¿Te imaginas tener un sueldo hasta los 65 años y al mes siguiente de jubilarte, encontrarte con una disminución de 50%?
El sistema jubilatorio en Argentina está siendo soportado por el aporte de los trabajadores activos. Esto quiere decir, que pasados los 60 o 65 años, recibiremos un porcentaje de sueldo mensual (no el 100%), si cumplimos ciertas condiciones, por ejemplo, aportar al sistema durante varios años (30 años en Argentina).
En una proyección realizada en 2014 por el Banco Mundial, la población "dependiente" (aquellas personas hasta 15 años y posterior a 65 años) será de un 72% para el 2100. Esto quiere decir que, por cada 100 habitantes en el territorio argentino, habrá 72 personas que podrían no estar aportando activamente al sistema previsional, haciendo que solamente un 28% de la población lo esté haciendo.
Entonces, ¿Tendría el Estado suficiente dinero de donde extraer para financiar a un sector creciente de la sociedad, con dinero de un sector decreciente?
3 alertas que necesitas evaluar hoy
- No tendremos el 100% de lo que estamos acostumbrados a recibir. El cálculo es aproximadamente el siguiente: recibiremos el 70% del promedio de los últimos 120 sueldos de esos 30 años de aportes que hayamos hecho. En algunos casos el nivel económico al que una persona está acostumbrada disminuye hasta en un 50%. Ejemplo: Tu último sueldo es de 500.000 mensual, pero tu promedio de los últimos 10 años es de 400.000. El 70% de 400.000 es 280.000. Entonces, hasta aquí parecería que te llevarías 280.000, pero actualmente existe un tope por ley (ejemplo: 252.507,44 en agosto 2022), lo que implica que sólo te pueden dar ese importe como máximo.
- El nivel de gastos que requeriremos será inevitablemente mayor. Requeriremos más gastos en medicina, cuidado del cuerpo y mente, asistencia en los últimos años, etc.
- Como el sistema previsional se basa en los trabajadores activos (11 millones versus casi 50 millones de habitantes en total), el trabajo informal creciente será algo que condicionará cada vez más al sistema. De no contar con modificaciones estructurales sustanciales, el sistema se verá cada vez más congestionado.
La mejor medida es decidir la calidad de vida que quisiéramos tener, ya que eso impactará no sólo en nosotros directamente, sino en nuestros seres queridos. Permitámonos pensar en nuestro yo del futuro.
Alejandro Ortíz – Lic. Admin. Empresas & Coach Financiero
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