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No se hallan fundamentos al día de hoy para pensar que las experiencias paranormales son psicopatológicas, aunque durante mucho tiempo estuvieron asociadas a desórdenes mentales, sin embargo, un inadecuado entendimiento sobre estas experiencias no convencionales puede convertirse en un trastorno mental.
Son las creencias y expectativas culturales un factor que incide en la valoración o no de una experiencia paranormal como certeza de un trastorno mental. Es decir, que en una cultura en donde es común la capacidad de escuchar voces probablemente esto no sea un signo de psicopatología, como son las alucinaciones auditivas, mientras que en una cultura en donde estos eventos son considerados síntomas de una enfermedad mental, sí lo sea.
De alguna manera, lo disfuncional de una experiencia paranormal está relacionado con la respuesta de la sociedad, dicho de otra manera, la reacción de otras personas puede conducir a la psicopatología. A modo de ejemplo, las personas que tienen conversaciones con Dios o espíritus son menos estigmatizadas si se encuentran rodeadas por individuos que aceptan o desean la experiencia, que en una sociedad que se los rechaza o desvaloriza.
Una encuesta de Gallup, mostró que el 60% de la población mundial ha tenido, al menos, una experiencia paranormal en su vida. En algunos casos, estas experiencias pueden ser diferentes de falsas percepciones, alucinaciones u otras modalidades sensoriales. Sin embargo, son experiencias que para muchas personas pueden ser causantes de temor, pérdida de control, confusión y ansiedad.
Es más significativo el modo en que las personas pueden reaccionar a este tipo de situaciones que los propios detalles de la vivencia. Lo que se busca, ante todo, es poder acceder a una explicación y comprensión de lo sucedido.
Los problemas emocionales que están relacionados con experiencias que no son psicológicamente convencionales, no tienen un reconocimiento adecuado y con frecuencia, son clasificados como parte de los modelos psiquiátricos clásicos con las consecuencias que devienen de los posibles tratamientos. Es, por tal motivo, necesario, que las personas cuenten con un profesional de la salud mental, psicólogo o psiquiatra, que esté interesado en el campo de la parapsicología o al menos que pueda estar abierto a las experiencias de su paciente.
Las personas con experiencias psicológicas no convencionales, por lo general, llegan a saber de ellas después de pasar por un periodo de depresión o presión emocional. La posibilidad de tener facultades extrasensoriales resulta ser un descubrimiento personal importante precisamente porque ayuda a vencer la presión emocional y nos habilita a nuevas formas de vida y comprensión de la realidad.
Estas sensaciones se comprueban con el tiempo que siempre estuvieron, que desde la infancia ya se sentían diferentes de otros niños, y que eran más sensibles a los problemas sociales y emocionales.
¿Te pasó alguna vez? Si estás buscando un grupo de reflexión, obtener más información, y compartir experiencias que han sido emocionalmente intensas o significativas, contáctame.
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