Fin de año trae una mezcla de emociones intensas y la sensación de “cierre de ciclo” que nos llena de presiones. Entre balances personales, objetivos no cumplidos y la agenda cargada de compromisos, el estrés se dispara. Pero, ¿por qué nos pasa esto?
Por un lado, el fin de año despierta la necesidad de evaluar lo que hicimos o dejamos de hacer, a veces disparando la autocrítica. Si encima a esto le sumamos las redes sociales, donde la vida (aparentemente) “perfecta” de los demás a veces choca con nuestra realidad. Esta comparación constante nos hace sentir que no estamos a la altura.
A esto se suma la sobrecarga de actividades: cenas de fin de año, cierres laborales, compras de regalos y preparativos para las fiestas. La sensación de que “hay que terminar todo” antes del 31 de diciembre nos pone en una carrera sin pausa. Las reuniones familiares también pueden ser un detonante, especialmente si hay tensiones no resueltas o conflictos previos que reaparecen en la mesa de Navidad.
Este combo no solo afecta la mente, sino también el cuerpo. El insomnio, la fatiga, la tensión muscular e incluso los cambios en la digestión son señales de que el cuerpo está estresado. La acumulación de pendientes y la presión por cumplir con todo se reflejan en nuestro bienestar físico.
Entonces, ¿cómo podemos enfrentar el fin de año sin perder la calma? Acá van 5 claves prácticas:
- Redefiní tus prioridades: no todo tiene que cerrarse antes del 31. Identificá lo esencial y aceptá que algunas cosas pueden esperar.
- Decí "no" sin culpa: no estás obligada a aceptar cada invitación o cumplir con todas las expectativas de los demás. Poner límites es una forma de autocuidado.
- Soltá la comparación: lo que ves en redes es una versión editada de la vida de otros. Tu camino no tiene por qué parecerse al de nadie más.
- Pausas intencionales: reservá unos minutos para la respiración consciente o una caminata sin el teléfono. Estos pequeños momentos de pausa son esenciales.
- Delegá y compartí tareas: no cargues sola con la organización de las fiestas. Pedir ayuda no es debilidad, es inteligencia emocional.
Los dejo con el recordatorio de que cerrar el año no se trata de "hacer todo perfecto", sino de reconocer tus logros y desafíos, y darte permiso para descansar. Tu bienestar no se mide solo por la cantidad de tareas completadas, sino por cómo transitas el proceso.
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