Alejandro “Marley” Wiebe eligió una tranquila casona de Pinamar para pasar su verano y desde allí posó en exclusiva para CARAS por un muy especial motivo: presentar junto a su hijo Mirko, de 7 años, a la nueva integrante de la familia: Milenka, la beba que nació el 28 de diciembre a las 4.03 am, por vientre subrogado, en los EE.UU..
“Yo tenía todo organizado, pero repentinamente recibí el llamado de Kassandra (la madre subrogante) y debí salir volando, solo… Pero llegué perfecto y justo, como para Mirko. No dormí nada desde que aterricé. Porque del Aeropuerto me fui al hospital de Bakerfield y llegué para acompañar a la mamá en su parto natural. Así, con inmensa emoción, a las 4.03 del 28 de diciembre recibí a Milenka…”, cuenta el conductor sin poder aún superar la emoción de tantas fuertes emociones vividas.
Refugiados en Pinamar, el periodista y su hijo de 7 años disfrutan de tranquilos días en familia. Mirko está feliz con la llegada de su hermanita. Milenka significa “mi pequeña” o “querida” en ruso, el origen de su mamá. Aunque también en hebreo lo marca como “reina” y “origen de lo bueno”. Todos sinónimos de la bella beba –muy parecida a Mirko en su nacimiento- que vino a completar la familia con la que Marley siempre soñó.
Ya superados los celos iniciales, el pequeño no para de mimar a Milenka. La carga entre sus brazos y está atento a cada una de sus mamaderas.
—¿Era un sueño acunado desde siempre el formar esta familia y resultó tal como lo había planeado?
—Fue una experiencia muy fuerte la que me tocó vivir pero de inmensa felicidad. Primero, porque tuve que viajar solo, tomar todo tipo de decisiones sin tener a nadie con quien poder consultarlas… Me tocó, además, pasar las fiestas de Año Nuevo solo, en un hotel. Porque me había alquilado una casa, pero como todo se adelantó no pude ocuparla ya que estaban los inquilinos aún. Así es que fui a un hotel los primeros días con Milenka… Era todo como muy bizarro en un momento p
—¿Solo cocinaba, cambiaba pañales, preparaba mamaderas, lavaba ropa, hacía compras, ordenaba la casa y no se despegaba de Milenka?
—Sí, pero gracias a Dios Milenka es una bebe súper buena. No llora e inmediatamente tuvimos una conexión increíble. Apenas nació me la dieron para que se diera naturalmente la relación “skin to skin”, piel a piel. Entonces entre nosotros eso se fue manifestando naturalmente. Todas las noches hablaba por teléfono con Mirko y con mi familia y eso me hacía muy bien. Por eso gracias a Dios no tuve ninguna crisis de angustia. Hasta fui un día a jugar al bowling con Milenka… Y me quedé tranqui cuando en la última visita el médico de allá me dijo “¡Lo estás haciendo muy bien!” Ahí respiré feliz pero además yo cuando tenía alguna duda lo llamaba al pediatra de Mirko, el doctor Eduardo Moreno Vivot, que me calmaba.
—¿Y los celos del principio de Mirko cómo los fue manejando?
—Mirko es puro amor. Por supuesto que al principio sintió los cambios que se venían, pero después ya comenzó a hablarle a su hermanita por la cámara y ahora ya le da la mamadera y la mima todo el tiempo. ¡Asumió su rol de herma no mayor!
—Es que se extendió más de lo pensado su regreso con Milenka…
—Si. En Tulsa, Oklahoma, esperé los papeles y de ahí tuve que ir hasta Arkansas por su pasaporte. Iba manejando, solo con Milenka en el auto y eran seis horas de ida y seis de vuelta para cada lado. Paraba para darle la mamadera, cambiarle pañales, comer algo y seguir. Hasta llegué a tirar una sábana blanca en el piso de un supermercado en la ruta para cambiarla allí. Allá todo el trámite de los papeles lleva tiempo. Desde tres meses antes de su nacimiento interviene un juez para que todo esté en regla. En Tulsa tuve que esperar un mes para que me dieran los papeles.
Agradecimientos: Mimo – Maxi Cosi.
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Texto: Gaby Balzaretti.
