Junto a Luis Brandoni, Eduardo Blanco protagonizó “Parque Lezama”, una obra dirigida por Juan José Campanella que fue aclamada por el público. A lo largo de múltiples temporadas, sumaron más de 1200 funciones y más de un millón de espectadores. En diálogo con Héctor Maugeri en +Caras (Caras TV), el prestigioso actor relató cuál fue la función más difícil de su vida: la que dio el mismo día en que murió su padre.
La obra, estrenada en 2013 y presentada durante varias temporadas en el Teatro Politeama, narra la historia de amistad entre dos ancianos que se conocen en un banco del parque y terminan convirtiéndose en grandes amigos. Fue escrita por Herb Gardner y adaptada por Campanella para el público argentino.
La inspiración de Eduardo Blanco
En Parque Lezama, el artista interpreta a Cardozo, un encargado de edificio conformista, casi ciego y a punto de jubilarse, que termina compartiendo su rutina con León (Brandoni), un viejo soñador y mentiroso compulsivo. Consultado por Maugeri, el actor confesó que incorporó al personaje algunos rasgos inspirados en su padre, como el Parkinson.

“La obra la estrené con 55 años y mi papá todavía vivía. No necesariamente el personaje tenía que tener Parkinson, pero como él lo padecía, me pareció un elemento que podía sumar. La vida no es lo mismo que la ficción. El juego me permite hacer con mi personaje cosas que, en la vida real, están un poco más difíciles”, explicó.
También compartió una anécdota muy especial: “Mi padre pudo venir a ver la obra. Estaba con mi madre en un palco del Teatro Liceo, bastante cerca del escenario. Para quienes no la vieron, con ‘Beto’ estamos todo el tiempo sobre el escenario. A la media hora de función, mi padre le preguntó a mi madre: ‘¿Y Eduardo cuándo sale?’”, contó entre risas.
La función más difícil de Eduardo Blanco
Con visible emoción, Blanco revivió uno de los momentos más duros de su carrera: actuar el mismo día que falleció su padre. “No lo hice por la idea de 'el show debe continuar', sino por una necesidad propia. Fue una forma de rendirle homenaje. El aplauso y la participación del público durante toda la obra son tan energéticos, que ese día me agarró la sensación de decir: ‘Bueno, si va a emprender un viaje, que esa energía lo acompañe’”.

Recordó a su padre como un apasionado de la mecánica y un trabajador incansable. “Soñaba con ser corredor de autos, cosa que no logró, pero era muy bueno en lo que hacía. Él me inculcó que la vida sigue, y también la importancia del trabajo”.
Las raíces de Eduardo Blanco
Además de ser un gran actor, su historia personal está marcada por la inmigración. Hijo de gallegos —José Plácido y Carmen—, que llegaron a Buenos Aires en los años 50, Eduardo se anotó en la universidad, pasó por varias carreras y trabajos, y fue el de taxista el que le permitió finalmente dedicarse a la actuación.

Orgulloso del camino recorrido, también habló sobre sus raíces. “Cuando empecé a ser conocido, viajé a Galicia para reencontrarme con los familiares que mis padres habían dejado allá. Empecé a construir puentes entre lo que ellos dejaron y lo que construyeron acá. Así fue que empezaron a llamar a mi madre para contarle que habían visto mi trabajo”. Y agregó que “fue una forma muy placentera de cerrar capítulos de la historia de vida de mis viejos”.
Durante este emocionante relato que tuvo lugar en +Caras, Eduardo Blanco aseguró que sus padres lo vieron triunfar como actor. “Fue una experiencia catártica impresionante. Lo viví con mucha satisfacción y vanidad”, concluyó.

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