El lenguaje no sólo moldea lo que pensamos sino que es la expresión de lo que creemos. Lo que pensamos condiciona lo que sentimos, lo que sentimos condiciona nuestro comportamiento y nuestro comportamiento condiciona nuestros resultados.
Las creencias que tenemos definen quienes somos, le dan sentido al mundo, a nuestras relaciones, nos dicen si somos capaces, si lo que deseamos es posible, si lo que anhelamos nos lo merecemos y, además, condicionan o expanden nuestros límites.
Aún más, nuestras creencias sobre nosotros y las creencias que otros tienen sobre nosotros tienen un impacto directo en nuestra autoestima.
¿Vos sabes cómo impacta en los demás lo que creemos de ellos?
Te quiero compartir una investigación que realizó Jack Canfield (autor, orador motivacional), en donde demostró que los niños reciben 460 comentarios críticos al día y sólo 75 positivos. Y descubrió que esas críticas vienen de los padres y maestros.
Esto tiene un impacto directo en el proceso de aprendizaje porque “lo que crees, lo creas”. Lo que crees de tus hijos no sólo influye en sus resultados académicos, sino en lo que ellos creen de sí mismos: “Lo que vos crees del niño determina cómo él se ve a sí mismo”.
Nuestras creencias sobre los demás determinan cómo los tratamos y, por lo tanto, cómo nos responden. Cuando tratas a un niño o niña como una persona capaz e inteligente, es probable que llegue a serlo porque lo que crees de ellos influye en su proceso de aprendizaje.
Las creencias son como “anteojos a través de los cuales miramos el mundo”.
Lo que sucede es que no somos conscientes que son anteojos y creemos que son nuestros propios ojos.
Las creencias las vamos formando desde niños, recibimos influencia de nuestros padres, de la educación que nos dan, la escuela, las expectativas que tienen sobre nosotros, situaciones de alto impacto emocional, experiencias repetitivas. Así formamos creencias en relación al mundo y a nuestra relación con los demás.
Lo que pensamos tiene mucha fuerza porque le damos status de verdad y una vez que adoptamos una creencia tendemos a considerarla como una verdad absoluta y nos olvidamos que es una perspectiva. Tenemos aproximadamente 50.000 pensamientos por día y el 95% de ellos está en la mente subconsciente y son los que determinan la gran cantidad de nuestras acciones.
Las creencias tienen que ver con esquemas que nos limitan o nos potencian y son las que determinan nuestra conducta. Están aquellas que nos impiden avanzar y lograr los resultados que deseamos y afectan nuestra calidad de vida. También están las creencias facilitadoras que nos llevan a potenciar nuestros mejores recursos e impactan de manera positiva en nuestra autoestima. Son las que nos habilitan a ponernos metas y refuerzan nuestra autoconfianza.
Depende de vos cambiar las creencias que te limitan. Para cambiar hay que querer cambiar, saber cómo cambiar y darse una oportunidad para cambiar.
Para lograr vivir la vida que deseas, necesitas cambiar esta clase de creencias limitantes por otras que impliquen esperanza en el futuro, sensación de capacidad, responsabilidad, sentido de valía y pertenencia.
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