Su desvelo matutino fue revelador. Tanto que debieron pasar algunas horas para que Lali Espósito (28) decodificara el origen del mismo. “Fue un día normal, ya totalmente habituada al día a día en casa, me levanté, bajé a hacerme un mate para desayunar y empecé a tararear. Aunque tardé en darme cuenta que lo que estaba tarareando era una canción mía de demo, que no había salido. Me hacía mover la pata, me copé y fue como toda una seguidilla de cosas sorpresivas que no me había pasado antes la verdad. Siempre más o menos uno planea las canciones que quiere sacar. Lo cierto es que laburé como en 25 canciones durante todo este tiempo preparando el nuevo disco y me sonaba el tema, pero hasta que no me desperté un poco más no me di cuenta”, recapitula la cantante y actriz que después de bucear en los archivos de su computadora y llamado a su manager de por medio (“que escuchó todos los demos y sabía perfecto de cuál le hablaba”) se aventuró a lanzar “Lo Que Tengo Yo”, su primer single gestado entre cuatro paredes. “Fue tan genuino y natural que se notó también en cómo la gente lo recibió. Lo más lindo en estos momentos fue ver que lo recibieran con esa onda”.
Reinstalada en un departamento de la capital española, licencia que pudo darse gracias a un permiso especial que le permite retomar el rodaje de “Sky Rojo” —su primera serie para Netflix— Lali obedece al confinamiento preventivo mientras ultima detalles para sacar a la luz su cuarto álbum. “Me siento una privilegiada en todos los sentidos, desde el camino recorrido, cómo lo recorrí y llegar a este momento en el que hay mucha gente que no sabe qué va a pasar con sus laburos y vidas cotidianas tal cual las conocían. Todo cambió de rumbo pero yo soy bastante de fluir. Supongo que sacaré un nuevo single antes del disco, aunque no puedo obviar el hecho de que no puedo hacer un show sola. Dependo de todo el equipazo que me acompaña, con el cual me solidarizo más que nunca ahora, mis ayudantes de escenario, Pacheco y Marito, esas aéreas de nuestra profesión están jodidas y yo soy una privilegiada de poder seguir sacando mi música y de tener un estudiecito en mi casa que me permitió avanzar”, reflexiona la intérprete que, en sintonía con la pandemia, reinventa a diario las maneras de concebir y comunicar su arte.
—¿No le había pasado antes con otras canciones de despertarse repitiendo una melodía?
—Eso sí, pero me pasa más en proceso creativo, que estas como “en esa”. Y es muy loco porque ningún proceso de sacar esta canción fue parecido a los procesos que se suelen hacer profesionalmente hablando. La verdad que estaba un poco encuarentenada y cuando me pasó esto ese mismo día hablé con mi equipo y compositores de esta canción (Mau y Ricky, Camilo, Tainy) y les pedí que nos pongamos las pilas para sacarlo. Y todos estuvieron de acuerdo porque entendían la onda positiva de la canción para este momento. Además es un tema intenso que te hace perrear y para mí la reafirmación de que todos somos especiales desde nuestra individualidad.
—También abre el debate para seguir cuestionando los paradigmas de belleza que aún se le exigen a la mujer...
—Sí, a la mujer, a los hombres, a todos. Soy consciente que me sigue un público mayormente joven y estoy atenta y sé lo que pasa y a mí como joven me pasa. De sentir que más allá de que hemos avanzamos mil como sociedad siempre quedan los resabios de estas cosas que han quedado tan marcadas de otras generaciones. Las redes pueden ser muy crueles con un montón de gente, el mundo del haterismo siempre presente. Por eso me parecía lindo compartir este mensaje poderoso, en lo que creo fervientemente, que cada uno tiene lo suyo: su onda, su belleza, eso que cada uno sabrá que lo hace diferente. Lo diferente es lindo, lo diferente no está mal. Yo pienso eso desde que soy muy pendeja, poder ponerlo en canciones está bueno y es realmente un concepto que me acompaña y en el que creo.
—¿La maternidad es otro mandato que le hacen o han hecho sentir alguna vez?
