Las heridas todavía no están cictarizadas, pero al menos la sangre dejó de correr y la estabilidad trata de ganar espacio dentro de tanto desorden emocional. Ya definitivamente separada de Benjamín Vicuña (37), y mientras los ecos de la supuesta relación del actor chileno con Eugenia Suárez (23) siguen retumbando, Carolina Ardohain (37) se juramentó no darse por vencida ni mucho menos. Y en vez de entregarse mansa a la decepción y al dolor, busca de todas las maneras posibles salir adelante por su bien y por el de sus hijos, Bautista (7), Beltrán (3) y Benicio (1), rehenes involuntarios de una crisis conyugal que llegó a límites impensados. Por eso un día después de celebrar la Navidad en Buenos Aires, “Pampita” comenzó sus vacaciones en Punta del Este prometiéndose cumplir lo de “al mal tiempo, buena cara”. Y con la mejor de sus seductoras sonrisas aterrizó el viernes por la tarde en el aeropuerto esteño de Laguna del Sauce, donde personal de la automotriz Citröen la estaba esperando para darle el C3 Aircross con el que se movilizará en el Uruguay. Bien predispuesta, subió a sus tres hijos al auto y enfiló por la ruta hacia José Ignacio, su nuevo hogar para los próximos quince o veinte días. Y la incógnita de dónde se alojaría se descubrió ni bien siguió por la Ruta 10 después de la rotonda de José Ignacio y estacionó en el frente de Casa Suaya, un hotel al que conoce muy bien de anteriores temporadas.
Flaca, flaquísima, una delgadez que ella le atribuyó al mal momento que atravesó, la modelo se ubicó en una cabaña frente al predio principal. Y lo primero que hizo apenas se despertó el sábado 26 fue buscar un poco de paz en la piscina, mientras sus hijos revoloteaban en su alrededor. Cuando el fuerte sol del mediodía imponía una pausa, “Pampita” pidió que la cruzaran en auto a su cabaña, y mas tarde tomó ella el volante para abastecerse de comidas y bebidas en el almacén Manolo, un clásico de José Ignacio. Bautista y Beltrán acompañaron a su madre, mientras Benicio permanecía bajo el cuidado de la nurse. Más tarde, ya casi al atardecer, se dirigió a Punta Piedras a visitar a una amiga, y mientras los grandes conversaban en un deck con vista al mar, los más chicos se divertían en una sala de juegos con la PlayStation.
El tercer día de “Pampita” en Punta amaneció con mucho sol pero más calor que los anteriores. Fue la oportunidad esperada para verla incursionar en el mar, donde su figura atrapa las cautivantes miradas masculinas. Y a pesar de la fuerte crisis emocional que viene de atravesar, su silueta respondió como siermpre a las expectativas, más alla de la inevitable delgadez que luce. Con el pelo suelto o recogido no pasó desapercibida, y no pocas mujeres le transmitieron buena onda y complicidad. Sabe que todos sus movimientos en Punta son muy seguidos de cerca, y que cada hombre que se le acerque despertará los presentimientos de un nuevo amor. Y mientras espera con ansías la llegada del nuevo año, la posible llegada de Vicuña al Uruguay cobra cada vez más veracidad. Dicen que Benjamín vendría a pasar el Fin de Año cerca de sus hijos, aunque otras versiones señalan que pasará las Fiestas en su país, más precisamente en una residencia de su familia en la localdad de Zapallar. Intrigas, rumores y especulaciones de una historia con mucha tela todavía para cortar.