Dislexia: la dificultad de aprendizaje que Pampita presenta desde pequeña
El pediatra Gustavo Abichacra, expresidente de Disfam Argentina, explicó que es “una dificultad para aprender a leer en forma fluida".
En tiempos de pandemia, Pampita apostó por compartir más su intimidad y mostrarse suelta en su programa Pampita Online. Y tras cometer un error cuando tuvo que presentar al psicólogo Gabriel Rolón, confesó que desde pequeña presenta dislexia.
En concreto dijo: “Leo todo al revés. Si vos me dictás algo, lo escribo de otra manera y si me aprendo algo en un orden, digo la última parte en el primer lugar”
El pediatra Gustavo Abichacra, expresidente de Disfam Argentina, explicó que la dislexia es “una dificultad para aprender a leer en forma fluida y automatizada en personas que han sido estimuladas en la escuela y que no presentan ningún problema desde el punto de vista físico, intelectual o social”.
Enfatizó en que “no es una enfermedad, sino una condición diferente del ser humano”, para la cual también se debe realizar un diagnóstico y así, manejarla. A la vez, mencionó que el trastorno es hereditaro y que se han localizado genes asociados en los cromosomas 3, 6, y 15.
Abichacra, quien es experto en trastornos de aprendizaje, indicó que lo que más preocupa son los efectos emocionales que puede acarrear la dislexia cuando no es entendida por los maestros, que creen que el ritmo de lectura se revertirá con práctica y esfuerzo.
“La personalidad del chico se empieza a mellar cuando la relación docente-alumno se deshumaniza por la falta de interpretación del problema, lo que provoca en los niños heridas cuando están en pleno desarrollo de su personalidad”, explicó.
“A partir del tercer grado no pueden comprender los textos de acuerdo a la velocidad que requieren los contenidos y eso lo lleva muchas veces al fracaso escolar, que en realidad es un fracaso en la enseñanza porque si nosotros adaptamos los contenidos a su dificultad, el chico tiene todas las capacidades para aprender, ya sea al agrandarles una letra, al darles más tiempo o al anticiparles los textos”, expresó.
Si bien esta condición se hace más visible en la edad escolar, hay signos para sospechar en etapas previas, como el antecedente familiar, los trastornos del lenguaje y la confusión entre colores.
“Hay que observar si el pequeño rechaza actividades que requieran dibujar o escribir, por carecer de esas habilidades básicas. Esto repercute en sus relaciones con otros pares”, recalcó.
Mientras los más pequeños presentan dificultades en el habla, en reconocer y recordar los nombres de sus compañeros, y problemas para seguir consignas al haber una falla en la memoria a corto plazo, cuando son más grandes el trastorno se evidencia en la lectura, “que puede ser lenta, o a ritmo normal pero con omisiones y sustituciones de palabras difíciles por otras más fáciles, una suerte de lectura adivinatoria”, indicó Abichacra.
Esto “lleva a los niños a no comprender lo que leen, y a atrasarse en los contenidos, si se tiene en cuenta que para leer el mismo párrafo va a necesitar más tiempo y esfuerzo”.
¿Pero cómo se diagnostica la dislexia? Según especificó Abichacra, se completa con “entre dos y cinco sesiones de fonoaudiología neurolingüista o bien de la mano de psicopedagogas, con tests específicos que miden capacidades cognitivas”.
“Uno de los tests más importantes es el WISC (Wechsler Intelligence Scale for Children), que evidencia la comprensión verbal del chico, su razonamiento perceptivo y su memoria de trabajo. A la vez se mide el coeficiente intelectual para saber si también hay temas atencionales, se realizan pruebas de lectura, escritura y de identificación de sonidos”, enumeró.
“Tras detectarla, se comienza un tratamiento que reeduca la lectura, porque si a los chicos le cuesta hacerlo, se atrasan en la currícula, pero no por falta de inteligencia. Es como hacer leer sin anteojos a un chico que los necesita”, indicó el expresidente de Disfam y enfatizó en que “los educadores deben comprender que si a los pequeños les cuesta memorizar una tabla (otro síntoma del trastorno), hay que dársela para facilitar su aprendizaje, no obligar a memorizarla”.
En esa línea, el pediatra insistió en que la falta de comprensión hacia el niño por parte de sus maestros o familiares “los lleva una frustración constante y a un estado de estrés crónico que ningún chico está preparado para afrontar”.
“La dislexia no produce un bloqueo emocional, pero si lo produce su mal manejo. A las consecuencias emocionales no hay que llegar, porque esto no es una enfermedad, pero si es una condición que puede llegar a enfermar. Está en nosotros que eso no suceda”, remarcó el médico.
Luego de indicar que esta condición no es solo un trastorno de lectura, sino que también se debe abordar su aspecto emocional, Abichacra indicó que para tratar esta condición se deben involucrar pediatras especialistas en problemas de aprendizaje, psicopedagogos, fonoaudiólogos y lingüistas. Y, eventualmente, un apoyo psicológico cuando se instala un bloqueo- Lo importante es que con apoyo, el niño puede salir adelante con ayuda de sus tutores y comprensión de su entorno.
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