En estos, ya más de cincuenta días de confinamiento, creo que todos hemos aprendido muchas cosas.
Padres e hijos, que la escuela es irreemplazable, por lo que nada de lo que hagamos a distancia, ni las mejores herramientas comunicacionales se podrán comparar con la mirada estimulante de un maestro, con el abrazo oportuno, con el guiño cómplice, con esa manera de decirles “vos podes”, con el atender las diferencias, con el saber que las emociones hay que educarlas porque juegan un papel esencial en nuestros aprendizajes, con la habilidad para estimular a cada uno en el descubrimiento y desarrollo de sus talentos y habilidades, con la capacidad para despertar pasiones, para enseñar a compartir, a aceptar al otro, a ser solidarios. Efectivamente somos la sombra de la escuela que somos, nada es igual, y creo que nadie puede esperar que lo sea.
Maestros y directores, hemos aprendido también, que los padres están asumiendo un rol que no les es propio, para la educación formal están la escuela y sus maestros. Sabemos que en este momento, como responsables de una familia, tienen mil preocupaciones, que se suman a la incertidumbre, la inestabilidad y la necesidad de sostener un ambiente favorecedor para el trabajo y las necesidades de cada uno, para la charla, la confidencia, para expresar los temores, para abrir las almas.
En los hogares con hijos pequeños es preciso, además, entretener, contener, alimentar, cuidar, enseñar y explicarles el porqué de semejante cambio de vida, de un momento a otro. No es extraño que aparezcan muchos casos de angustia, intranquilidad, enojo, impotencia, abatimiento, sufrimiento, bueno, un sinnúmero de emociones que se describen en todos los portales. Sepamos ser empáticos con estas situaciones que, por otro lado, no nos son ajenas porque muchos de nosotros también somos padres con chicos en edad escolar.
Por todo ésto, creo que las escuelas, los colegios, debemos lograr un equilibrio entre la sana exigencia que confirma a nuestros alumnos en sus fortalezas, y la sobreexigencia que, a veces, con un exceso de información y actividades, produce agobio en los chicos y pone en crisis las relaciones y la sana convivencia intrafamiliar. Decíamos que la escuela es irremplazable porque, como todos sabemos, lo importante en la educación no son sólo los contenidos, que si están disponibles on line, que los tenemos en el bolsillo, lo importante son las habilidades que desarrollen nuestros alumnos y los valores que descubran como esenciales. Lo importante es disfrutar esta nueva forma de encuentro de padres e hijos sin afuera. Lo importante es que sigamos conectados porque lo importante, ¡es el encuentro!
Ya sabrán los docentes, cuando esto pase- que pasará- trabajar con los que necesitan más apoyo en contenidos y estimular para seguir avanzando, sin techo, con los que están más adelantados.
Y a las familias, las invito a que encuentren en estas circunstancias la maravillosa oportunidad de reencontrase con sus hijos en un diálogo mano a mano, en donde es imposible esquivar las miradas y en dónde pueda hablar más el corazón que la razón. Y dejen la educación de sus hijos en manos de sus docentes, que son profesionales de la educación.
Tengan paciencia porque un Colegio tiene que contemplar la realidad de todos los alumnos. Algunos son muy autónomos y no tienen dificultades para conectarse rápidamente y resolver las tareas, otros necesitan más ayuda o más tiempo, algunos son más concentrados que otros, a algunos todo los motiva y es fácil engancharlos y con otros se requiere un trabajo a veces más personalizado, hay alumnos que ni siquiera tienen una computadora a mano, familias con más posibilidades de asistir, otras con menos, en fin, la diversidad, que es lo que nos enriquece.
Seguramente puede haber matices en la manera en que a cada papá le gustaría recibir las propuestas educativas de su Colegio (tantos, como familias hay) pero en este momento es necesario que Colegio y familia formemos un equipo, y que confiemos mutuamente los unos en los otros.
Tenemos en común lo más importante: sus hijos, nuestros alumnos. Ellos son la razón de vuestra paternidad y de nuestra vocación docente, ellos son los que le dan sentido a nuestra tarea y por ellos estamos seguros de que es posible construir un mundo mejor!!!
Graciela Voegeli de Pisano - Directora General de Master College
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