Luego de celebrar sus 40, Meghan Markle reapareció en Nueva York con el ex príncipe Harry de Inglaterra (36) para cumplir una agenda que, lejos de la Casa Real Inglesa, les deja buenos dividendos. Ya que mientras los compromisos como royals le representaban una entrada de 680 mil euros al año, en Estados Unidos ya llevan recaudados 118 millones –entre editoriales, plataformas, Netflix, Spotify y charlas–. “¡Es maravilloso estar de regreso!”, exclamó Meghan mientras Harry supervisó la Royal Suite –de 127 metros y 8 mil dólares– del Hotel Carlyle.
Combinados con looks azul oscuro, sinónimo de “Poder e influencia”, visitaron el “One World Trade Center” con la gobernadora Hochul y el alcalde De Blasio, Meghan lució pantalón, suéter by The Row, abrigo Armani, tacos Aquazzura, reloj Cartier, aros de diamantes, pulsera Jennifer Meyer y anillos de Briks y Schwartz, tal como los mostró guacamouly.com.
Al día siguiente participaron del festival “Citizen Live” (para recaudar fondos para países en vías de desarrollo) al que Meghan llevó un Valentino bordado con perlas –que no favorecía su figura aún con muestras de su reciente maternidad− de 3800 euros, aros Cartier, de 14.000, y zapatos Manolo Blahnik, de 900 euros. Y 24 horas después visitaron la Escuela PS123 y llevó un abrigo granate de “Loro Piano”, de 4500 euros, y un pantalón de 1500, mientras su último outfit monocolor –que luce para tratar de estilizar su físico con algunos kilitos de más− lo completó con un abrigo camel de Max Mara, de 3700 euros.
Fu entonces cuando los diarios la criticaron con titulares que anunciaban “En tres días la duquesa mostró looks monocolor para disimular sus curvas,y de 44 mil euros para hablar de pobreza”.