Darío Travaglini, ¿cómo fueron sus inicios en el rubro?
En el 2012, con 21 años junto a mis padres Antonio y Liliana, decidimos abrir una heladería que venda un producto que se destaque, esos que te dan orgullo llevar a una reunión, en una avenida como Emilio Castro, que hasta ese momento era solo un potencial y no el actual polo gastronómico.
¿Por qué consideras que lograron aumentar sus ventas este año?
Si bien la calidad del producto la determina la materia prima natural y la tecnología utilizada, actualmente indiferentemente del tamaño del comercio hay que manejarlo como una empresa, por la cantidad de medios de pago, comisiones a tener en cuenta al armar los costos del producto, y las campañas de marketing que hay que desarrollar para diferenciarte del resto.
Este año compramos maquinaria italiana y de Eslovaquia para elaborar el helado, lo que hizo mejorar la calidad del helado notablemente. Esto generó que aumenten un 40% las ventas con respecto al año pasado, a pesar de la crisis económica. Los clientes nos eligen por la calidad y no por el precio, aunque el precio de venta no es tan alto como las marcas líderes del sector, no es un producto para todos los bolsillos. Al mismo tiempo, una familia puede tener una salida “económica” comparada con salir a cenar, ir al cine o al teatro.
¿Cómo impacta la variación de precios en tu actividad diaria?
En otras temporadas modificábamos los precios tres veces al año. Esta temporada tuvimos que cambiar los precios casi todos los meses debido a los permanentes y notables aumentos de las materias primas. Los lácteos, huevos y algunos productos importados como el pistacho, tuvieron subas de hasta el 600% en un año.
¿Cuáles son los desafíos que tienen por delante?
Tenemos varios pedidos de franquicias y por el momento solo contamos con un local.
Estamos limitados con la capacidad productiva, pero tenemos en vista abrir otros puntos de venta.
Datos de contacto:
Instagram: @donantoniohelados
Dirección: Av. Emilio Castro 7298 – Mataderos, Capital Federal