martes 04 de noviembre del 2025
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Gladys Cabezas, la hermana de José Luis Cabezas: “Sus hijos pensaban que los había abandonado hasta que entendieron la verdad”

Gladys Cabezas recordó cómo sus sobrinos crecieron entre la ausencia y el enojo, y cómo con el tiempo pudieron comprender lo que realmente había pasado.

Gladys Cabezas
Gladys Cabezas en CARASTV | CARAS
CARASTV

A casi tres décadas del crimen que cambió su vida, Gladys Cabezas habló con Héctor Maugeri para +CARAS sobre el proceso interior que atravesó después de la muerte de su hermano. “Yo no me enojé con Dios. Me enojé con la gente”, reconoció. “Era muy cabrona, me enojaba, sí. Me contaban cosas y yo decía: ‘¿Pero cómo puede ser?’ Me enojaba mucho”. Con el tiempo, esa rabia se transformó en una necesidad, la de entender, de hablar, de mantener viva la memoria sin resentimiento. “Ahora ya no. Es como nada”, dijo con serenidad, mirando hacia atrás sin rencor.

Gladys Cabezas: “Mis sobrinos estaban enojados con el papá”

Gladys recordó que, durante mucho tiempo, los hijos de José Luis, Agustina y Juan Ignacio, crecieron confundidos y dolidos. “Ellos estaban enojados con el papá porque para ellos el papá los había abandonado”, contó. “La mamá no quería que lo vivieran mucho, y ellos no entendían. Hasta que después crecieron y fueron entendiendo el porqué”.

Gladys Cabezas
Gladys Cabezas en +CARAS

Años más tarde, Gladys decidió invitar a su sobrina Agustina a su programa de radio. “Le pregunté qué sentía, y me dijo: ‘Yo era chiquita. Mi papá se fue a trabajar, y antes de irse le pregunté: “Papi, ¿qué querés que sea cuando sea grande?”’. Y él me respondió: ‘Lo que vos quieras, hija, está todo bien. Pero sé algo: estudiá’”. Esa fue la última vez que lo vio. “Se fue a dormir y a la mañana la despertó la mamá, que había venido desde Buenos Aires. No entendía nada y nunca más lo vio a su papá”, relató Gladys con la voz entrecortada. “Se quedó con esa imagen: la de un padre que se fue a trabajar y no volvió”.

Gladys Cabezas: “Festejamos el cumpleaños igual, hechos pelota”

El recuerdo de su sobrino Juan Ignacio también la conmueve. “Él estaba enojado porque el padre no venía”, contó. “Encima, a José Luis lo mataron el 25 de enero. El velorio fue pocos días después, y el 30 o el 31 Juan cumplía años. José Luis y Cristina ya le habían comprado el metegol que él quería. Igual se lo festejamos, hechos pelota, como estábamos con mis viejos”.

Gladys Cabezas y su familia
Héctor Maugeri junto a Gladys Cabezas y su familia 

A pesar del dolor, la familia se mantuvo unida. “Fueron Cristina y Candela, mis dos cuñadas, porque mis papás siempre decían: ‘Yo no quiero que los hermanos se separen nunca’”, recordó. “Y ellas lo escucharon. Nunca se separaron. Pasábamos las fiestas juntos. Mi cuñada Lucía, la mamá de Agustina y de Juan Ignacio, siempre estuvo presente”.

Con el paso del tiempo, los hijos de José Luis comprendieron lo que realmente había pasado. “Hoy ellos saben todo. Saben quién fue su papá, lo que hizo, y lo que representó”, dijo Gladys con orgullo. “Ya no hay enojo, hay amor. Y ese amor es lo que los mantiene cerca, como una familia que nunca se quebró.” Con la voz serena, concluyó con una reflexión que resume su recorrido: “El amor y la memoria son lo único que no se quiebra. Por eso seguimos juntos, recordándolo con amor, no con rencor”.