En una profunda y emotiva entrevista con Héctor Maugeri en +Caras (Caras TV), la actriz y cantante Marisol Otero abrió su corazón para hablar de los momentos más duros de su vida. En el clima íntimo que propone el ciclo de entrevistas, la estrella del teatro musical compartió por primera vez la trágica muerte de su hermano menor y el impacto emocional que tuvo en su infancia.
La tragedia que marcó la infancia de Marisol Otero
Marisol nació en una familia humilde y numerosa, compuesta por nueve hermanos. Uno de ellos falleció cuando tenía apenas dos años, en un accidente doméstico que ocurrió mientras la familia estaba reunida en la casa de sus abuelos. Ella tenía 13 años y nunca pudo desprenderse del peso emocional de aquel momento.

“Se cayó en una pileta mínima en la casa de mis abuelitos. Fue un accidente donde estábamos distraídos. Yo siendo una de las mayores, cargué toda la vida con la culpa sintiendo que era responsable. Antes era así. Los más grandes criamos a los más chicos”, recordó con dolor.
Aquel episodio marcó su infancia, que la definió como muy difícil. Pero también fue lo que la empujó a aferrarse al arte, su refugio y su motor. “Por eso creo que el arte me salvó”, aseguró.
La lucha de Marisol Otero por su sueño
Aunque todos sus hermanos compartían el amor por la música, fue Marisol quien se animó a pelear con más fuerza por su vocación. Sin embargo, su camino no fue fácil. Su padre, de creencias religiosas rígidas, veía el ambiente artístico con prejuicio y temor.
“Pude demostrarle a mi papá que yo podía hacer lo que amaba y que eso no significaba que iba a quebrantar mis valores. Los valores que él me enseñó con tanta rigidez, estaban muy fuertes dentro de mí”, explicó con firmeza.

Con el paso del tiempo, ese vínculo conflictivo encontró nuevos matices. Marisol compartió una anécdota que refleja el amor silencioso y transformador de su padre. El día del estreno de La bella y la bestia, su primer gran papel protagónico, él debía ser operado de un cáncer de colon. Sin embargo, decidió no decírselo para que ella pudiera vivir plenamente ese momento. “Él tuvo la bondad de decir: ‘Quiero que ella disfrute su día’. Él modificó su forma”, relató con emoción.
Una vida de aprendizaje y entrega
Al mirar hacia atrás, Marisol reflexiona con madurez sobre lo vivido. “Todos vinimos a aprender algo. Quizás yo fui la rebeldía que se le apareció a mi papá para que tuviera esa transformación. O él en mí fue demostrarme que mi pasión es más fuerte que cualquier ‘no’ que se me impusiera en el camino. Eso me fortaleció”.
Hoy, con una carrera consolidada y un regreso estelar a los escenarios con Mamma Mia!, Marisol Otero se define desde la autenticidad. Al ser consultada por Maugeri sobre qué significa para ella ser una estrella del musical argentino, respondió con humildad: “Siento que, después de tanta lucha e insistencia, se ganó un terreno divino. Me siento muy orgullosa de eso. Más que una estrella, creo que soy una luchadora. En el escenario me entrego totalmente”.

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