—No, nunca lo sentí. Me hacen siempre la pregunta de si quiero pero me parece natural y hasta bonita porque te ven pareja y consideran que en algún momento será algo que va a pasar. Que capaz sí, seguro. Pero no es algo que yo me imponga por una cuestión de presión social ni mucho menos, que va aflojando generación tras generación, supongo que en el momento que quiera me sucederá o a los dos nos sucederá. Y si fuera la decisión que no, me parece bien también porque claramente el mundo en ese sentido también cambio. De hecho estamos todas inmersas en una lucha que tiene que ver con la decisión personal, ¿viste? y en esa decisión personal entra todo el no querer, el que no te importe una presión social al respecto o capaz sí lo querés y lo buscas.
—¿El ritmo de vida que lleva no atenta contra un proyecto de familia?
—No, creo que todo va de la mano. El tema es sentir que tenés ganas o que es el momento. Yo laburo mucho, me gusta lo que hago entonces pongo como la vida en eso, pero a medida que vas madurando en muchos sentidos eso empieza a ser una cosa que te das cuenta si la querés o no la querés. No es algo que voy a permitir que me impongan ni me lo autoimpondría. Me nacerá naturalmente cuando tenga que ser.
—También confesó sentir pánico al respecto.
—¡Claro! Y después si nos adentramos en la tarea en sí me parece wow. Yo tengo un sobrino maravilloso, mi hermano varón acaba de tener a su primer hijo y tengo dos sobrinos en total. Y veo a mi hermana que hace 8 años es madre de Santino y me parece tipo maratónico, una superheroína. O la veo a mi vieja que tuvo tres pibes y no puedo creer el amor y el ovario que hay que ponerle a esta situación, ambos padres. Pero la madre tiene un rol tan fuerte en la vida de ese ser que hay algo que me da como un pánico, ¿viste? Lo respecto profundamente y es por eso ese miedo lógico de que hay un ser que va a depender de vos forever, es un gran acto de amor.
—¿Es la primera vez que convive tanto tiempo con su novio, Santiago Mocorrea?
—Sí, la historia de mi pareja es que siempre estábamos de un lado a otro por nuestros trabajos y esta situación, como a todos, nos obligó a estar dentro de casa pero nos llevamos increíble, no tenemos ningún rollo. Y hasta antes de esta pandemia encima yo estaba en otro país, que iba y venía cuando podía, y nos extrañábamos mucho. Así que en algún punto, si vamos a decir cosas positivas, sin duda el hecho de estar realmente tantos días juntos, algo no habitual para nosotros, fue bastante copado. Hay parejas que se llevaron como el orto y terminaron mal. Pero en nuestro caso cero, somos súper relajados los dos y nos llevamos súper bien.
—¿Y en ese “relajo” se establecieron nuevas reglas de convivencia?
—No, creo que naturalmente ambos hicimos tareas y cosas que no solíamos hacer. No era muy habitual que nos pusiéramos a cocinar los dos a la noche. Capaz yo hacía algo, o él o pedíamos algo. Zafábamos en la vida ajetreada. Pero en esta circunstancia se volvió medio una tarea de a dos y eso es un poco original para nosotros.
—¿Antes la cocina no era de a dos?
—No, medio que él es un gran asador aunque yo tengo mis platitos humildes predilectos y vamos polulando por ahí. Y como en todas las familias se volvió el plan del día el “¿qué vamos a comer?”. Yo soy muy simple y te hago cosas tipo… (Piensa). Por ejemplo, hace un rato hice el almuerzo para los dos: pasta, unos penne rigatti integrales con palta, tomate y queso, ponele. Parece una pelotudez. Pero es una ensalada fría copada y yo me siento orgullosa. (Se ríe) También nos mandamos un salmón con papas y nos hacemos medio los gourmet con alguna salsita. Pero somos muy del asadito asique salió mucho el asado para dos en la cuarentena.
—¿Reconquistar al otro es un buen ejercicio en casa?
—No sé, ni lo pienso lo que me estás diciendo. Nuestros amigos que nos ven de afuera siempre nos dicen que juntos tenemos como un relax total aunque somos muy distintos los dos. La conquista es cotidiana normal, no es que yo me impongo: “ahora que estamos en cuarentena…”. Estamos conquistados de hecho y lo otro se sostiene solo.
—¿Pero el pijama no ayuda, no?
