sábado 29 de junio del 2024

La ansiedad: una compañera de vida

El estado emocional más temido y evitado, es más necesario y funcional de lo que creemos.

CREDITO CARAS

Luego del estreno de la película Intensamente 2, hemos visto que las redes se llenaron de opiniones y comentarios de personas que ya fueron a verla, teniendo como protagonista a una particular emoción.

La ansiedad no es otra cosa que un mecanismo adaptativo donde nuestro cerebro intenta prepararnos para defendernos ante un supuesto peligro. Es por eso que se diferencia del miedo, donde el peligro es inminente y lo tenemos enfrente, y cuyo objeto es perceptible y por lo tanto real e incuestionable. En la ansiedad, por otro lado, lo que nos aterra es todo aquello que está bajo el manto de la incertidumbre, eso de lo que no tenemos conocimiento, pero, por las dudas, nos aventuramos a prepararnos anticipadamente para el peor escenario posible, creyendo que de esa forma estaremos listos para lo que sea.

¿Por qué tenemos ansiedad? ¿De qué nos sirve? La ansiedad no siempre es la mala de la película. Por supuesto que es distorsionada e incluso patológica cuando tomamos como certeza un posible pero improbable desenlace, como que nos roben en la calle cada vez que salgamos de nuestra casa o que se muera nuestro familiar que debe someterse a una operación de muy bajo riesgo; pensamientos acompañados de sintomatología como taquicardia, dificultad para respirar y temblores, entre otros. Pero también existe la ansiedad adaptativa, aquella que permite mantenernos en estado de alerta en situaciones particularmente relevantes para nosotros, donde debemos prestar especial atención, como en una entrevista de trabajo o al momento de rendir un examen. En efecto, el estado de alerta no siempre nos juega a favor y en ocasiones podemos quedar con la mente en blanco donde debemos estar atentos. En estos casos, el objetivo de la ansiedad es hacernos entender que nos encontramos bajo un malestar emocional significativo del cual debemos ocuparnos prioritariamente.

No podemos pretender vivir sin sentir ansiedad, porque necesitamos de ella para sobrevivir. Cuando los síntomas presentan alta intensidad y se vuelven muy frecuentes, es esencial que se realice un tratamiento terapéutico y/o psiquiátrico. Para lo demás, podemos naturalizar un dolor de cabeza aislado, un momento de nerviosismo, una presión en el pecho y un malestar gastrointestinal, porque las preocupaciones nos van a acompañar el resto de nuestras vidas, y con ellas, todas nuestras emociones.

Lic. Camila Kessler. MN 78121 - MP 190123

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