En una conversación conmovedora con Héctor Maugeri para +CARAS, Antonio Grimau recordó uno de los golpes más devastadores de su vida. “Yo tenía doce años, y en siete meses pasó todo. Tremendo”, confesó. “Mi hermana mayor, de un cáncer. Mi viejo, de cirrosis. Y mi madre, del corazón… seguramente producto del dolor por las otras pérdidas”.
El actor contó con nostalgia aquella vida familiar que se desvaneció de un momento a otro. “De ser parte de una familia que éramos como Los Campanelli, los domingos, la pasta, la mesa llena, pasé a la desolación más absoluta.” A pesar del dolor, Grimau nunca se dejó vencer por la tristeza. “Ese niño quería vivir. Y ese niño, ya hombre, quiso seguir viviendo pese a todo. Amo la vida.” Su historia es la de alguien que, tras perderlo todo, eligió aferrarse a lo que quedaba: la esperanza.
Antonio Grimau: "De eso se trata: de apostar a la vida, al amor y a la gente"
Maugeri lo definió como un sobreviviente, un hombre que no se detuvo ni ante el dolor ni ante las adversidades. Y Grimau coincidió: “De eso se trata: de no quedarse quieto en ningún aspecto, de no bajar nunca la guardia y de apostar a la vida. A la vida, al amor, a la gente”. Con los años, el actor construyó una vida llena de afectos y aprendizajes. “Soy un enamoradizo, pisciano al fin. Vivir con sensibilidad es una dificultad, pero también una bendición”, había confesado en otro momento de la charla con Maugeri.
Esa entrega emocional también lo llevó a formar vínculos intensos, como el que tuvo con Leonor Manso, con quien compartió su vida y su hijo Lucas Antonio, fallecido en 2014. “Perder a un hijo te rompe, pero también te enseña a mirar la vida desde otro lugar”, reconoció alguna vez con serenidad. El teatro, el cine y la televisión se convirtieron en su manera de sanar. Con más de cinco décadas de trayectoria, Grimau asegura que el escenario fue su tabla de salvación.
Antonio Griamau construyó su refugio emocional en a través del arte
“El arte me salvó muchas veces. Cuando actuás, canalizás todo: la alegría, el dolor, la ausencia”. Hoy, a sus 80 años, se muestra agradecido con la vida y con el público que lo acompañó siempre. “La vida me enfrenta con trabajo, con amistades, con los espectáculos de teatro”. Y detrás del galán elegante y del actor respetado, sigue vivo aquel niño de doce años que, aun en medio de la tragedia, eligió seguir viviendo.
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