Hace un mes que en su agenda ya no caben compromisos. Por eso no resulta descabellado que la primera jornada de playa de Laurita Fernández (29) y Nicolás Cabré (38) transcurriera hace apenas unas horas. “Estuvimos media hora y nos volvimos”, comenta el actor que desembarcó en la Costa Atlántica con Fernández diez días antes de estrenar “Departamento de Soltero”, una comedia blanca con tintes dramáticos que vuelve a reunirlos sobre las tablas a un año del suceso teatral de “Sugar”. Basada en el icónico filme de Billy Wilder “aunque la película es un poco más oscura”, coinciden en que esta versión de “Piso de Soltero” (“The Apartment”) dirigida por Daniel Veronese abarca una audiencia más familiar. “Tuvimos que buscarle la vuelta para hacerla un poco más llevadera y que no sea un dramón. Es un cuentito y una historia de amor que para mí es como una caja de bombones. Con un mensajito que es lindo, muy simple pero de tan simple que a veces no le das bola”, explica Nicolás mientras Laurita, que no deja de cultivar logros profesionales, agrega: “Para mí es como jugar en primera, con toda la responsabilidad que eso conlleva. Yo que empecé haciendo obras que iban veinte personas incluida mi vieja y mi viejo para hacer bulto, hoy estar con gente tan experimentada que me da oportunidades lo valoro y disfruto”. Lejos de abaratar costos, con una puesta en escena que incluye proyecciones y mapping a cargo de Alberto Negrín en un reacondicionado Teatro América, agotan funciones de martes a domingos además de dobles los miércoles y sábados. “No es tanto el cansancio físico sino mental”, advierte Cabré sobre la obra situada en los sesenta con producción de Adrián Suar, Nacho Laviaguerre y Diego Romay. Con una química en escena que trasciende cualquier libreto, la dupla que lidera la cartelera marplatense y convivirá en La Feliz los próximos dos meses, para luego embarcarse en una gira de tres, no escatima en halagos para con el otro. “Él no solo es bueno actuando sino que sabe transmitir al otro lo que necesita y lo hace un gran maestro. A mí me encantaría que me dirija alguna vez. También pienso que no había mejor actor que él para hacer este papel. Porque necesitas alguien que te haga reír pero que también tenga la sensibilidad de transmitir ese mensaje y emocionar a la gente en esa misma hora y media. Alguien que pueda tocar los dos tonos”.
— ¿También imaginaba a Laurita en este papel?
Nicolás Cabré: — En un principio cuando se la nombró para que la hiciera, nosotros estábamos empezando la relación y todavía no se sabía. Entonces dije: “bueno, fijémonos, veamos más adelante, en diciembre hablamos”. Pero decididamente no había otra que lo pudiera hacer, estaba escrita para ella. No había dudas.
— ¿Pusieron reglas o condiciones para que lo que suceda en el teatro no repercuta en la pareja?
Laura Fernández: — Desde el arranque teníamos claro que no queríamos que se empaste la relación con el trabajo. Pero nos conocimos trabajando entonces ya sabíamos que nos llevábamos bien y funcionábamos. Y cuando se dio sí pusimos esas reglas de decir “bueno, pasamos la General Paz con el auto y ya no se habla más”.
— ¿Se cumplieron?
NC: — No siempre… Pero no terminó siendo grave y al final fue un disfrute.
LF: — Él pone más límites y es el que dice: “Listo, ya está, hablemos de otra cosa”.
NC: — Tampoco estamos las 24 horas juntos y cada uno tiene sus cosas y su vida, ella con su trabajo los fines de semana en la radio.
— ¿Entrenan por separado también?
LF: — Sí, yo reconozco que me ayuda los días que a él le toca ir al gimnasio y coincide con los míos porque soy de las que necesita ese empuje. No me gusta el gimnasio, las pesas, los abdominales. Cuando lo hago con él me entretengo más. Lo acompañé un día un poquito pero no hago ni un cuarto de lo que él corre que hace 15 kilómetros.
Podés leer la entrevista completa en la edición de CARAS que ya está en todos los kioskos.