perfila el enano…
—M: Si ves el placard tiene un montón de cosas de Vélez como si el bebé me hubiera dicho que quería ropita de Vélez. ¡Y es tan chiquito! Debe estar cerca de los 4 kilos. Nació con 45 centímetros y tiene patitas flacas. Ya veremos a quién se parece, todavía es raro. Hay muchas apuestas, si la nariz es mía, si el carácter va a ser mío o de él.
—¿Está muy dividido?
—M: Esperemos que sea mitad y mitad y que no sea todo mío.
—F: Yo lo veo medio blanquito y con ojos claros. Y medio castaño.
—M: Tal cual, pero de cara no sabemos. Pero lo importante es que la vamos llevando bien y además salió un bebé tranquilo que descansa, llora poco.
—¿Quién de los dos tiene esa templanza?
—M: Yo no. (Risas) Igual también pasa que cuando lo dejo en la cuna se larga a llorar. Y mi mamá me decía que yo era igual, así que me la está haciendo pagar. Porque cuando lo deja Fabi no llora, entonces lo termina haciendo él. Recién ahora nos estamos acomodando de vuelta porque ya tengo el alta. Y vuelve todo a la normalidad.
—¿La sexualidad de la pareja también o se posterga?
—F: Varía un montón... (Risas)
—M: Nosotros todo el embarazo estuvimos súper bien, no fue algo que tuvimos que postergar. Incluso a mí me despertó más deseo. Después del parto natural tuve 7 puntos internos y 3 externos así que tengo que esperar que se me cicatrice eso. Pero siempre fuimos una pareja súper activa, que disfrutamos y tenemos el deseo de nuestra intimidad. En eso no estamos mal.
—F: Es un tiempo en el que uno tiene la cabeza puesta en el bebé y una movilización importante para la madre. Porque estás con el tema que dormís poco, si te sale leche para el bebé…
—M: Por suerte se prendió perfecto a la teta y no tuve dificultad. Cuando él quiere le doy. Mantenemos una organización de cada tres horas, si pide antes por supuesto, pero cada tres horas toma y aumenta bien. Esa era una de las preguntas que tenía, la de amamantar, porque algunas madres no pueden por distintos motivos.
—Hablando de las preguntas y mitos alrededor de la maternidad… ¿Es como te lo cuentan o uno tiene que atravesarlo?
—M: A mí siempre me dijeron que viva mi propia experiencia y si necesitaba un consejo me lo daban. Pero mi entorno no es de esos que te vuelven loca. Me enamora todos los días levantarme y verlo a mi hijo. Lo que sí no me imaginaba es que el parto natural fuera tan doloroso. Después cuando ves que nace ese dolor se te va, pero es un dolor importante. ¡Fue heavy! Es un momento súper raro, porque tu pareja te acompaña, pero tampoco puede hacer nada. Son momentos difíciles.
—¿Volvería a pasar por otro parto?
—M: Sí, volvería a pasarlo. Aunque en ese momento te diría que no. (Se ríe) Pero cuando salió mi hijo y me lo apoyaron en el pecho me olvidé de todo. Ni se compara. Es un momento único que lo viviría de vuelta.
—¿Hay un antes y un después de Luca?
—M: A mí me cambió en absoluto, el poder concretar mi deseo de ser madre que es un sueño.
—F: Yo soy el tipo más feliz del mundo de tener otro hijo. No es que me cambió la vida o modificó mi día a día, porque hago lo que hice siempre desde que tengo hijas. A mí encanta llevarlas al colegio, buscarlas, hacerles la comida, prepararles la lunchera, despiojarlas, bañarlas y lo mismo será con Luca. Ellas tenían la fantasía del hermanito y se volvió realidad. Llegan y lo primero que hacen es alzarlo, como si fuera un juguete. La más chiquita, Sienna de 7, todavía le da cosa, pero las más grandes se dicen: “Ya lo tuviste bastante, pásamelo a mí, me lo llevo a la cama conmigo”. Se desesperan por cuidarlo. Siempre me encantó la familia numerosa. Y llegó Luca y se terminó de cumplir un sueño.
—¿Terminaron de encajar las piezas…?
—F: Sí, tal cual. Y si era una nena, no me iba a ser mucho drama, pero si era un varoncito mejor. Y la llegada de Luca…
—M: ¡Es algo que deseábamos mucho! Creo que se terminó de cumplir un sueño de los dos. Y él vino a traernos mucha paz, más de la que ya tenía nuestra familia.
—¿Les dio alguna lección?
—M: A tener más paciencia de la que venía teniendo. Y a no hacerme tanta mala sangre por algunas cosas que en ese momento sentía que eran graves. Hay cosas mucho más importantes, como mi hijo.
Producción: Sol Miranda
Fotos: Federico de Bartolo
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