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Entendiendo que el ser humano tiene pensamientos y emociones, podemos descubrir que la mente guarda mucha información que se convierte en aprendizaje y es usada en el momento exacto para dar respuesta a la supervivencia. Si bien estamos en este mundo de paso, nuestra mente inconsciente (que abarca el 95%, el otro 5% es mente consciente) nos alienta a mantenernos vivos, es fundamental vivir lo máximo que podamos y continuar con la especie humana.
Todo lo que hacemos no tiene un sinsentido, por el contrario, todo está perfectamente diseñado para que sigamos en este plano, lo mejor que podamos. Por ello, ante situaciones dolorosas la mente es capaz de olvidar y mandar a los archivos más profundos diferentes momentos de shock emocional.
Por ejemplo, un ex soldado no podría sobrevivir si su mente todo el tiempo recordase el estruendo de una bomba o la muerte de un amigo, porque lo pondría persistentemente en alerta, de esta manera, la mente guarda información, pero por algún aspecto puede resurgir de manera inconsciente la vivencia y en consecuencia la expresión y cuando esto sucede el cuerpo se expresa a través del síntoma. El cuerpo habla lo que la mente calla.
Desde este entendimiento mi rol como médica tuvo que virar, di un giro completo de 180°. No puedo concebir a las enfermedades como mera casualidad o desgracia por lo que en muchos casos las asocio a un efecto directo del pensamiento y de la emoción, creados en la mente de la persona que viene a consultarme.
Desde este lugar, la Medicina Integral Consciente, viene a acompañar procesos de toma de consciencia, porque cuando una persona se da cuenta el origen emocional del conflicto todo se facilita, la mente recrea automáticamente una nueva interpretación y las neuronas operan creando nuevas conexiones neuronales (neuroplasticidad) y en consecuencia la información entre neuronas se modifica, se modifica la secreción de electricidad y químicos, y el cuerpo físico responde modificando su anatomía y función a favor de la salud y el bienestar percibidos por la propia persona y también por el entorno.
Hacer una sesión de decodificación biológica permite esto y mucho más. Es un efecto dominó meramente positivo. Y como médica y decodificadora me siento muy competente para acompañarte.
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Fotografía: José Italo Ceol