—Bueno, me suele decir que le gusta más ese look que cualquier otro. Así que por suerte la simpleza le cabe (risas). Me prefiere así, más real, sin make up. Obvio que tengo mis momentos beauty y me hago mis máscaras y uso cremitas para la piel y boludeces todas porque laburo con la cara, pero no es tan seguido digamos.
—Su imagen sobre el escenario y en sus videoclips es muy distinta. ¿Se hace cargo también de esa sensualidad?
—Sí, no me parece algo por lo cual hacerse cargo o no, es como que está. ¿Viste como cuando alguien tiene un sex appeal y no se da cuenta que lo tiene y decís “qué onda que tiene esta persona” porque es genuino? Yo vivo la sexualidad, o mi parte más sensual si se quiere, súper libre. No es que quiero verme sexy entonces… No. O estoy escribiendo una canción que quiero que sea medio sexy o explotar esa parte y es lo que sale y es súper genuino también. Normalmente la sensualidad impuesta se nota, hay gente que se hace la sexy, yo me re doy cuenta y me parece cero atractivo eso. Y normalmente la gente que no se da cuenta es piola porque es el doble de sensual o de sexy. Yo con las canciones y las letras juego con eso, me divierte y me parece que el género musical que propongo acompaña muy bien esa onda pero siempre desde un lugar verdadero. No hacerme la sexy porque sí. Y todo ese mood me parece lindo y que acompaña muy bien el pop urbano de alguna de mis canciones.
—Siempre fue de noviazgos largos y de conservar buen vínculo con sus ex parejas como Peter Lanzani o Benjamín Amadeo, algo no tan habitual.
—Sí, creo que cuando uno termina una relación y tiene buena onda es lindo. Primero porque humanamente es bonito y yo no soy una persona que queda resentida o enojada, de verdad no soy así no me sale con la gente. Normalmente suelto esas cosas, me pasa desde que soy chica naturalmente. Me encanta que al otro le vaya bien, no pienso tanto en cómo se ve de afuera. Así como también me gusta sentirlo de la otra persona cuando se genuinamente me dicen: “che boluda, qué bueno tal cosa”. Está ese cariño natural porque esa persona fue parte de tu vida que no es una boludez.
—¿Y cuando no sucede —como en otras relaciones que tuvo también de público conocimiento— aprende algo?
—Sí, obvio también podes aprender a decir: “bueno, en el futuro ya estoy mejor parada en tal o cual cosa”. No siempre la pasamos bárbaro en el amor. A veces tenemos experiencias que capaz te golpean o no fueron del todo maravillosas y no está mal tampoco que te pasen. Es borrón y cuenta nueva. Capaz no tenes la mejor relación pero cada historia es cada historia.
—Regresó a España para retomar la serie “Sky Rojo” luego de que se la criticara por subirse a un avión en un momento tan sensible. ¿Le intriga la nueva modalidad de trabajo en un set?
—¡Sí! Porque aparte es medio surreal todo, porque no es que hubo un quilombo económico y el mundo se está acomodando, se trata de un virus, algo que no vemos y afecta un montón de gente. La palabra pandemia ya de por si paraliza, todo es un contexto bastante extraño y yo llego acá con mucho respeto a un lugar que pasó por la pandemia y la golpeó fuerte a acomplarme a mi laburo. Todavía no me comunicaron los protocolos que se usaran para volver a rodaje. Supongo que serán estrictos y mucho, pero bueno acá están en otra fase, un pasito más adelante porque en Argentina estábamos súper encuarentenados, con un Presidente que lo extiende todavía así que veremos.
—-Su pareja se quedó en Buenos Aires. ¿Le costó más la despedida en este contexto?
—Sí, capaz no es tan feliz en un contexto de incertidumbre y de cuándo habrá vuelos para visitar. Pero él está trabajando más que nunca como todos los que de a poquito van pudiendo retomar sus trabajos. Ya veremos en un futuro cómo nos vamos acomodando las agendas como hemos hecho siempre. Es lo que tenemos enfrente y habrá que sobrellevarlo.
FOTOS: Iván Resnik
AGRADECIMIENTOS: Make up y pelo: Lucia Scarselletta, LALI+47 “beat Street”. Sony Music.